Los colegios electorales han abierto sus puertas ya en algunos puntos de Austria en la esperada segunda vuelta de las elecciones presidenciales, después de que la anterior votación de mayo fuera anulada por el Tribunal Constitucional.
Los austriacos deberán elegir entre Norbert Hofer, un ingeniero de la extrema derecha aficionado a las armas, y el catedrático de Economía Alexander Van der Bellen, hijo de refugiados ligado a los verdes pero que concurre como independiente.
Los últimos colegios electorales cerrarán a las 17:00 horas, tras lo cual comenzarán a conocerse los sondeos a pie de urna, mientras que se espera que los primeros datos oficiales se publiquen en torno a las 19.30 horas. Como ya ocurrió en mayo, dado lo ajustado del resultado, la clave podría estar en el voto por correo, que no se recuenta hasta el lunes, con lo que habría que esperar hasta entonces para conocer quién es el ganador.
El cargo de presidente de la república en Austria es fundamentalmente representativo, aunque entre sus funciones está cesar al Gobierno. Van der Bellen y su rival Hofer son dos políticos muy alejados ideológicamente que ahora pelean por los mismos votantes, los indecisos del centro.
Hofer, del Partido de la Libertad (FPÖ), ha señalado públicamente que habría utilizado esta prerrogativa en 2015, ya que en su opinión el Ejecutivo no actuó con responsabilidad ante la llegada masiva de refugiados al país.
Aunque se trata de una institución con poco poder, la UE mira con atención estas elecciones porque una victoria populista tendría un gran simbolismo. Sería el primer ultraderechista en llegar a una jefatura de Estado en Europa occidental desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Además, sería un hito para los movimientos populistas euroescépticos que están ganando peso en Europa, como es el caso de Marine Le Pen en Francia, con unos buenos pronósticos para las elecciones de 2017.
¿Pero quién es Hofer, responsable de que estas elecciones estén siendo objeto de una gran atención internacional?
Aficionado a las armas
Nacido en 1971 en la región de Burgenland, fronteriza con Hungría, estudió ingeniería y en 1994 entró en política con el FPÖ. Casado y padre de cuatro hijos, le gustan las armas y suele pasearse con su pistola Glock para sentirse más seguro.
Camina con un bastón a consecuencia de un accidente de parapente que sufrió en 2003. Le gusta hablar de su condición de discapacitado para demostrar que con esfuerzo se puede alcanzar el éxito.
Crítico con la inmigración y receloso del Islam, es miembro de una hermandad estudiantil masculina llamada Marko Germania que, según los medios austriacos, tiene unas oscuras posiciones sobre el desarrollo del pueblo germánico. Hay analistas políticos como Christian Rainer que lo han comparado con un "lobo con piel de cordero". Consideran que tras sus buenas maneras se esconden intenciones radicales.
Aunque ha expresado su rechazo al nacionalsocialismo, también ha creado polémica por decorar ocasionalmente su chaqueta con la flor de maíz, usada por los nazis austriacos en los años 30 para reconocerse en la clandestinidad.
A pesar de estas controversias y de su línea dura con la inmigración, Hofer está intentando dar una imagen moderada para llevarse votos del centro. En cuestiones como la relación con la UE se está alejando de los planteamientos más radicales y aboga por una Europa que respete la soberanía nacional. Quiere impulsar la democracia directa y estaría a favor de un referéndum sobre la salida de la Unión si Bruselas acaparase demasiado poder o si Turquía entrase en el club.
Hofer critica la elevada burocracia, apuesta por bajar los impuestos y defiende el Estado del bienestar. En este sentido, denuncia abusos por parte de inmigrantes que en su opinión están en Austria para aprovecharse de las generosas ayudas sociales.
Quiere levantar las sanciones europeas contra Rusia, al considerarlas malas para la economía e ineficientes desde el punto de vista político. Presume de sus buenas relaciones con Moscú, pero también con China y con los Estados Unidos de Donald Trump. Hofer y su partido se han mostrado cercanos al magnate inmobiliario y ven su victoria como una prueba más del alejamiento ciudadano de las élites tradicionales.
El continuismo
Hofer se presentan como la opción alejada de los partidos clásicos. En este contexto, su rival Van der Bellen aparece como el candidato más próximo al 'establishment'.
Casado y padre de dos hijos, el profesor y ex líder de los verdes defiende posturas más continuistas, como mantener una buena relación con Europa. Respecto a la inmigración y los refugiados defiende una respuesta solidaria. En materia social pretende reducir la brecha entre ricos y pobres. Coincide con su contrincante en la oposición al tratado comercial entre la UE y Estados Unidos, porque "rebajará" los estándares sanitarios, medioambientales y alimentarios.
En la primera vuelta de las elecciones, cuando había en total seis aspirantes, su posición relativa estaba más a la izquierda. Ahora, que únicamente se enfrenta a Hofer, se ha convertido en estandarte del continuismo.
Para Reinhard Heinisch, catedrático de Política Austriaca Comparada en la Universidad de Salzburgo, representa "el cosmopolitismo, la intelectualidad". Sin embargo, en el combate por el voto de centro intenta parecer más cercano, "como un tipo regular".
Su madre era estonia y su padre era ruso con ancestros holandeses. Llegaron a Austria como refugiados huyendo del régimen soviético y tuvieron a su hijo "Sascha" en enero de 1944 en Viena. Al cabo del tiempo se mudaron a la región montañosa de Tirol, donde creció el candidato. Sus comienzos profesionales fueron en el mundo académico. Se doctoró en 1970 y más tarde obtuvo el título de catedrático de Economía en la Universidad de Innsbruck.
En 1994 entró de lleno en política, como diputado del Parlamento austriaco. Su carrera ha estado ligada al partido verde, donde ocupó varios puestos de liderazgo. Sin embargo, en las elecciones presidenciales concurre como independiente.