Internacional

Bruselas aprueba con condiciones la compra de Fitbit por parte de Google

El gigante estadounidense se centró en la capacidad de recolección de datos a través de la firma de relojes inteligentes 

La Comisión Europea ha aprobado este jueves la compra por parte de Google de la firma de relojes inteligentes Fitbit, aunque la operación está sujeta a que el gigante tecnológico cumpla una serie de compromisos que ha ofrecido a las autoridades comunitarias para resolver sus dudas sobre el impacto de la adquisición en el bloque.

Bruselas anunció en agosto la apertura de una investigación en profundidad para evaluar si la transacción corría el riesgo de dañar la competencia en la UE. En particular, se centró en la capacidad de recolección de datos a través de los relojes de Fitbit y la interoperabilidad de los mismos con el sistema operativo de Google, Android, para teléfonos inteligentes.

En su análisis preliminar, el Ejecutivo comunitario determinó que la operación dañaría la competencia dentro del mercado único en los sectores de la publicidad, en el acceso a la interfaz de programación de aplicaciones (API) en el mercado de sanidad digital y en el propio mercado de relojes inteligentes.

"Fines publicitarios"

Según ha explicado la vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de Competencia, Margrethe Vestager, Bruselas ha dado su visto bueno a la compra porque "los compromisos determinarán cómo puede usar Google los datos obtenidos para fines publicitarios, cómo se garantizará la interoperabilidad entre relojes de firmas competidoras Android y cómo los usuarios podrán seguir compartiendo datos sobre salud y deporte si quieren hacerlo".

"Podemos aprobar la adquisición de Fitbit por parte de Google porque los compromisos garantizarán que el mercado para relojes y el naciente espacio de salud digital seguirá siendo abiertos y competitivos", ha subrayado la danesa en un comunicado.

La duración de todos los compromisos que Google ha adquirido para obtener 'luz verde' de las autoridades comunitarias será de diez años y Bruselas podría decidir extender otros diez años adicionales los correspondientes al mercado de publicidad pero siempre aportando una justificación adecuada.

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