Termina el verano para la gran mayoría de mortales y no queda otra más que buscar argumentos, anhelos, deseos, objetivos, que por muy espurios que sean, ayuden a levantar la cuesta de septiembre, que esa sí que es cuesta. Y la música siempre está ahí, cierto. Pero es ésta una época en la que centrarnos en nuestros grandes ídolos de siempre nos hace sentir más viejos de lo que somos. No, llegamos tan rejuvenecidos de tanta playa, tanto sol y tanta discoteca, que nos merecemos seguir siendo jóvenes por un tiempo. Machacar al síndrome post-vacacional es el objetivo.