Tras su entrevista a doble página con El Mundo, su grabación con Antena 3 y su directo con Onda Cero –quizás haya más medios-, el joven dirigente del PP, Ángel Carromero, publica este lunes una tribuna de opinión en el diario dirigido por Pedro José Ramírez contra Enrique Gimbernat, catedrático de Derecho en la Universidad Complutense. Carromero, licenciado por Derecho en la Universidad católica de Ávila pese a lo que dicen algunas malas lenguas de que nunca se sacó el título, critica la versión que Gimbernat dio en el mismo periódico el pasado 9 de agosto, según la cual si España tratara de anularle la condena (cuatro años de prisión, que automáticamente fueron suplantados por la más cómoda libertad condicional, que le permitió recobrar su puesto de asesor), Cuba podría denunciar el pacto suscrito, esto es, la extradición en sí, que tuvo lugar a principios de enero, en plena Navidad.
Es verdad que Gimbernat no se corta un pelo para descalificar la teoría de Carromero: “Mientras que en el juicio la defensa de Carromero se limitó a negar la imprudencia de éste, absteniéndose de recurrir el fallo condenatorio, Carromero se descuelga ahora con que, en realidad, Oswaldo Payá fue muerto dolosamente por la policía cubana, alguno de cuyos miembros embistió con su vehículo al coche de Carromero por detrás, sacándole de la carretera, siendo asesinado posteriormente Payá en el hospital donde habría ingresado con vida”.
Un vídeo de Al Qaeda
Bajo el título En Cuba no existe Estado de Derecho, Carromero responde a Gimbernat, haciendo gravitar su tesis alrededor de una idea: Cuba es un régimen totalitario socialista que no respeta los derechos humanos y que, por ende, no es de fiar en ninguno de los litigios que competen a dos o más naciones. "Cuba es una dictadura comunista en la que no existe Estado de derecho. Entre otras muchas tropelías, el Poder Judicial depende del Consejo de Estado presidido por el hermano Castro de turno. Por lo tanto, no hay imparcialidad judicial, sino que sus sentencias se supeditan a las directrices del dictador".
Un argumento, el de la desconfianza general hacia el Gobierno de la isla, con difícil encaje en la jurisprudencia internacional. “El juicio al que fui sometido fue una farsa”, insiste el asesor de Ana Botella. “Fui retenido, incomunicado, obligado a grabar un video propio de secuestrados de Al Qaeda [en realidad, fue grabado a los pocos días del accidente]. De hecho, no tuve acceso a un abogado hasta 20 días después de ser injustamente encarcelado”.
"Perjuicio para el resto de españoles"
Gimbernat apoya la irrevocabilidad de la condena. "Si España, en contra de lo establecido en el Convenio, trata ahora de impugnar, modificar o dejar sin efecto la sentencia cubana, incumpliendo así sus obligaciones internacionales, la lógica reacción de Cuba sería denunciar el Convenio, con el consiguiente perjuicio para los españoles condenados en Cuba, despertando también el recelo de decenas de países que tienen suscritos Convenios de traslado de condenados similares".
"Cuando el Estado cubano te señala, ya sabes que estás condenado. Por ello, no tiene lógica recurrir ninguna sentencia. Ellos son juez y parte", remacha Carromero, siempre usando el comunismo como ariete y atreviéndose a encararse dialécticamente contra Gimbernat: “Siendo usted catedrático de Derecho, debería usted saber que en cualquier país democrático la defensa tiene acceso a las pruebas, puede proponer testigos y presentar peritos que emitan dictámenes independientes (…) Por desgracia, como le digo, Cuba no es una democracia. Sus abogados pertenecen al bufete colectivo de la Revolución”. Este diario publicó el 16 de enero la sentencia emitida contra Carromero en Cuba, en la que aparece una larga lista de peritos “independientes”.
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