No es un tópico; el agua es salud. Cuando el trabajo se pone cuesta arriba o la familia es un muro, escapar unos días puede ser la solución. Un balneario ya no tiene nada de esnob o presumido -en realidad nunca lo tuvo-. Pero más allá de eso, es casi una cuestión de necesidad. En toda buena estación termal, el objetivo es que las aguas mineromedicinales no sean sólo placenteras, un mero placebo como las de un spa o incluso un centro de talasoterapia, sino que su utilidad terapéutica -científicamente contrastada- tenga un efecto real en el cuerpo.