Internacional

Los hitos de 2021: de la debacle de los tótems del populismo al auge de Marruecos

Para la historia de EEUU, la fotografía que encabeza este artículo es tan trascendente como la que inmortalizó a un general survietnamita ejecutando a un prisionero maniatado en una calle

Para la historia de EEUU, la fotografía que encabeza este artículo es tan trascendente como la que inmortalizó a un general survietnamita ejecutando a un prisionero maniatado en una calle de Saigón. Una cambió el rumbo de la guerra de Vietnam al convertirse en el arma más poderosa del movimiento antibelicista; la otra -la de Jacob Chansley, el rostro del asalto al Capitolio-, representó el apogeo de una polarización política y social sin precedentes en un país que nunca ha sufrido un golpe de Estado. Fue Donald Trump, incapaz de aceptar su derrota en las urnas, quien instigó aquella jornada caótica. La toma del Capitolio por parte de una turba de seguidores del magnate dio inicio a un año marcado por el descenso a los infiernos de las 'estrellas' del nuevo populismo, como el propio Trump o el 'premier' Boris Johnson, el artífice del Brexit. Estos son los hitos globales de 2021.

Trump y el 'Día de la Vergüenza'

El magnate inmobiliario que alcanzó el Despacho Oval con el mantra de 'America First' no tuvo reparos en poner en duda el sistema electoral estadounidense tras su derrota frente a Joe Biden en las presidenciales de noviembre de 2020. En realidad, Trump había agitado el fantasma del "fraude electoral" incluso antes de la jornada de votación. Una grabación obtenida por la CNN y difundida por el diario ‘The Washington Post’ evidencia su estrategia: después de intentar impugnar los resultados en cada estado con un aluvión de demandas el magnate presionó al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, para que “buscase” votos que anularan los comicios. Lo único que consiguió fue dividir al país. Poco después llegó el ‘Día de la vergüenza’: mientras los miembros del Congreso se reunían para certificar los resultados de las presidenciales, Trump ofreció un discurso incendiario ante la Casa Blanca para miles de sus seguidores, que habían marchado por Washington contra el supuesto “fraude”. La masa, azuzada por su líder, tomó el Capitolio al asalto. Hubo cinco muertos.

Trump, el presidente marcado por el 'Russia gate', fue instigador de uno de los episodios más bochornosos de la historia de EEUU pero ello no quiere decir que haya perdido el apoyo de su base electoral. Ante la falta de rivales de peso, el magnate aún es el gran referente para los votantes republicanos -el 47% le apoyaría en unas primarias, según una encuesta de Harvard CAPS-Harris, un porcentaje que otros sondeos elevan hasta el 67%-. Así, un año después de que buena parte del partido condenara su papel en el asalto del 6 de enero, los republicanos se unen en torno al expresidente como candidato para 2024. Jacob Chansley, el chamán del asalto al Capitolio, no tuvo tanta suerte: fue condenado a más de tres años de cárcel.

Putin 'entierra' a la oposición

En 2021, el líder ruso ha vuelto a marcar el devenir de varios frentes internacionales, como el conflicto en Ucrania -la guerra olvidada de Europa- o la crisis en la frontera de Polonia, un escenario clave para la OTAN en sus esfuerzos por contrarrestar la influencia del Kremlin en su frontera oriental. Mientras el descontento social aumentaba en Rusia espoleado por el empeoramiento de las condiciones de vida, la corrupción y el nepotismo, los rusos dieron un toque de atención a Vladimir Putin en las elecciones legislativas de septiembre. Cierto es que su partido, Rusia Unida, consiguió cerca de la mitad de los votos -en medio de las graves irregularidades constatadas en los comicios-, pero perdió cinco puntos respecto a las elecciones de hace cinco años. Por el contrario, el Partido Comunista de la Federación Rusa (KPRF) logró un aumento significativo de apoyos (20%) después de que el opositor Alexéi Navalny lanzara la campaña "Voto Inteligente". El azote del Kremlin, pragmático como de costumbre y con millones de seguidores en las redes sociales, animó a los votantes de todas las ideologías a respaldar al candidato o partido con más posibilidades de derrotar a Rusia Unida. Su estrategia funcionó: la mayoría de los candidatos recomendados pertenecían al Partido Comunista.

Dicho toque de atención ha acrecentado la obsesión de Putin por frenar a la oposición, una obsesión que viene de lejos. En los primeros compases del año, mucho antes de las elecciones, Navalny fue arrestado poco después de aterrizar en la capital rusa procedente de Alemania, cinco meses después de sufrir un envenenamiento del que acusa a las autoridades rusas. Un tribunal de Moscú le condenó a una pena de tres años y medio de cárcel por incumplir los términos de su libertad condicional -esto es, Navalny había faltado a sus comparecencias relacionadas con dicha libertad condicional cuando estaba en coma en un hospital alemán recuperándose de un intento de asesinato con el agente nervioso Novichok-. Con esta maniobra, Putin avanzó en su intento de eliminar toda posibilidad de participar en política al líder opositor y su círculo.

El rearme de Marruecos

Marruecos estrenará el año 2022 con el mayor presupuesto militar de su historia. Sumida en un pulso con su tradicional enemigo, Argelia, y en plena escalada de tensión en el Sáhara occidental, el reino alauí inició hace años una escalada armamentística para erigirse como potencia hegemónica en el norte de África. Aún está lejos de su gran rival -con quien rompió relaciones en verano-, pero las cuentas de 2021 recogían un incremento en el presupuesto de Defensa de un 30% (4.295 millones de euros) que se ha traducido en contratos milmillonarios con empresas estadounidenses. En octubre, poco antes de que Argelia y Marruecos trasladasen tropas y baterías de misiles a la frontera, el Pentágono aprobó un acuerdo entre Lockheed Martin, el mayor fabricante de armas del mundo, y las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos para dotar a Rabat con el sistema de defensa aérea de Estados Unidos. Washington también aprobó la venta de un paquete que incluía 36 helicópteros de ataque AH-64 Apache y otras armas y equipos de mantenimiento asociados.

Se prevé que el total de la inversión dedicada a Defensa alcance los 5.900 millones en 2022, el mayor presupuesto militar de la historia del reino alauita. Todo ello cuando los analistas han advertido que, a mayor músculo militar marroquí, menor será la capacidad de España para hacer frente a las situaciones de tensión que se produzcan en la región.

La virulencia del clima

2021 también será recordado por la virulencia de los desastres naturales. Más de 220 personas murieron en las inundaciones de julio en Alemania y Bélgica, la catástrofe natural que más dinero ha costado a la región en el último medio siglo y también la segunda más elevada del mundo, después de las inundaciones de Tailandia del año 2011. Los fenómenos meteorológicos extremos han provocado pérdidas globales aseguradas de alrededor de 92.000 millones de euros, según las estimaciones publicadas por el Instituto Swiss Re a mediados de diciembre. La cifra supera la fortuna de Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, y supone un incremento del 17% con respecto a 2020.

Solo unas semanas después de las inundaciones en Europa occidental, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU publicó el informe más completo y concluyente sobre la crisis climática. El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó el informe como "un código rojo para la humanidad", y señaló que "el calentamiento global afecta a todas las regiones de la Tierra, y muchos de los cambios se vuelven irreversibles". Aún así, el único acuerdo que alcanzó la COP26 fue "comprometerse" a acelerar las acciones para durante esta década. La Cumbre de Glasgow se ahogó en promesas mientras la sociedad civil denunciaba que los pactos alcanzados eran insuficientes. El texto sobre el descenso gradual del uso de carbón fue un logro pero no se alcanzaron, por ejemplo, metas definidas sobre la financiación para asistir a los países a lidiar con el cambio climático.

Los talibán y la 'nueva' yihad

La guerra más larga de la historia de EEUU acabó con una retirada caótica. Veinte años -y 2,2 billones de dólares- después de la invasión de Afganistán, los talibán vuelven a estar en Kabul. La victoria de una insurgencia de escasos recursos sobre la mayor potencia militar del mundo y su regreso al poder supuso el renacimiento de una amenaza que enturbia los sueños de los líderes occidentales. Aparte de la tragedia para la población afgana, el principal efecto de la caída de Kabul fue psicológico: no solo ha resurgido el temor a que Afganistán se convierta otra vez un refugio para grupos terroristas en el que puedan prosperar; el factor motivador también puede impulsar el reclutamiento para una yihad que ya controla territorios en un buen número de países pobres e inestables. Desde África y Oriente Medio hasta el sur de Asia, los grupos yihadistas celebraron el "triunfo del Islam" convencidos de que una guerra asimétrica que se eterniza en el tiempo termina, irremediablemente, con la retirada de las potencias extranjeras. 

El terrorismo vinculado a la insurgencia yihadista ha disminuido en los últimos años, hasta el punto de que la cifra total de muertes por atentados o ataques se redujo un 59% entre 2014 y 2019, según el Global Terrorism Index. La excepción es África, sobre la que se posan los focos tras la ofensiva relámpago de los talibán porque los grupos yihadistas están en auge y extienden sus operaciones por amplias zonas del continente, como el (cercano) Sahel, el noroeste de Nigeria, Somalia o el lago Chad. El objetivo de la yihad ha evolucionado: ahora persigue alcanzar legitimidad en aquellos territorios que logra controlar. Su éxito en los últimos años, tras la caída del protoestado de Daesh en Irak y Siria, ha sido ganar pragmatismo en la búsqueda del poder, incluir a las comunidades locales en su agenda y comprender la necesidad de no provocar a las potencias extranjeras.

La caída del paladín del Brexit

Existen varias estrellas del Brexit, pero ninguna jugó un papel tan definitivo como Boris Johnson en la campaña del referéndum de 2016 para romper con la Unión Europea. Fue el actual 'premier', a quien el Brexit colocó en Downing Street, quien decantó definitivamente la balanza a favor del divorcio entre Londres y Bruselas -con argumentos falsos, por cierto, como su lema de campaña: "Cada semana enviamos a la UE 350 millones de libras que se pueden destinar al NHS (el Servicio Nacional de Salud)"-. Cinco años después, el NHS sigue al borde del colapso. La oleada de bajas entre trabajadores sanitarios por la pandemia, que esta semana ha superado los 100.000 contagios diarios en Reino Unido, amenaza el sistema sanitario, especialmente en Londres. La crisis de personal sanitario superaba las 180.000 bajas el día 19, un 54% más que la semana anterior. Todo ello en medio de la tormenta política que amenaza seriamente al paladín del Brexit, desatada por una cadena de escándalos que salpican al 'premier', especialmente la celebración de reuniones sociales en su residencia de Downing Street mientras los británicos se enfrentaban a las restricciones en 2020. El todopoderoso Johnson ostenta un liderazgo cada vez más debilitado. El ala más dura de los 'tories' se ha rebelado en el Parlamento contra su líder mientras el jefe de Gobierno sigue indeciso sobre las medidas para contener el avance de la ómicron. Además, un año después de materializarse el Brexit, Reino Unido continúa negociando con Bruselas un buen número de frentes abiertos, Gibraltar incluido.

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