Hablemos de futuro

La oportunidad de trabajar en lo que te gusta

Trabajar en lo que a uno le gusta es una legítima aspiración que todas las personas deberían tener la oportunidad de ver cumplida si se esfuerzan lo bastante y tienen

Trabajar en lo que a uno le gusta es una legítima aspiración que todas las personas deberían tener la oportunidad de ver cumplida si se esfuerzan lo bastante y tienen las dosis de suerte y talento necesarias para ello. Solo que a veces, ni voluntad, ni méritos ni la conjunción de los astros son suficiente garantía para lograr ese ansiado sueño profesional o académico. A veces, la vida conduce por caminos distintos a los inicialmente planeados y se precisa de un poco de ayuda externa que dé ese empujón final que hace falta para llegar a la meta.

Eso es exactamente lo que le ocurrió a Ángel Ruiz-Castizo. Hace seis años, y tras probar distintos caminos relacionados con el entorno clínico, este sevillano que hoy tiene 37 años se marchó a Valencia para cursar un máster en Reproducción Asistida. Fue un flechazo. “Cuando descubrí el mundo de la reproducción asistida supe que eso era a lo que quería dedicarme en el futuro”, asegura.

Eso sí, no sería una tarea fácil. Para poder costearse los gastos del máster y la estancia en su nueva ciudad de adopción tuvo que compaginar sus estudios con el trabajo de camarero en un bar de copas. Todo fue bien durante un tiempo. Consiguió acabar el máster y realizar unas prácticas curriculares en una de las clínicas de referencia en su especialidad en España. Al concluir estas, sus jefes le ofrecieron ampliar esa valiosa experiencia laboral en el laboratorio durante seis meses más; eso sí, sin cobrar. “Ahí fue donde todo se complicó porque tenía dos trabajos y muy pocas horas de sueño entre uno y otro”, recuerda.  Y es que cuando concluía su jornada en la clínica durante el día, comenzaba la del bar por la noche. Un ritmo que, aunque era joven y estaba motivado, sabía que no podría sostener durante mucho tiempo.

Más de 630.000 estudiantes, profesionales, emprendedores y pymes se han beneficiado de los programas de becas de Santander Universidades a lo largo de sus 25 años de trayectoria

“Llegó un momento en que tuve claro que necesitaba una ayuda”, admite.  El cielo se le abrió cuando alguien le habló de la Beca Santander de Prácticas en Pymes de Banco Santander. La solicitó, la obtuvo y aquella beca de prácticas remuneradas le permitió dejar el bar y centrarse en su trabajo en la clínica.  “La beca me dio la independencia económica que necesitaba para valerme por mí mismo. Era la oportunidad de mi vida, trabajar en lo que siempre había soñado y, además, sin tener que dejar mi país para labrarme un futuro”, destaca.

Seis años más tarde, Ángel sigue trabajando para la misma clínica que le dio aquella primera oportunidad, el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), solo que más cerca de casa, en la delegación de Almería, y ya como embriólogo contratado. “Mi trabajo me encanta porque mezcla ciencia y sanidad de una forma muy estimulante. Pero, sobre todo, porque me da la oportunidad de ayudar a personas que no pueden tener hijos por sus propios medios a lograr el sueño de ser padres. Y eso es muy gratificante”.

Objetivo: mitigar el hambre en el mundo

La historia de Paz Melero también tiene un final feliz. Esta joven investigadora del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas de Valencia ha podido optar a una beca de 50.000 euros del programa ComFuturo, que promueve la Fundación General CSIC con la colaboración de Banco Santander, a través de Santander Universidades, para impulsar el talento joven investigador y su empleabilidad en España. 

Esta inyección económica le permitirá proseguir con sus investigaciones sobre cómo prolongar la producción de frutos o semillas de cultivos básicos como el maíz o el trigo. Un trabajo que podría suponer el germen de una solución de futuro para el problema del hambre en el mundo y hacer frente a las necesidades alimentarias de una población en continuo crecimiento.

“Como buena ingeniera agrónoma, me interesa la parte de mi trabajo que se centra en resolver problemas. Por esa razón, uno de los aspectos que más me gusta de este proyecto es que, además de buscar la generación de conocimiento científico, se da mucha importancia a su dimensión práctica y de aplicación social”, relata.

En su caso, el problema que trata de resolver esta investigación becada entronca con el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 2 (Hambre cero) de Naciones Unidas. Un objetivo ambicioso que no arredra a esta científica. “Básicamente, tratamos de alargar la vida de los cultivos y retrasar su oxidación, de manera que produzcan alimento durante más tiempo”, explica.

La beca no solo le va a permitir extender estas investigaciones durante los próximos tres años, sino que también supone un espaldarazo para su carrera. “Te brinda independencia y la posibilidad de decidir y proponer ideas para el desarrollo del proyecto con mayor libertad. Un paso necesario y que se valora mucho en una carrera científica”, comenta.

El programa de becas de Banco Santander imprimió un cambio de orientación a principios de este año, centrándose en algunas de las claves que toman fuerza en el escenario académico y profesional post pandemia

25 años al servicio de la educación superior

Tanto Ángel como Paz son dos de los más de 630.000 estudiantes, profesionales, emprendedores y pymes a los que Banco Santander ha apoyado a través de sus programas de becas, que desarrolla a través de Santander Universidades y que ha cumplido 25 años de trayectoria. Un cuarto de siglo de compromiso con la formación, la empleabilidad de jóvenes y no tan jóvenes y el emprendimiento, que ha representado una inversión de más de 2.000 millones de euros en educación. Un camino trazado de la mano de más de 1.000 universidades e instituciones de 11 países con las que mantiene acuerdos de colaboración y muchos años de entendimiento.

El programa, que ha ido evolucionando con el tiempo en función de las necesidades y tendencias laborales de cada momento, imprimió un nuevo giro a su orientación a principios de este año, centrándose en algunas de las claves que toman fuerza en el escenario académico y profesional post pandemia, como la necesidad del aprendizaje continuo, el reciclaje profesional y la adaptación a entornos cada vez más digitalizados. Programas de los que pueden beneficiarse tanto estudiantes como profesionales que quieren reorientar su carrera profesional, avanzar hacia otras direcciones o adaptarse a los nuevos empleos emergentes.

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