España y vino son dos conceptos íntimamente ligados desde que los fenicios introdujeran esta mítica bebida en los cultivos peninsulares hace más de 3.000 años. Desde entonces, España ha sido un país marcado por sus excelentes vinos, un valor que constituye un pilar de la Marca España y una seña de identidad de nuestra gastronomía y nuestra economía. Una industria pujante que tiene en la vendimia de los meses de septiembre y octubre uno de sus puntos culminantes del año.
Por tradición, por calidad y por volumen, el sector vitivinícola se sitúa a la cabeza de las actividades agroalimentarias en España. Según datos de la Federación Española del Vino (FEV), nuestro país cuenta con 941.086 hectáreas de viñedo, lo que representa el 13% del total mundial y lo convierte en el primer viñedo del planeta. Con una producción media de 40 millones de hectolitros, somos el tercer productor mundial, exportando a 189 países. Las 4.133 bodegas españolas facturaron 5.381 millones euros en 2021, aportando a la cadena de valor del vino un 2,2% del valor Añadido Bruto en España y el 2,4% de los empleos totales.
España cuenta con 941.086 hectáreas de viñedo, lo que representa el 13% del total mundial y lo convierte en el primer viñedo del planeta
Estas cifras ponen de manifiesto la importancia que a todos los niveles tiene la industria vitivinícola para el país. Una importancia que contrasta, sin embargo, con una sensación de olvido de todo el sector agroalimentario por parte del conjunto de la sociedad. El aislamiento de las zonas rurales, una cierta brecha tecnológica y el auge de otros sectores más novedosos han podido relegar al entorno agro a un segundo plano en la consideración social. Pero la pandemia sirvió como recordatorio del papel esencial que juega el campo como sostén alimentario de todo el país. Un periodo especialmente duro en el que este sector no solo estuvo a la altura de las circunstancias, sino que superó con creces todas las expectativas, reivindicándose con fuerza como motor de compromiso, innovación y crecimiento.
El sector agroalimentario dio un paso al frente cuando más se le necesitaba, aunque eso no quiere decir que no pase por sus propias dificultades. En el entorno específico del vino, el cambio climático –con sequías e incremento de temperaturas que afectan a la maduración de la uva–, la guerra de Ucrania, la inflación o la escalada de precios de los carburantes, energía y materias primas acrecientan los problemas de la industria vitivinícola en la gran cita anual de la vendimia.
Según estimaciones realizadas por el Consejo Sectorial Vitivinícola de Cooperativas Agro-alimentarias de España, el pasado 29 de agosto, las previsiones para la campaña de la vendimia de este año son de 36,2 millones de hectolitros de vino y mosto en el territorio nacional, es decir, una de las más bajas de los últimos años. Más dificultades para un sector que, no obstante, sigue buscando nuevas fórmulas que le permitan continuar siendo un referente exportador y motor de empleo en España.
Ayudas financieras a la vendimia
Para ayudar a esas miles de empresas de todos los tamaños que trabajan el vino en España, y coincidiendo con la llegada de la vendimia, Banco Santander ha lanzado una serie de productos específicamente destinados al sector. Con ellos, busca reforzar la liquidez de las empresas vitivinícolas para ayudarlas a compensar los elevados costes de producción y exportación que afrontarán durante los próximos meses.
Entre los productos financieros que la entidad pone a disposición de estos productores, destaca Agroconfirming, el principal medio de pago digital con el que bodegas y cooperativas podrán pagar a los viticultores. Este producto financiero responde a las crecientes necesidades de financiación del sector como resultado, por ejemplo, de la entrada en vigor de la Ley de Mejora de la Cadena Alimentaria. La norma obliga, entre otras cuestiones, a que la uva entregada esté previamente amparada por un contrato, a que se conozca el precio de antemano y a que sea liquidada a los 30 días de la entrega del último remolque de uva.
Durante el primer semestre de 2022 Santander financió al sector agroalimentario español con 2.175 millones de euros, un 4% más que en el mismo periodo del año anterior
Otra de las vías a través de la cual Banco Santander apoya a los profesionales del vino es mediante el Anticipo Cosecha. Se trata de un producto que permite adelantar los fondos esperados procedentes de la uva que los viticultores entreguen en su cooperativa. Además, la entidad financiera también apoya al sector con inversiones destinadas a la mejora del negocio, así como a la reestructuración y reconversión de viñedos.
Seguros e internacionalización
Con la actual inestabilidad climática, las actividades agroalimentarias son una apuesta más arriesgada que nunca. De cara a reducir esa incertidumbre, Santander pone a disposición de los viticultores una gestión ágil y flexible y toda su experiencia en la contratación del seguro de viñedo, un escudo fundamental ante cualquier adversidad climática. Además, también ofrece la financiación de la prima del seguro en condiciones preferentes.
Ayudar a la internacionalización del sector, que ya exporta más del 50% de su producción, con Estados Unidos como uno de los mercados receptores más destacados, es otro de los focos del Santander. La entidad ayuda a pymes y exportadores a vender su producción en el exterior, para lo cual se apoya en su experiencia internacional y su red de especialistas en los países donde opera
Especialistas en el sector agroalimentario
Santander apoya la producción agraria a través de sus más de 1.000 oficinas especializadas en el sector agroalimentario. Un apoyo que se tradujo en 2.175 millones de euros en financiación para el ramo durante el primer semestre de este año, lo que supone un 4% más que en el mismo periodo del año anterior.
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