Alemania entrará en junio en pleno levantamiento progresivo de restricciones, con la extensión de la vacuna, también a adolescentes, y la proliferación del test de antígenos gratuito como claves de la nueva normalidad.
La incidencia acumulada se sitúa sobre los 35 contagios en siete días y por 100.000 habitantes, nivel marcado por el Instituto Robert Koch (RKI) de virología para pasar a la siguiente fase de desescalada.
Este domingo, el nivel era de 35,2 casos, frente a los 64,5 de hace una semana o los 37,5 del sábado. El pico de toda la pandemia se registró en diciembre, con 197,6 casos.
La desescalada se aplica a escala regional o local. Empezó cuando el nivel bajó durante varios días consecutivos a menos de 100 casos y se pasará a la siguiente fase cuando caiga a 35. A la inversa, si se supera de nuevo el nivel de los 100 contagios se activa el "freno de emergencia".
Terrazas y piscinas, previo test o vacuna
En toda Alemania se respira un aire de liberación tras muchos meses de cierre de la restauración, el ocio, la cultura y los comercios no esenciales. Las piscinas al aire libre reabrieron, lo mismo que las terrazas o restauración exterior, museos y conciertos en espacios abiertos.
Tomarse una cerveza o acceder a la piscina pasa, en parte del país, por la presentación del carnet con la pauta completa -de momento, la cartilla internacional de vacunación, a la espera del certificado digitalizado- o un test de antígenos negativo realizado en las últimas 24 horas.
Acceder a la prueba es fácil, al menos en Berlín: en la capital alemana hay más de mil puntos donde hacérselo. Son desde salones de tatuaje reciclados, a clubes nocturnos -cerrados desde hace 14 meses-, bares, locales vecinos a comercios o iglesias, así como equipos móviles apostados en plazas o parques.
Entre quince minutos y media hora se demora la transmisión del resultado al teléfono móvil. Durante las veinticuatro horas siguientes se accede a la cautelosa nueva normalidad alemana.
La hora de los adolescentes
La vacunación se aceleró en abril y se dinamizará más con la entrada en junio. La población inmunizada queda exenta de presentar el test de antígenos a cada paso o de regreso de un viaje al extranjero, lo que ha desatado las prisas ciudadanas ante las vacaciones.
Hasta el sábado habían recibido una dosis de la vacuna 35,4 millones de ciudadanos -un 42,6 % de la población-, mientras que 14,1 millones -un 17,1 %- tiene la pauta completa.
En algunos "Länder" (estados federados) se levantó en mayo el orden de prioridades -por edad, actividad laboral o grado de vulnerabilidad-. El 7 de junio, quedará suprimido en todo el país y cualquier adulto podrá solicitar su cita.
Los médicos de cabecera están desbordados desde que empezaron a aplicar la vacuna -en abril- y la atención telefónica o digital en los centros de vacunación no siempre responde con la celeridad que espera el ciudadano. Se requiere bastante perseverancia hasta lograr la cita.
La logística podría complicarse el 7 de junio, en que se permitirá solicitar cita para menores de entre 12 y 16 años. Hay un amplio debate sobre si es recomendable abrir esa vía, cuando aún hay población adulta que no ha conseguido vacunarse.
La autorización de la vacuna de BioNTech-Pfizer por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para esos menores, el pasado viernes, ha disparado las expectativas en Alemania.
Hecha la ley, hecha la trampa
Con la proliferación del test de antígenos apareció otra forma de fraude. La prueba es gratis para el ciudadano, pero no para el Estado, que subvenciona esos locales.
Por cada prueba realizada se facturan 18 euros y no hay control efectivo sobre las que se practican, ha admitido el ministro de Sanidad, Jens Spahn, tras saltar las primeras revelaciones sobre estafa masiva.
Descontrol y fiestas ilegales
El disfrute de la nueva normalidad escapa a menudo de las reglas de distanciamiento. Este fin de semana, la policía desmanteló fiestas ilegales con más de mil concentrados en Hamburgo y Stuttgart.
En otras ciudades hubo intervenciones parecidas, aunque en formato más reducido.
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