Cataluña ha decidido vetar el acceso de los coches de más de veinte años a Barcelona y a cuarenta municipios del área metropolitana a partir de enero de 2019 durante los días laborables. Con esta medida restrictiva, la Generalitat y el Ayuntamiento de la ciudad condal quieren mejorar la calidad del aire para adaptarlo a los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
La medida de la administración catalana tiene por objeto los coches matriculados antes de 1997 y a furgonetas anteriores al 1 de octubre de 1994. Con la restricción, que afectará a más de 100.000 coches y furgonetas, estiman que la contaminación se reducirá un 10% durante los próximos cinco años a su entrada en vigor.
Pero la medida catalana es sólo una más de las medidas que han adoptado las instituciones en diferentes capitales europeas para mejorar la calidad del aire:
París limita como Barcelona
París es una de las capitales europeas que más medidas ha tomado para tratar de reducir la contaminación en sus calles. Los altos niveles de polución causados por el tráfico de vehículos llevó al Ayuntamiento de Anne Hidalgo a prohibir la circulación de los vehículos más contaminantes los días laborables desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde. La medida, al igual que la de Barcelona, afecta a vehículos privados puestos en circulación desde antes de 1997. Con respecto a las furgonetas, afecta a las anteriores a octubre de 1997 y las motos de antes de 1999.
Pero las restricciones del Ayuntamiento parisino van acompañadas de un programa de ayudas económicas para aquellos que renuncien al coche privado, que disfrutan de una reducción del 50% en el uso de coches eléctricos compartidos con servicios similares al Car2Go de Madrid, o ayudas de hasta 400 euros para adquirir una bicicleta.
Por su parte, el Ministerio francés de Ecología también clasifica a los vehículos en función de su nivel de emisiones mediante un distintivo que establece seis categorías ordenadas por colores. Los coches eléctricos y de hidrógeno llevan una pegatina verde, mientras que los diésel matriculados entre 1997 y 2000 lucen una gris. La medida no afecta únicamente a los coches, sino también a las motos, camiones y autobuses.
Londres
La capital de Reino Unido es conocida por su sistema de peajes de acceso al centro de la ciudad que funciona de lunes a viernes de siete de la mañana a seis de la tarde con un importe que roza los 13 euros. Eso sí, los coches eléctricos o híbridos tienen un descuento. Desde 2008, Londres cuenta con la zona LEZ –de bajas emisiones- para tratar de paliar el problema de la contaminación por vehículos diésel. Las cámaras instaladas en prácticamente cada esquina registran las matrículas y cruzan los datos para determinar si cumplen con la normativa.
Pero estas medidas no logran acabar con el abundante tráfico y la congestión en las calles londinenses, por lo que el ayuntamiento planea crear una Zona Ultra Reducida de Emisión (ULEZ), que podría ponerse en marcha a partir de 2019 para camiones, buses y autocares, además de un impuesto adicional de 10 libras para los más contaminantes.
Roma
La capital italiana también se vio obligada a tomar medidas para paliar la contaminación atmosférica por el tráfico rodado e impuso un sistema de circulación alterna con matrículas pares o impares cuando se registran episodios de contaminación. Roma cuenta con cuatro zonas concéntricas. Los residentes y trabajadores deben abonar una cuota anual y sólo las motos y ciclomotores pueden acceder gratis a la zona restringida vigente de lunes a viernes de 6.30 a 18h los días laborables y de 14h a 18 horas el sábado.
En la zona más céntrica la cuota asciende a 222 euros para vehículos autorizados y eléctricos y, a medida que se aleja del centro, se relajan las restricciones. Mientras que en el casco histórico los vehículos más contaminantes no pueden circular los días laborables, tampoco lo pueden hacer en la siguiente zona cuando se dan episodios de alta contaminación.
Berlín: pegatina verde
Al estilo londinense, la capital alemana también estableció en 2008 una especie de zona medioambiental en su centro histórico, en la que únicamente pueden acceder los vehículos que cumplen las restricciones de emisión de gases.
Mediante un sistema de placas, los coches son identificados como poco, medio o muy contaminante. Sólo los que cuentan con el distintivo verde, es decir, los más limpios, pueden acceder al centro berlinés.
Estocolmo: impuesto a la congestión
La capital de Suecia fue pionera en la restricción del tráfico. La primera medida data 1996, aunque el sistema ha ido mejorando y desde 2007 hay puntos de control automatizados en las entradas y salidas del centro que reconocen las matrículas. Para acceder al centro, los conductores deben pagar entre 1 y 2 euros de 6:30h a 18:30h. Pero según la antigüedad y el tipo de vehículo, el importe máximo a abonar es de 6,5 euros.
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