Altos cargos de la Casa Real británica han celebrado reuniones de crisis después de la entrevista que los duques de Sussex concedieron a Oprah Winfrey, emitida el domingo, según ha informado la BBC.
Después los comentarios vertidos por la pareja, que acusaron de racismo al Palacio de Buckingham, entre otras cosas, la Casa Real "no querrá apresurarse para decir algo", según ha informado la corresponsal de la cadena británica para la Casa Real, Daniela Relph.
Durante la jornada, el príncipe Carlos, padre de Enrique y heredero al trono británico, ha evitado pronunciarse sobre la entrevista durante una visita a Londres.
Entre otros temas, Enrique y Meghan Markle abordaron el racismo, la salud mental y el tratamiento que les han dado los medios de comunicación y otros miembros de la familia real británica.
"Preocupaciones" por el color de la piel
Una de las revelaciones más impactantes de la entrevista fueron las conversaciones sobre supuestas "preocupaciones" por el color de la piel del hijo de los duques, Archie, puesto que Markle es birracial. Winfrey matizó horas más tarde que ni la reina Isabel II ni su marido, el príncipe Felipe, hablaron nunca con la pareja sobre el color de la piel del bebé.
Por otro lado, Markle confesó haber tenido pensamientos suicidas durante su estancia en Reino Unido y Enrique reconoció que el racismo jugó "un gran papel" en la decisión final de abandonar el país.
El príncipe también cargó contra la prensa británica, subrayando que es "intolerante" y aseguró que "nadie" de la familia real británica se ha disculpado ni con él ni con Markle. De la familia real, que describió con la palabra "sistema", dijo que es un "ambiente tóxico" debido a la "relación, control y miedo" que infiere la prensa sensacionalista británica.
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