Dos meses de confinamiento estricto en todo el mundo dejaron una cosa clara: aún no es demasiado tarde para el planeta. Porque si esa breve interrupción de las actividades humanas provocada por la pandemia bastó para que los niveles de contaminación se desplomaran de manera exponencial y cielos y mares recuperaran su color habitual, quiere decir que todavía hay esperanza para combatir el cambio climático. Eso sí, hay que actuar ya. Sin excusas, con determinación y trabajando juntos desde todos los ámbitos posibles.
Ese espíritu de colaboración en defensa del único planeta habitable que tenemos es el que llevó en julio de 2020 a Banco Santander, Bradesco e Itaú Unibanco a unir sus fuerzas en un proyecto sin precedentes destinado a revitalizar el Amazonas. La paulatina deforestación que desde hace tres décadas sufre el principal pulmón del planeta a causa de incendios, plagas y, sobre todo, una expansión descontrolada de ganadería y cultivos agrícolas es una de las mayores amenazas a las que nos enfrentamos. Y es que los bosques son una de las principales defensas que el planeta tiene para neutralizar las emisiones de efecto invernadero.
Según estimaciones de la FAO, desde 1990 se han perdido alrededor de 420 millones de hectáreas de bosque, una sangría que avanza imparable año tras año. Concretamente, según Imazon, entre enero y junio de 2021 se han perdido en la Amazonia 4.014 kilómetros cuadrados de vegetación, un 55% más que el mismo período del año pasado.
Para ayudar a detener esta deforestación, los tres mayores bancos de Brasil han puesto en marcha Plan Amazonia, un proyecto que contempla diez medidas clave para promover el desarrollo sostenible del Amazonas en tres frentes prioritarios para la región: conservación del medio ambiente y desarrollo de la bioeconomía, inversión en infraestructura sostenible y la garantía de los derechos básicos de la población de la región amazónica.
“El primer año ha sido una experiencia de aprendizaje, durante el cual se ha creado un consejo asesor formado por personas expertas y con experiencia en la región. Además, nuestros equipos de sostenibilidad y negocio agro profundizaron en el conocimiento del Amazonas para aprender de la región. Como resultado, estamos mucho mejor preparados para operar allí”, destaca Sergio Rial, presidente del consejo de administración de Santander Brasil.
Cuatro ejes principales
Un año después de su puesta en marcha, el proyecto entra en una nueva fase en la que se ha dado prioridad a cuatro objetivos principales: los cultivos sostenibles, la bioeconomía, la ganadería y la regularización de tierras. La estimulación de las cadenas sostenibles en la región, como el cacao, el açaí o las nueces, mediante líneas de financiación diferenciadas y/o instrumentos financieros y no financieros es una de las vías que la entidad presidida por Ana Botín tiene para impulsar la economía sostenible en la zona. “El capital es el gran inductor de la transformación. Si se reconoce a las buenas empresas y al mismo tiempo restringimos las que, en esencia, no observan un desarrollo a largo plazo, significará movilizar el capital en la dirección correcta”, destaca Sergio Rial.
Santander realiza una revisión anual de más de 2.000 clientes corporativos con respecto a sus estándares ESG
Para garantizar que esos fondos llegan a buenas manos, el Santander realiza una revisión anual de más de 2.000 clientes corporativos con respecto a sus estándares ESG. Todos los préstamos solicitados a Santander Brasil por granjeros y ganaderos son revisados en busca de sanciones gubernamentales por deforestación ilegal. Si se concede la financiación, Santander comprueba a diario que no haya nuevas sanciones por deforestación sobre estas empresas. Estas solicitudes son revisadas para asegurar que no haya problemas de superposición de territorios con ninguna reserva indígena oficialmente reconocida.
Esta labor de supervisión y gestión de riesgos incluye el análisis de imágenes por satélite de más de 12.000 propiedades que el banco está financiado o que sirven de aval. Una empresa especializada suministra información diaria sobre cualquier embargo en zonas deforestadas, trabajos forzados o incursiones en territorios indígenas, entre otras. En caso de verificarse alguna ilegalidad, Santander Brasil tiene la facultad contractual de declarar el vencimiento anticipado de la deuda y exigir su pago.
Otras medidas
Respecto a los otros ejes del proyecto, Santander trabaja en el área de la bioeconomía para incrementar la baja cuota de mercado de los productos amazónicos, que en la actualidad es de 300 millones de dólares al año y representa solo el 0,17% de los mercados globales en los que opera.
Por lo que se refiere a la ganadería, se han definido una serie de indicadores clave de rendimiento (KPI) para que los bancos supervisen la evolución de sus propias carteras de crédito.
“Nuestra visión del futuro es el bosque en pie y correctamente puesto en valor, prestando servicios ambientales al planeta, y esto implica negocios. El uso económico del bosque en sus diversas formas es parte de la ecuación de mantenerlo en pie”, señala Rial.
Una visión y unos esfuerzos que solo podrán llegar a buen término si son compartidos por todos los agentes implicados. Como indica el “presidente del consejo de administración de Santander Brasil, “después de este primer año, estamos aún más seguros de que esta responsabilidad debe repartirse entre las diversas entidades que operan en la región, desde el Gobierno, los empresarios, las organizaciones serias del tercer sector que operan en la región, hasta los propios ciudadanos locales”.
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