Internacional

Amnistía Internacional denuncia 13.000 ahorcamientos en una prisión siria

Según un informe de la organización Amnistía Internacional, cada noche se ahorcaría a unas 50 personas en la cárcel de Saydnaya.

Hasta 13.000 personas, en su mayoría civiles presuntamente contrarios al Gobierno de Bashar al Assad habrían sido ahorcadas entre 2011 y 2015 en la prisión de Saydnaya, de donde todas las semanas, y a veces hasta dos veces por semana, se sacó a grupos de hasta 50 personas para ahorcarlas, según ha denunciado Amnistía Internacional (AI).

En su informe 'El matadero humano: ahorcamientos masivos y exterminio en la prisión siria de Saydnaya', Amnistía ha indicado que el Gobierno sirio impone deliberadamente condiciones inhumanas a los presos de Saydnaya mediante torturas reiteradas y la privación sistemática de alimentos, agua, medicinas y atención médica, lo que ha costado la muerte a muchos de ellos.

La organización ha denunciado que estas prácticas, que constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, son autorizadas por las máximas instancias del Gobierno de Al Assad. "Los horrores expuestos en este informe revelan una campaña oculta y monstruosa autorizada por las máximas instancias del Gobierno sirio, encaminada a aplastar cualquier forma de disidencia en la población siria", ha declarado la directora adjunta de investigación en la oficina regional de Beirut de Amnistía Internacional, Lynn Maalouf.

"Exigimos a las autoridades sirias que cesen inmediatamente las ejecuciones extrajudiciales y la tortura y los tratos inhumanos en la prisión de Saydnaya y en todas las demás prisiones del Gobierno que hay en Siria", ha reclamado, defendiendo que "Rusia e Irán, los mayores aliados del Gobierno, deben presionar para que se ponga fin a estas políticas homicidas de reclusión".

Asimismo, ha sostenido que estos hallazgos deberían abordarse en las conversaciones de paz sobre Siria que se celebrarán este mes en Ginebra e "incluir en el orden del día que se acabe con estas atrocidades en las prisiones del Gobierno sirio".

En este sentido, la responsable de Amnistía ha reclamado a la ONU que realice "inmediatamente una investigación independiente sobre los crímenes que se están cometiendo en Saydnaya" y que exija "el acceso de observadores independientes a todos los centros de reclusión".

Ejecuciones extrajudiciales

El informe de Amnistía revela que entre 2011 y 2015 existió una rutina de ejecuciones extrajudiciales masivas mediante ahorcamiento dentro de la prisión de Saydnaya, con el ahorcamiento en grupos de 50, de madrugada y en total secreto, al menos una vez por semana. La organización ha explicado que "hay razones de peso para creer que esta rutina sigue existiendo actualmente".

Las conclusiones del informe se basan en una investigación intensiva realizada a lo largo de un año, desde diciembre de 2015 hasta diciembre de 2016, en la que se hicieron entrevistas directas a 84 testigos, entre los que había ex guardias y funcionarios de Saydnaya, reclusos, jueces y abogados, así como expertos nacionales e internacionales en la privación de libertad en Siria, ha explicado Amnistía.

En un informe anterior publicado en agosto de 2016, la organización ya había calculado que desde que comenzó la crisis siria en marzo de 2011 habían muerto en las prisiones de Siria más de 17.000 personas como consecuencia de las condiciones inhumanas y la tortura. Esta cifra, ha aclarado ahora la ONG, no incluye las aproximadamente 13.000 muertes adicionales consecuencia de las ejecuciones extrajudiciales que se denuncian en este informe.

Sin juicio y con confesiones falsas

Según ha explicado, ninguno de los condenados a la horca en esta prisión ha sido sometido "a nada que se parezca a un juicio" sino que antes de ser ahorcados se les somete a "un trámite superficial de uno o dos minutos en lo que se conoce como Tribunal Militar de Campaña".

A este respecto, Amnistía ha recalcado que "estas actuaciones son tan sumarias y arbitrarias que no pueden considerarse un procedimiento judicial". Según le ha contado un antiguo juez de un tribunal militar, en estos actos el juez pregunta "al detenido su nombre y si ha cometido el delito". "Sea cual sea la respuesta, será declarado culpable", ha precisado, subrayando que "esto no es un tribunal" y no tiene nada que ver con el Estado de derecho".

Estas sentencias condenatorias dictadas por este presunto tribunal se basan en confesiones falsas obtenidas mediante tortura. Además, ha precisado Amnistía, los detenidos no tienen acceso a un abogado ni reciben una oportunidad para defenderse; en su mayoría han sido sometidos a desaparición forzada y están recluidos en secreto y aislados del mundo exterior. Los condenados a muerte no conocen su condena hasta minutos antes de ser ahorcados, ha añadido.

Los ahorcamientos se suelen llevar a cabo normalmente los lunes y los miércoles de madrugada y a quienes van a ser ajusticiados se les dice que van a trasladarlos a prisiones civiles de Siria. En realidad, según Amnistía, se los lleva a una celda en el sótano de la prisión, donde se les propina una brutal paliza. A continuación, son trasladados a otro edificio de la prisión onde se les ahorca. Durante todo este proceso, las víctimas tienen los ojos vendados y no saben cómo ni cuándo van a morir hasta que se les pasa la soga alrededor del cuello.

"Los tienen (colgados) allí 10 o 15 minutos. Algunos no morían porque pesaban poco. En el caso de los jóvenes, su peso no los mataba. Los ayudantes de los funcionarios los bajaban y les rompían el cuello", ha contado a la ONG un ex juez que presenció los ahorcamientos.

En una sola noche pueden ser ahorcadas hasta 50 personas, cuyos cadáveres se sacan en camiones para ser enterrados en secreto en fosas comunes, sin que se informe a sus familias sobre la suerte que han corrido, ha precisado Amnistía.

Políticas de exterminio

Por otra parte, según la ONG, un gran número de reclusos ha muerto como consecuencia de las "políticas de exterminio" de las autoridades, que incluyen torturas reiteradas y la privación sistemática de alimentos, agua, medicinas y atención médica. Además, los presos de Saydnaya deben obedecer una serie de normas sádicas y deshumanizadoras.

Los testimonios de supervivientes de la prisión también han permitido a la organización documentar un mundo cuidadosamente diseñado para humillar, degradar, enfermar, matar de hambre y causar en última instancia la muerte a quienes estaban atrapados en su interior.

Muchos de los presos dijeron que habían sido violados y, en algunos casos, obligados a violar a otros reclusos. La tortura y las palizas se emplean habitualmente como una forma de castigo y de degradación, y a menudo causan lesiones permanentes, incapacidad e incluso la muerte, ha destacado la ONG.

Los guardias de la prisión recogen los cuerpos de los reclusos muertos cada mañana, hacia las 9:00 horas. "Todos los días había uno o dos muertos en nuestro pabellón", ha contado un antiguo recluso. Los escasos prisioneros que logran salir lo hacen con la mitad de su peso ya que los guardias suelen esparcir por el suelo la escasa comida que les dan.

Llamamiento al Consejo de Seguridad

Así las cosas, Amnistía ha reclamado que la comunidad internacional, y en especial el Consejo de Seguridad de la ONU, adopten medidas inmediatas y urgentes para poner fin a este sufrimiento. El máximo órgano de la ONU "no puede mirar hacia otro lado ante estos terribles crímenes; debe aprobar una resolución que exija que el Gobierno sirio abra sus prisiones a los observadores internacionales", ha sostenido Maalouf.

"No se puede permitir que continúen el homicidio a sangre fría de miles de presos indefensos, junto con los programas cuidadosamente diseñados y sistemáticos de tortura psicológica y física que se aplican en la prisión de Saydnaya. Es preciso llevar ante la justicia a los responsables de estos crímenes horrendos", ha remachado.

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