El accidente de trenes del miércoles en los alrededores de la ciudad griega de Tempi, causado por un "fallo humano", ha dejado ya 57 víctimas, mientras 60 personas permanecen desaparecidas, según han confirmado las autoridades de Grecia.
Las labores de rescate están sometidas a unas condiciones difíciles, bajo las que el Cuerpo de Bomberos nacional tiene que operar. Los restos del tren se han convertido en un amasijo de hierros entre los que las labores de rescate y recuperación de cuerpos son lentas.
Los informes preliminares apuntan a que un tren de pasajeros -con 350 personas a bordo en la ruta entre Salónica (norte) y Larisa (centro)- se desvió por un carril equivocado, en el que se topó de frente con un tren comercial. La colisión provocó el descarrilamiento de tres vagones del tren de pasajeros.
Un "fallo humano"
El jefe de la estación de trenes de la ciudad griega de Larisa, detenido tras el suceso, habría reconocido su responsabilidad en el siniestro. Según las informaciones recogidas por el diario griego Ta Nea, el jefe de estación habría indicado durante una comparecencia ante las autoridades que el choque frontal se debió a un fallo suyo.
El hombre explicó que seguía los procedimientos para proceder al cambio de vía de uno de los trenes, pero el sistema no procesó la orden, dando lugar al fatal impacto. Poco después, según dicho medio, recalcó que se trataba de un fallo humano del que se responsabilizaba.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, confirmó el miércoles la dimisión de Konstantinos Karamanlis como ministro de Transporte e Infraestructura e informó de la dimisión de dos de los máximos responsables de la Organización Helénica de Ferrocarriles (OSE). Asimismo, declaró tres días de luto nacional a causa de la tragedia.
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