Francia parece volver normalidad tras más de una semana de disturbios a lo largo de todo el país. La violencia callejera se ha apoderado de las calles provocando daños valorados en más de mil millones de euros. Más allá de los destrozos, las crudas imágenes que han dejado los últimos disturbios en las portadas de medio mundo han dañado la imagen de un país que vive sumido desde hace años en un contexto social polarizado, donde la población se escola -cada vez más- hacia discursos como el de la extrema derecha de Marine Le Pen, o bien, hacia la dialéctica defendida por Jean-Luc Mélenchon, que no condena públicamente la violencia callejera y justifica la rabia de los manifestantes en la existencia de una "pobreza social" que divide a los franceses en grandes ciudades y barrios.
El historiador e hispanista parisino Benoît Pellistrandi, detalla a Vozpópuli los entresijos de este rompecabezas sociocultural, socioeconómico y sociopolítico que representa la vida en Francia. Nos cuenta el papel del Gobierno liderado por Emmanuel Macron en esta crisis y l'attitude del político francés ante este y otros desafíos que se le han presentado durante sus ya seis años al frente al Palacio de Elíseo. Pellistrandi es miembro de la Real Academia de la Historia y autor de obras como 'La historiografía francesa del siglo XX y su acogida en España' o 'El laberinto catalán'.
Respuesta: Yo creo que, en realidad, lo que llama mucho la atención es, evidentemente, el nivel de violencia. El problema es que estamos en un ambiente tan tenso, sobre todo en estos barrios que solemos llamar barrios periféricos, es decir, las afueras de las grandes ciudades, donde cualquier chispa podía prender. Ha sido muy impresionante la rapidez y el nivel de violencia que ha alcanzado en muy pocos días, porque hemos tenido más destrozos en seis días de disturbios que cuando en el 2005 hubo también casi tres semanas de disturbios en estos mismos barrios. Y eso, según los expertos, se explica por el papel de las redes sociales, que aún no existían en el 2005. La realidad es que estamos en un ambiente muy fragmentado, muy tenso, con una distancia abismal entre los jóvenes de estos barrios y la policía. Lo ocurrido nos ha dicho lo que los franceses en realidad sabemos, pero que preferimos no mirar.
R:
Hay muchos otros factores. Hubiera ocurrido con cualquier otro gobierno. Un factor estructural de segregación de estas poblaciones hacia el resto de lo que representa en la ciudadanía francesa la autoridad. La autoridad de la policía, la autoridad de los servicios públicos, la autoridad de los ayuntamientos, la autoridad para vivir en sociedad... Después, son barrios donde la crisis del COVID-19 ha tenido consecuencias silenciosas que no hemos visto. Hay muchos alumnos que no han vuelto a los colegios desde el confinamiento. Ha habido mucho abandono escolar y no queremos decirlo.
Por otra parte, el perfil de manifestante no tiene nada que ver con el movimiento social que acabamos de vivir a raíz de la reforma de las pensiones. En la reforma de las pensiones ha habido muchas manifestaciones, siempre en el centro de las ciudades y en todas las ciudades. Esta vez lo que ha ocurrido ha sido disturbios nocturnos con una juventud que no está ni sindicalizada, ni politizada, ni organizada. Son realmente dos poblaciones totalmente distintas. Lo que sí constituye como un hilo común es el problema de la doctrina francesa de mantenimiento del orden. Es decir, la actuación de la policía. El problema está servido y supone un combate político e ideológico entre, por una parte, el Gobierno que intenta estar en una posición intermediaria, una extrema derecha que pide más autoridad y una extrema izquierda que en estos últimos días ha sido absolutamente cómplice de los jóvenes que han causado los disturbios.
R: No, aparentemente no está funcionando y, por ejemplo, es muy llamativo que cuando después de la crisis de los chalecos amarillos se nombró un nuevo prefecto (jefe) de la policía de París, muy represor, Didier Lallement. Después, su sucesor, Laurent Núñez ha implementado otra doctrina de mantenimiento del orden y todos han reconocido su esta estrategia -mucho más tranquila y calmada- ha funcionado, por ejemplo, durante la movilización contra la reforma de las pensiones. Probablemente con el anterior prefecto sí que hubiera habido muchos más incidentes. Hay dos estrategias de mantenimiento del orden en Europa y parece ser que la doctrina francesa es más brutal, por ejemplo, que la que se hace en Alemania o Inglaterra.
R: Lo que tenemos en los barrios es una economía sumergida a base de tráfico, sobre todo el tráfico de drogas. Algo que cualquier ciudadano puede experimentar cuando coge el coche y pasea por estas zonas. Se encuentra con jóvenes que conducen coches valorados en 60.000, 70.000 u 80.000 euros. Y cualquiera puede preguntarse: ¿de dónde sacan el dinero? Cuando Uber, la empresa Uber se instaló en Francia, se hizo evidente el reciclaje de dinero en negro que circulaba en las afueras; muchos jóvenes se encontraban al volante de coches de lujo haciendo una actividad, pero que era una actividad de tapadera. Es muy difícil en este contexto motivar a los jóvenes a hacer estudios y decirles que es mucho mejor estudiar que traficar.
En algunos barrios la crisis del COVID-19 ha tenido consecuencias silenciosas que no hemos visto. Hay muchos alumnos que no han vuelto a los colegios desde el confinamiento. Ha habido mucho abandono escolar y no queremos decirloPregunta: ¿Qué ha fallado en la política de integración social en Francia? Por ejemplo, respecto a países como España.
Respuesta:
Nunca hay que olvidar que Francia fue una potencia colonial y que a partir de los años 62-65, tenemos un crecimiento económico espectacular y necesitamos mucha mano de obra. Esa primera generación de inmigrantes ha hecho su vida en Francia y aparece la segunda generación. Y esta segunda generación sí que ha creído en la integración, sobre todo a través de la escuela. Estos son los años 80-90, pero esta idea de que gracias al trabajo uno puede integrarse, topa con la degradación económica y el paro de masa. Y entonces aquí aparece un primer movimiento que denuncia las desigualdades sociales que afectan principalmente a los hijos de estos primeros inmigrantes. En los años 90 coincide con el crecimiento político del Frente Nacional, se está poniendo en funcionamiento la pareja de lectura que enfrenta, por una parte, a unas poblaciones de origen magrebí que son las víctimas de la crisis económica y, por otra, el inicio de una denuncia de una inmigración excesivamente masiva y entonces eso acentúa la diferencia entre izquierda y derecha.
En realidad son 50 años, no tanto de fracaso de la política, sino de una mezcla de fenómenos. Muchos estudios sociológicos y politológicos han puesto de relieve el hecho de que el voto popular se ha hecho cada vez más radical a la extrema derecha, porque son los que sufren en el día a día el problema de la inmigración y el problema de la convivencia en los barrios. Eso es lo que ha pasado.
R:
La situación actual responde a la política seguida durante los últimos 50 años. Una política urbanística de guetos y el fracaso de la educación, hemos visto el retroceso de todos los indicadores de la educación francesa. Yo lo he visto también como profesor en la institución. Es el famoso lema de no hay que remover las cosas, cuando hay un incidente grave, no se informa al nivel superior porque eso significa poner de relieve las dificultades que uno se encuentra.
Una anécdota, yo me acuerdo de haber tenido una estudiante de 20 años que me decía que era la primera vez que la República le daba buenas condiciones para estudiar. Le pregunté dónde había estudiado y había estudiado en las afueras de París, en Saint-Denis. Me contaba que en su colegio vio a una joven que dejó que le cortara la oreja por otra compañera con un cúter. Esas son las cosas que vemos y no queremos decir, porque es un nivel de violencia y un nivel de abandono impresionante. La gente que vive a pie del cañón está en una sociedad muy tensa. Cuando el discurso oficial consiste en decir que somos una sociedad, que la República lo integra todo… hay un desfase absolutamente abismal entre lo que vive la gente y lo que dicen las élites, sobre todo las élites políticas.
R: Es verdad que el modelo social francés es el modelo más generoso de Europa, y de lejos. Por ejemplo, durante muchísimo tiempo (hasta el gobierno de François Hollande) tuvimos un sistema de política familiar excepcionalmente generoso. Y François Hollande tomó una decisión de poner un límite de ingresos a estas ayudas que todas las familias tenían porque era una política universal. ¿Cuál es la consecuencia política? La consecuencia política es que las clases medias tienen la impresión que se les quita algo para seguir dando fondos a unas poblaciones que no respetan nada. En Francia, estamos en una encrucijada donde nuestro modelo social -que es súper eficaz porque sin él hace tiempo que estaríamos en una situación ultra violenta-, no cuaja, las cifras ya no cuadran. Y de ahí el problema político que aparece, de aquellos que denuncian que se gasta muchísimo dinero para unas poblaciones que en realidad en vez de ayudar a la prosperidad francesa representan una carga para la comunidad. Así lo presenta la extrema derecha. Naturalmente la cosa es mucho más compleja, pero al fin y al cabo, políticamente así acaba la ecuación.
Cuando el discurso oficial consiste en decir que somos una sociedad, que la República lo integra todo… hay un desfase absolutamente abismal entre lo que vive la gente y lo que dicen las élites, sobre todo las élites políticasPregunta: ¿Cómo ha influido la política de vivienda potenciada en los barrios obreros? ¿Ha sido también un fracaso?
Respuesta:
Sí, sobre todo porque, en un primer momento, se han concentrado las viviendas protegidas, de protección oficial, en los mismos barrios, los barrios obreros. La primera denuncia de este fenómeno de guetos ocurrió en 1980, cuando un alcalde comunista denunció por qué no se construáin estas viviendas también en las afueras prosperas de París. Y es verdad, cuando uno observa el territorio parisino al este y en el sur y en el norte están todos barrios populares y en el oeste mucho menos. En ciudades como Nanterre, una localidad comunista que ha tenido mucha vivienda de protección oficial, existe mucho clientelismo político. Muchos ayuntamientos han favorecido la llegada a sus territorios de población de origen inmigrante para tener una clientela política. Y entonces hemos tenido cada vez más una situación de concentración excesiva de población en algunos lugares.
Como respuesta, desde hace ya más de 20 años, se creó una ley que obliga a cualquier ayuntamiento a tener al menos un 20% de vivienda de protección oficial. Naturalmente, eso no se ha podido conseguir aún, pero la idea es de intentar repartir por todo el territorio unas poblaciones que se han concentrado de manera excesiva en algunas zonas.
R: Estamos sentados sobre un barril de pólvora que está dispuesto a explotar en cualquier momento. Entre las autoridades del Estado hay un gran pánico a muy corto plazo para la noche del 13 y 14 de julio, que es la fiesta nacional en Francia, y a medio plazo el problema de los Juegos Olímpicos. Una cosa terrible, pero que naturalmente también recuerda lo que ocurrió hace un año en el Estadio de Francia con la final de la Champions. Y entonces, hay una pregunta, ¿Francia será capaz de proponer unos Juegos Olímpicos sin que haya disturbios? Porque la imagen internacional de Francia está muy dañada con lo que ha ocurrido. Y políticamente, los acontecimientos de estos últimos días han servido para alimentar el discurso de la extrema derecha.
Los disturbios de la semana pasada han demostrado que estamos sentados sobre un barril de pólvora que está dispuesto a explotar en cualquier momentoPregunta: ¿Podremos ver a Marine Le Pen al frente del Gobierno francés como ha pasado con Meloni en Italia?
Respuesta: Si las cosas siguen así es muy posible que en el 2027 sea absolutamente la favorita de las elecciones. Hoy por hoy la extrema derecha y el discurso de Marine Le Pen parece confirmado por los hechos y va a hacer su línea argumental hasta las elecciones presidenciales del 2027. La situación política es muy frágil en Francia porque el Gobierno no tiene mayoría absoluta, con lo cual está a la merced de cualquier crisis social o política que pueda llegar hasta una moción de censura y la convocación de elecciones legislativas. El que está muy debilitado es el presidente francés, Emmanuel Macron, y su gobierno porque ya no pueden escudarse detrás de la idea de que acaban de llegar al gobierno. Lo que estamos pagando son todos errores de los últimos 40 años de gobierno, pero es él, el responsable ahora mismo del Gobierno y los franceses le están presentando la factura.
P: Para terminar, ¿cuál ha sido el mayor fracaso o el mayor error que pagará al final de su legislatura Macron?R: Yo creo que realmente el enorme error que ha cometido es que cuando fue elegido en el 2017 podía haberse convertido en la palanca de una modernización política y social francesa, en vez de jugar este papel de modernizador se ha convertido en un presidente como cualquier otro, gozando del poder absoluto que da la constitución francesa. El error de Macron ha sido de querer liderar solo, un sueño de soberbia es lo que le ha perjudicado.
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