Internacional

"No habrá acuerdo con la UE mientras Cuba no respete los derechos humanos"

La vicepresidenta del Parlamento Europeo, Dita Charanzová (Praga, 1975) es una de las voces más activas de la política europea en la defensa de la democracia en países como Cuba

La vicepresidenta del Parlamento Europeo, Dita Charanzová (Praga, 1975) es una de las voces más activas de la política europea en la defensa de la democracia en países como Cuba o Venezuela. Ha viajado a Madrid para compartir una charla con Joaquín Almunia dentro una serie de conversaciones sobre Europa organizadas por la Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación Diario Madrid que cuentan con el patrocinio de Ferrovial y ACS.

Estira su agenda para atendernos en la sede de la Fundación Carlos de Amberes entre una reunión con el opositor venezolano, Leopoldo López y otra con representantes de una organización que defiende los derechos humanos en Cuba.

Pregunta: Europa parece fortalecida tras la gestión de la pandemia. ¿Siente que ha mejorado la percepción ciudadana gracias a la vacunación, al certificado de vacunación o a las ayudas económicas?

Respuesta: Sí, pienso que Europa salió fortalecida de la pandemia. En un primer momento resultó difícil porque, como sabemos, las políticas de salud son competencia de los Estados miembros, pero enseguida nos dimos cuenta de que trabajando juntos lograríamos un valor añadido. El hecho de atender las compras de las vacunas juntos y el hecho de coordinarnos en cuanto al proceso de vacunación nos fortaleció como institución y propició que ahora trabajemos juntos en el ámbito de la salud.

En cuestiones económicas, creo que acertamos con la decisión tan rápida de ayudar a las economías de los Estados miembros y a las empresas, a las pymes y a los ciudadanos en esta nueva etapa post pandemia.

Pregunta: ¿No cree que esas gestiones para lograr las vacunas han dejado la idea de que a Europa le falta capacidad negociadora?

Respuesta. Europa es muy dependiente en muchos sectores y está claro que, en los términos económicos actuales, si queremos seguir siendo una potencia, debemos pensar más en una soberanía europea que nos haga autónomos. La dependencia en cuanto a la exportación e importación de los medicamentos probó que éramos dependientes y eso necesitamos cambiarlo.

Pregunta. ¿La UE será capaz de cumplir su amenaza de condicionar las ayudas económicas a Hungría y Polonia al respeto de los derechos humanos y de sus valores fundacionales?

Respuesta: Los valores democráticos y el estado de derecho son los pilares claves de la UE. Esa fue la primera idea de los padres fundadores: crear un proyecto europeo de paz, un proyecto democrático y un proyecto de prosperidad, pero la prosperidad era la tercera prioridad. Si queremos vivir en una familia que tiene ciertas reglas, todos y cada uno tenemos que respetar esas reglas.

Pregunta. ¿Cree que los daños que ha supuesto para el Reino Unido la salida de la UE pueden cambiar la actitud de alguno de estos países y hacerles recordar que existe el artículo 50? ¿Favorecerá la salida del Reino Unido los avances en la Europa social y de la defensa que estaba bloqueando Londres?

Respuesta: Europa ha cambiado tras el Brexit. Tenemos un discurso diferente al que teníamos antes. Ahora hablamos de la necesidad de hacer más en favor de una política común de defensa, de hacer más en lo relativo a la política social y al mismo tiempo podemos observar que el Brexit no está siendo fácil para el Reino Unido, que es un gran país que tiene que enfrentarse ahora a muchos problemas solo. Creo que es un ejemplo para todas las fuerzas políticas de todos los países miembros. Deben darse cuenta de que abandonar este proyecto europeo tiene consecuencias graves.

Pregunta. Uno de los retos a los que se enfrenta Europa es el de agilizar el proceso de toma de decisiones porque esa lentitud limita significativamente su influencia, ¿la solución está en que deje de ser imprescindible la unanimidad?

Respuesta: Depende de la voluntad política, pero no creo que eso lo solucione todo. Si acabamos teniendo un sistema en el que 20 países aprueben una cuestión relativa, por ejemplo, a la política exterior, y 7 se muestren en desacuerdo con esa política y lo dejen claro, vamos a perjudicar mucho la imagen que la UE muestra al mundo. Pienso que lo que necesitamos es tomar las decisiones de una manera más rápida y que debemos también tener sensibilidad por los temas y sensibilidades de cada uno, porque la Europa de 27 no es como la de 15, es una UE donde se enfrentan los intereses de los países del sur con los intereses de los países del norte, pero también, y yo soy checa, veo división entre la Europa del este y la del oeste. Este es el gran desafío, buscar el equilibrio entre los intereses de todos.

Pregunta: ¿Qué lecciones saca Europa de lo que ha pasado en Afganistán?

Respuesta: Es una lección que afecta no solamente a Europa, sino también a la OTAN. Es cierto que los Estados Unidos jugaban un papel primordial en la decisión y, por tanto, tienen que asumir las consecuencias de esta decisión. Al mismo tiempo, esto nos ayuda a preguntarnos qué más podemos hacer nosotros a nivel de la UE y qué debemos aprender como europeos en el marco de la OTAN, porque yo sigo viendo el pilar clave de seguridad europea en la OTAN.

Pregunta: El Parlamento Europeo está muy activo en el impulso de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, que pretende dar voz a los ciudadanos. ¿Se podrán adaptar las leyes o los tratados europeos a las inquietudes planteadas por la ciudadanía?

Respuesta: Antes de nada, yo quería invitar a todos los ciudadanos a que levanten su voz y que participen en esta conferencia. Es algo único, es una novedad en el proceso europeo. Ahora es el momento de decir lo que cada ciudadano español, checo, o húngaro quiere que haga la UE. Este es el momento de movilizar a la ciudadanía en general y a la juventud en particular para participar en este proceso. Soy miembro de la Conferencia por parte del Parlamento Europeo, llevo los temas de la digitalización del mercado único y quiero hablar con los ciudadanos de diferentes países, quiero escucharlos. La COFOE es ese proceso, un propósito de escucha, para poner los temas sobre la mesa y hacer recomendaciones para el futuro. ¿Eso va a ser exitoso?, yo espero que sí.

Pregunta. Pero, con lo que nos cuesta en Europa la toma de decisiones, ¿conseguiremos hacer algo con las propuestas que surjan? 

Respuesta. Espero que sí. Estamos al principio del proceso y lo más importante en este momento es movilizar a la gente, porque si el proceso no lograra la participación de un porcentaje elevado de la ciudadanía, los resultados no serían representativos.

Pregunta. El Parlamento Europeo ha reiterado que no se puede negociar con países que no respeten los derechos humanos pero la UE está compuesta por distintas instituciones que no tienen una voz única, que no siempre hacen las mismas interpretaciones. ¿Cómo resolvemos esta dialéctica entre los valores y los intereses?

Respuesta. Es un equilibrio muy difícil en el ámbito de nuestra política exterior y de seguridad. Primero es necesario buscar el equilibrio a nivel nacional y luego a escala europea. Lo vemos con Rusia, lo vemos con China, pero lo vemos también con América Latina.

La UE tiene un acuerdo con Cuba, en cuyo proceso de ratificación, el Parlamento Europeo puso una condición clave, que Cuba respetara los derechos humanos y que se produjera un diálogo sobre los derechos humanos. Cuba ni siquiera cumple con este requisito. El Parlamento Europeo pidió por última vez la semana pasada, que el Alto Representante de la Política Exterior, Sr. Borrell, dé un paso adelante para poner de relieve nuestros valores fundamentales, que seamos sinceros con Cuba y les digamos que si no se cumplen esas condiciones tendremos que detener este acuerdo. Es un ejemplo. Yo soy parlamentaria y veo que el Parlamento Europeo lo tiene más claro que los representantes de los gobiernos.

Pregunta: A ese respecto, usted es una de las voces de la política europea que más activamente ha promovido iniciativas a favor de la democracia en países como Cuba o Venezuela. Se acaba de ver en Madrid con Leopoldo López y lo hará en breve con la organización que defiende los derechos humanos en Cuba, Prisoners Defenders. Más allá de condicionar los acuerdos bilaterales a determinados posicionamientos, ¿qué más puede hacer la UE para contribuir a que se respeten los derechos humanos en esos países y se avance hacia democracias reales?

Respuesta: Es nuestra responsabilidad promover la democracia y defender los derechos humanos en el mundo. ¿Qué podemos hacer concretamente? Primero, ayudar a las fuerzas democráticas en estos países. Segundo, utilizar nuestros instrumentos, dependiendo del país y del tipo de relación que con él tengamos. Por ejemplo, la UE tiene acuerdos con Cuba y Nicaragua, pero no con Venezuela. Con Cuba y Nicaragua entonces se puede usar el acuerdo como herramienta para presionar y exigir el respeto de los derechos humanos, pero lamento que de momento esa no es la política del Alto Representante Borrell. Todos los acuerdos con la UE tienen una cláusula democrática que permite suspender el acuerdo en caso de violaciones de derechos humanos y el Parlamento Europeo ha estado pidiendo la suspensión de ambos acuerdos. Lo tercero que se puede hacer es sancionar a los violadores de derechos humanos aplicando la nueva Ley Magnitsky europea. Y en último lugar, aunque no menos importante, respaldar a la Justicia, por ejemplo, en el caso de Venezuela que está en la Corte Penal Internacional.

Pregunta: América Latina nunca ha estado situada entre las prioridades de la UE. Tal vez el desinterés de la administración Trump (con muro incluido) hacia la región latinoamericana pudo aproximarnos temporalmente. ¿Fue un espejismo o cree que van a cambiar las relaciones entre ambas regiones?, ¿considera que Europa concede a Latinoamérica la relevancia que le corresponde?

Respuesta: Creo que Europa tendría que dar aún más relevancia a América Latina. Siempre digo que Europa y América Latina son socios naturales, pero necesitamos fomentar activamente esta asociación a través del diálogo y la cooperación continua. A través de acuerdos, entre otros, como el acuerdo UE-Mercosur, o la modernización de los acuerdos con México y Chile, que será importante aprobarlos lo antes posible. No solo por motivos económicos, también geopolíticos. Si aunamos nuestras fuerzas, América Latina y Europa podemos formar un contrapeso contra la influencia que está moviéndose hacia el este. Trabajando juntos también podremos afrontar mejor algunos desafíos como la creciente confrontación entre los EEUU y China, el cambio climático o el desarrollo de las novedades tecnológicas como la inteligencia artificial.

Pregunta. Los partidos populistas o euroescépticos lograron en las últimas elecciones al Parlamento Europeo un resultado sensiblemente inferior al que esperaban. ¿Estima que siguen suponiendo un riesgo para el futuro de Europa?

Respuesta. Yo soy política y me planteo otra pregunta, ¿qué tenemos que hacer para que durante las próximas elecciones no sigan siendo un riesgo? No solamente se trata de lo que hacemos en Bruselas, sino también de cómo lo comunicamos a los ciudadanos. Los ciudadanos tienen que entender la política europea. Volvamos un momento al tema del Brexit, uno de los problemas del Brexit fue la mala comunicación. Ese es un ámbito en el que tenemos que trabajar juntas todas las fuerzas democráticas para mejorar nuestra comunicación y llegar mejor a la ciudadanía. Esa es en mi opinión, lo más importante para enfrentarnos a estas fuerzas populistas y antidemocráticas.

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