Internacional

Argentina ante el experimento libertario de Milei

El alarmismo alrededor del candidato ha llevado a muchos a tildar al presidente electo de totalitario o ultraderechista

Pocas veces una elección presidencial en América Latina ha llamado tanto la atención en el resto del globo, pero la irrupción de Javier Milei y su proyecto libertario ha concentrado la mirada de políticos y comentaristas a nivel mundial.

Hasta hace poco tiempo, la imagen del ahora presidente electo argentino se había definido gracias a sus histriónicas apariciones en televisión y sus mítines donde emulaba a una estrella de rock, así como por sus declaraciones sobre el Papa o sobre el replanteamiento de las relaciones comerciales de Argentina. Sin embargo, ahora ya electo como presidente, tendrá que dialogar y quizás rebajar el perfil rompedor que le ha caracterizado.

Desde los buenos resultados obtenidos por el proyecto de Milei y su partido, La Libertad Avanza, en las elecciones primarias del pasado agosto, se empezó a crear una gran expectativa alrededor del nuevo outsider que con un discurso libertario ofrecía solución a la inflación rampante, la corrupción y el crecimiento de la delincuencia en un país que aún recuerda que a finales del siglo XIX fue la primera potencia económica a nivel mundial.

Los últimos 20 años han transcurrido para los argentinos entre el discurso kirchnerista que llegó al poder en medio del llamado giro a la izquierda, durante el cual se vieron encumbrados líderes como Hugo Chávez, Rafael Correa o Evo Morales. Con Alberto Fernández y la expresidenta y exprimera dama Cristina Fernández, los últimos cuatro años han significado un progresivo deterioro de la situación socioeconómica para los argentinos.

Bajo el umbral de pobreza

De acuerdo con el último informe del INDEC, un 40% de los argentinos vive actualmente bajo el umbral de pobreza, y un 6,8% de los hogares está debajo del umbral de indigencia. Pese a todo, el ministro de Economía del actual Gobierno, Sergio Massa, consiguió abrirse paso hasta el balotaje –segunda vuelta– y conseguir un 44% de los votos. Para ello contó con el apoyo del aparato estatal y el peronismo argentino, que define la identidad política de amplios sectores de la sociedad que aún recuerdan las políticas laborales y sociales impulsadas por Juan Domingo Perón. Pese a la tradición peronista del país, los votantes han dado la espalda al proyecto de Massa y se han apuntado a la corriente antioficialista latinoamericana.

Antiguamente, en los mapas se colocaba la frase latina Hic sunt dracones –“encontrarás dragones”– para indicar las tierras aún sin explorar, y Argentina parece ir precisamente allí. Aunque el discurso mayoritario en los medios de comunicación internacionales ha incidido en el riesgo que representaba confiar en Milei para reconducir el rumbo del país, es necesario recordar que la otra opción representaba la continuidad de las políticas que han desestabilizado Argentina en los últimos años. Las promesas del presidente electo han sido tachadas de radicales, aunque queda por ver hasta qué punto estas son realizables.

Críticas al papa Francisco y a China

Quizá uno de los momentos más llamativos de Milei en los medios fue cuando llamó al papa Francisco “enviado del maligno” allá por 2016. Esto ha vuelto a cobrar relevancia después de que Alberto Benegas Lynch, mentor del proyecto de Milei, indicara en el acto de cierre de campaña para la primera vuelta de las elecciones que Argentina debería romper relaciones con el Vaticano por considerar que el Papa es autoritario, aunque esto fue matizado posteriormente por el presidenciable.

De igual manera, Milei también indicó que como presidente de la nación no promovería las relaciones con China por ser un país comunista, pese a ser el segundo socio comercial más importante del país. Después de conocerse los resultados del balotaje, el Gobierno chino felicitó a Milei y resaltó su voluntad de “trabajar con Argentina para proseguir la amistad”.

El importante papel de Macri

El triunfo de Milei debe entenderse no solo como una respuesta ante la crisis que vive el país, sino también como el triunfo de la apuesta del expresidente Mauricio Macri, cabeza de la coalición Juntos por el Cambio (JxC), para esta segunda vuelta.

Tras quedar Patricia Bullrich en tercer lugar en la primera vuelta de las elecciones, la coalición liberal-conservadora dio su apoyo al proyecto de Milei, tanto que en su discurso tras la victoria del domingo el presidente electo agradeció el apoyo de Macri, Bullrich y de los fiscales de JxC. El corto recorrido del proyecto político de La Libertad Avanza ha impedido que tenga una implantación profunda y sólida en los territorios, lo cual se ve mejor al considerar que solo cuenta con siete senadores de 72 y 40 diputados de un total de 247 en la Cámara Baja, por lo que el apoyo de Macri, Bullrich y su coalición es vital para la gobernabilidad de Argentina.

El alarmismo alrededor del candidato ha llevado a muchos a tildar al presidente electo de totalitario o ultraderechista, aunque estos adjetivos no definan el libertarianismo que abandera Milei. Pese a que durante la campaña electoral dejó llamativas y alarmantes declaraciones, su dependencia del centro derecha para gobernar Argentina invita a pensar que su Gobierno será más moderado de lo que se pudo haber pensado.

Juan Diego Molina Méndez, Investigador del Instituto Cultura y Sociedad, Universidad de Navarra.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

The Conversation

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