Internacional

Lo mejor está por llegar

Que no cunda el pánico. Que la Cámara de los Comunes haya tumbado el acuerdo del brexit no tiene por qué ser una mala noticia. Es más, acabará siendo el

Que no cunda el pánico. Que la Cámara de los Comunes haya tumbado el acuerdo del brexit no tiene por qué ser una mala noticia. Es más, acabará siendo el punto de inicio para buscar una solución mucho más razonable tanto para el Reino Unido como para la Unión Europea.

El texto que ha sido rechazado por el Parlamento británico es el mejor que se ha podido alcanzar tras meses de negociación entre Londres y Bruselas, pero ha dejado insatisfechos tanto a los partidarios como a los detractores del brexit. A los primeros les parece insuficiente, ya que quieren una salida total de la UE, y a los segundos, obviamente, no les gusta porque prefieren quedarse en el club comunitario. Por eso ha sido imposible lograr una mayoría a favor del pacto que, con la mejor intención del mundo, la primera ministra Theresa May se ha esmerado en conseguir durante los últimos tiempos.

Gracias a este revés, habrá que buscar alternativas para evitar el desastre que sería que el 30 de marzo el Reino Unido deje abruptamente la UE sin que haya una hoja de ruta que regule las relaciones entre Londres y el resto de socios a partir de ese momento.

May intentará primero aprovechar el revés del Parlamento para renegociar su acuerdo con la UE, pero le dirán que no. Lo máximo que le ofrecerán sus socios europeos es un retraso en la fecha del brexit para dar tiempo a Londres a encontrar una solución.

Y mientras tanto en el Reino Unido tendrán que aclararse. Hoy por hoy, cualquier solución pasa, antes o después, por la convocatoria de un nuevo referéndum para que los británicos se pronuncien sobre el pacto de salida pactado con la UE. Técnicamente no sería un segundo referéndum, pero sí la ocasión para dar marcha atrás a este enredo en el que la política europea anda metida desde que al anterior primer ministro, David Cameron, se le ocurrió consultar a su población sobre un tema tan sensible.

Y May tendrá que decidir ahora si prefiere seguir en el poder y liderar ese segundo referéndum o si, por el contrario, dimite para que sea otro compañero de partido quien pilote los próximos pasos. Otra solución de parecido estilo sería anticipar las elecciones para que el lío se lo coma el siguiente. En cualquier caso, paciencia, lo mejor está por llegar.

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