Todas las crisis tienen también su lado positivo: la oportunidad de salir más fuertes y también la opción de conseguir cambios radicales en las formas y costumbres de la sociedad. Después de cada periodo de dificultad surgen movimientos económicos, sociales y culturales que hacen avanzar. Y esta crisis sanitaria no será la excepción.
La covid-19 nos ha enseñado, entre otras cosas, lo importante, además de necesario, que es vivir en un mundo sostenible. Los meses de confinamiento dieron un respiro al medioambiente y se mejoraron los niveles de polución en las grandes ciudades. Según datos analizados por Greenpeace, la contaminación en Madrid y Barcelona se desplomó hasta "mínimos históricos" como resultado del confinamiento. Según un informe de la Red Eléctrica de España, los niveles de polución de la capital española cayeron un 60% en abril de 2020 con respecto a los del año pasado.
Un estudio de la Organización Mundial de Meteorología señala que entre enero y abril de este año, las emisiones disminuyeron de media un 8,6 % con respecto a los valores del mismo periodo en el año anterior. El descenso más abrupto se alcanzó el 7 de abril, con una caída de emisiones del 17 % con respecto al mismo día en 2019. Con ello, tras la recuperación de la movilidad y de la actividad industrial, se calcula que a finales de año solo se habrán reducido un 4,2% las emisiones.
Para el vicepresidente primero de la Comisión Europea y responsable del Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans, la crisis provocada por la pandemia es una oportunidad para mirar al futuro y tomar decisiones que aseguren una sociedad más resiliente de cara a la próxima crisis, “sea económica, ecológica o sanitaria”.
Y es que aunque parezca anecdótico, la mala calidad del aire está asociada a enfermedades respiratorias, que pueden verse agravadas por la Covid-19, y solo hay un modo de revertir esta situación: concienciando y trabajando juntos por una reconstrucción que tiene que ser verde.
Un compromiso de todos
Este será un asunto que se debatirá en la próxima sesión de la Conferencia Internacional de Banca, impulsada por Banco Santander y este año muy condicionada por la Covid-19 y su impacto en la sociedad. Por ello, este encuentro, que se está celebrando por primera vez de forma virtual, tiene como fondo reflexionar sobre la reconstrucción del mundo en la era post-covid.
La Conferencia consta de cinco sesiones, donde se aborda la recuperación desde diferentes puntos de vista. Se tratan temas sobre la colaboración público-privada, la digitalización de los servicios financieros, la recuperación sostenible y la lucha contra el cambio climático, así como la globalización cooperativa (Alianza Europa-EEUU).
Este jueves 22 de octubre a las 16:00 se pondrá foco en la lucha contra el cambio climático a través del testimonio de numerosos expertos como Peter Bakker, presidente y CEO de WBCSD; José María Linares, vicepresidente ejecutivo de Banco Santander y director general de Santander Corporate & Investment Banking; y Teresa Ribera, vicepresidenta cuarta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica.
Una tarea que debe ser responsabilidad de todos los agentes sociales: ciudadanía, Estado y empresas, con especial atención en aquellas que, por su tamaño, como Banco Santander, tienen una posición más aventajada para liderar este trabajo conjunto.
Consciente de ello, la entidad contempla en su hoja de ruta apostar de manera contundente por proyectos sostenibles que nos ayuden a preservar la salud de nuestro planeta, con el claro objetivo de liderar la transición hacia una economía verde, dentro de sus políticas de banca responsable.
De hecho, ha sido reconocido como el banco más sostenible del mundo según el Dow Jones Sustainability Index (DJSI) 2019. Este reconocimiento refrenda el objetivo marcado por el Grupo de destinar 120.000 millones de euros en financiación verde hasta 2025. De cara a 2030, su objetivo es invertir 220.000 millones.
La meta de la entidad presidida por Ana Botín es usar la mitad de los fondos del bono para la refinanciación de proyectos de energía renovable eólica y solar ya en cartera desde finales de 2018, y la otra mitad para nuevos proyectos del mismo tipo en los próximos cinco años.
Los proyectos del Grupo Santander
Santander Argentina también ha participado en la colocación del primer bono verde emitido en el mercado primario de deuda local. La compañía emisora fue AES Argentina Generación S.A. y los fondos han ido a parar la financiación de un parque eólico en Neuquén de 100 MW (Vientos Neuquinos).
En Brasil, los tres mayores bancos privados, Bradesco, Itaú Unibanco y Santander, anunciaron en verano un plan integrado con el objetivo de contribuir eficazmente al desarrollo sostenible de la Amazonia. El material incluye 10 medidas, construidas en tres frentes identificados como prioritarios para la región: la conservación del medio ambiente y el desarrollo de la bioeconomía, la inversión en infraestructura sostenible y la garantía de los derechos básicos de la población de la región amazónica.
Este y otros temas de interés para la recuperación de la sociedad en la era post-covid, se están debatiendo en la Conferencia Internacional de Banca, que puedes seguir en directo.
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