“El programa estaba por cumplir treinta años”, dice al otro lado de la línea telefónica César Miguel Rondón, el escritor, productor y uno de los periodistas más influyentes de la radio y la televisión venezolana y cuyo magazine informativo acaba de ser silenciado por el gobierno de Nicolás Maduro. En Miami son las ocho de la mañana; en Madrid, las dos de la tarde. A esta hora Rondón debería de estar en antena, pero el espacio que presentaba cada día en la emisora Éxitos 99.9 FM ya no existe. Salió de la parrilla de programación luego de que el organismo oficial que rige las telecomunicaciones, Conatel, impusiera un ultimátum a la cadena Unión Radio: O Rondón, o la licencia para emitir.
"El gobierno de Nicolás Maduro pidió mi cabeza", explica César Miguel Rondón con esa voz radiofónica, la misma que cuenta la vida del sastre Carmelo o la suerte torcida de Ramiro en Maestra vida. La de Rondón es una voz que no sucumbe a la aspereza, ni siquiera la del teléfono o la distancia. Como en la gran ópera salsa de Rubén Blades en la que él hace de Virgilio, César Miguel Rondón acompañó durante años las mañanas de miles de venezolanos. Ahora, al otro lado del mar y de este teléfono, habla del destino de un país en cuya tragedia, como la de las familias infelices de Tolstoi o los acordes de aquella salsa de Blades, el tiempo no se detiene. Cada día es un pellejo arrancado de la piel de los venezolanos.
"El gobierno de Nicolás Maduro pidió mi cabeza", explica Rondón con esa voz radiofónica, la misma que cuenta la vida del sastre Carmelo en Maestra vida
El gobierno de Nicolás Maduro ha subido el tono y arremete con fuerza contra la prensa, ya machacada por las regulaciones, multas y detenciones arbitrarias. Esta vez, a diferencia de otras, ha dado un paso más y embiste contra los corresponsales internacionales, a los que nunca antes había tocado por aquello de mantener las formas. La deportación esta semana de los periodistas franceses y chilenos, así como la detención de los reporteros de la Agencia EFE en Caracas, acusan radicalización en el régimen señalado por la comunidad internacional para que abandone el cargo y permita a Juan Guaidó, reconocido como presidente legítimo, convocar elecciones.
"Al régimen se le ha ido la situación de las manos –explica Rondón- . Está cada vez más acorralado y un animal acorralado saca lo peor de sí", cuenta el escritor y periodista después de una semana de fuego e incertidumbre que ya se ha cobrado la vida de 75 venezolanos, cuarenta asesinados en protestas y 35 ejecutados extrajudicialmente por las fuerzas del Gobierno. "El miércoles 23 de enero –el periodista alude al día en que Juan Guaidó invocó el artículo 233 de la constitución venezolana para desconocer a Maduro- se hizo una reunión con la directiva de la radio. De acuerdo con las directrices del gobierno, no se podía contar nada de lo que estaba pasando. Me dijeron que no podía hacer entrevistas".
"La advertencia era clara: si yo no salía, cerraban la estación y dejaba en la calle a muchas familias"
El asunto empeoraría con el transcurso de los días. "El 24 de enero citaron al presidente de la radio en Conatel -se refiere a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones- y le entregaron un oficio, un documento que tenía más de ultimátum que de exhorto: o usted saca a este señor del aire o yo le cierro la estación". Ante la pregunta sobre si está o no aún al frente del programa, César Miguel Rondón contesta: "Sigo formando parte de Unión Radio, pero el programa no puede emitirse. La advertencia era clara, si yo no salía, cerraban la estación y dejaba en la calle a muchas familias”. La radio sigue en pie, pero miles de oyentes y 25 anunciantes se han quedado, literalmente, en la estacada. Apagados, como la Venezuela de los últimos veinte años.
César Miguel Rondón nació en México, donde se exilaron sus padres en la década de los cincuenta, empujados por la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. La historia se repite ahora en su pellejo, más de sesenta años después. "Vivo en Miami. Estoy en este exilio porque Maduro, en cadena de radio y TV, me condenó a la cárcel. De eso fuimos víctimas mi familia y yo. Maduro dijo que yo debía de estar preso porque, según él, soy un incitador al odio”. Justo después de ese episodio que relata el periodista, él y su esposa, la comunicadora Floralicia Anzola, fueron retenidos junto a dos de sus hijas en el aeropuerto internacional de Maiquetía. Les quitaron los pasaportes a todos.
“Mi esposa y yo teníamos una reunión en Miami, por el programa de televisión que hago y sigo haciendo, pero que el gobierno de Maduro prohibió en Venezuela. Lo hizo como se hacen las cosas en las mafias. No hay ningún documento escrito ni constancia. Lo cierto es que Venezuela el único país de América Latina donde no se emite el programa”. Eso ocurrió el 18 de mayo de 2017, hace ya casi dos años. Entonces Maduro recién había convocado la Constituyente e iniciaba una escalada de aislamiento y represión.
"En los últimos tiempos, no podía invitar a diputados porque eran parte de la Asamblea Nacional que está, según el régimen, en desacato"
“Como teníamos que viajar, decidimos llevarnos a las niñas. Era un viaje de trabajo pero no queríamos dejarlas. Vinieron con nosotros mi hija, que estudia Filosofía, y Barbarita, que tiene síndrome de Down. Cuando llegamos el aeropuerto nos quitaron los pasaportes. Dijeron que había una denuncia y que habían sido robados. Nos hicieron firmar, incluida Barbarita, un documento horrible donde decía que Cesar Miguel Rondón pretendía viajar con un pasaporte robado. Eso es muy grueso. Además, tenía un párrafo en el que yo debía firmar que me habían tratado bien". Las medidas no fueron sólo contra ellos, también contra el resto de la familia.
"A mis otros hijos, que no viven en Venezuela, les anularon el pasaporte. Si llegaran a ir a Venezuela se los quitan, porque, según el régimen, son robados. Después de mucho bregar, conseguimos que a Floralicia y mis hijas recibieran el pasaporte. En mi caso no existía forma alguna de recuperarlo, que sería un caso parecido al caso de Nelson Bocaranda –Rondón se refriere a otro periodista de peso e influencia en Venezuela y que no puede salir del país-. Hablé con medio mundo. Parecía no haber manera alguna hasta que, de la manera más absurda y extraña, pude recuperarlo”.
Es la primera vez en más de 40 años de carrera periodística que César Miguel Rondón recibe un ataque frontal de ese tipo. Había sido objeto de presiones, admite, pero no de esta magnitud. "Esto ha sido muy distinto y además ha sido progresivo. Mis editoriales, que hacía todos los días y suponían el momento de más audiencia del programa, ya no pudieron salir más. Me los prohibieron. Me vetaban invitados. En los últimos tiempos, no podía invitar a diputados porque eran parte de la Asamblea Nacional que está, según el régimen, en desacato. Así fue creciendo la situación".
“La represión contra los periodistas irá a más, seguro. Algunos decían que conmigo no se metían por lo emblemático. Eso quizá era mi pequeño escudo de protección, pero ya me dispararon"
Para César Miguel Rondón hay una lectura muy clara: el oficialismo no depondrá en sus estrategias. "Es un régimen atormentado y enloquecido, nunca se habían metido con los corresponsales extranjeros y lo han hecho ahora. Allanaron la sede de la agencia EFE y secuestraron a sus periodistas. Además de los corresponsales franceses y chilenos, que fueron deportados”. A la pregunta sobre qué tanto puede agravarse la persecución a periodistas en Venezuela, César Miguel Rondón responde sin titubear: "La represión contra los periodistas irá a más, seguro. Algunos decían que conmigo no se metían porque era emblemático. Ese era quizá mi pequeño escudo de protección, pero ya me dispararon, ya estoy fuera. No se van a detener".
El caso de César Miguel Rondón se suma a una larga campaña de acoso. En Venezuela, los periodistas han ejercido su profesión en condiciones abiertamente hostiles. El gobierno de Hugo Chávez cerró la estación televisiva más antigua del país: Radio Caracas Televisión. Cabeceras independientes de grupos mediáticos como la Cadena Capriles e incluso periódicos centenarios como El Universal, fueron comprados por empresarios afines al gobierno, sin contar con el acoso legal y económico al diario El Nacional, obligado a dejar de circular en papel a causa de la presión económica. Según una denuncia formal presentada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, en la última década se han registrado más d 11.000 agresiones a periodistas y se calcula que cerca de un centenar de cabeceras independientes y emisoras de radio han echado el cierre, cercados por las multas y el acoso del gobierno nacional y regionales. Bajo la mirilla del rifle del régimen de Maduro, César Miguel Rondón es una pieza de mayor. O eso creen ellos. Él sigue siendo una voz acostumbrada a salir, como el sol, cada mañana. Cual Virgilio de aquella Maestra vida, su voz forma parte del largo viaje que emprende un país de vuelta hacia sí mismo.
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