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Así está Chernóbil 37 años después del desastre nuclear: 2.000 personas habitan la zona

Tras el desastre nuclear más grande de la historia de la humanidad, los alrededores de la planta nuclear siguen siendo habitados por familias y cientos de trabajadores que acuden a la central

  • La ciudad fantasma de Pripyat, abandonada luego del desastre reactor atomico Chernóbil -

26 de abril de 1986, la fecha que todos los habitantes de Chernóbil tienen grabada a fuego. En la noche de esa primavera todo era paz en los alrededores de la central nuclear Vladímir Ilichr, lo que nadie sabía es que ese día estaba destinado al desastre. Una prueba a baja potencia fue el detonante del desastre. Lo que tenía que ser una simple revisión rutinaria, se convirtió en una explosión en el reactor número 4 de la planta de energía de Chernóbil. El infierno se apoderó del ambiente, las llamas se expandieron por todo el edificio dando lugar a lo que, con el paso de los años, se ha calificado como el peor accidente nuclear de la historia.

En menos de 24 horas lo que era la planta de Chernóbil se convirtió en escombros y cenizas, y lo peor estaba por llegar. El día 27 de abril las autoridades locales comenzaron a desalojar a los trabajadores de la planta y a los habitantes Pripyat, una población a ocho kilómetros de Chernóbil. Aún no eran conscientes de la gravedad del asunto, de hecho los habitantes de Kiev seguían con sus plácidas vidas como si no hubiera pasado absolutamente nada.

A más de 1.100 kilómetros de Chernóbil, los trabajadores de la planta de Forsmark (Suecia) notificaron unas anomalías que no habían visto jamás: los niveles de radiación estaban rozando los récords históricos. Todas las hipótesis y cábalas se confirmaron gracias a un trabajador de la planta, que se percató de que los medidores de radiación tenían la flecha en la dirección que no debía estar. En ese momento, la verdad les golpeo en la cara y a medida que acercaban las prendas de los empleados, los indicadores de radiación aumentaban.

La radiación se propagó por el ambiente tras el estallido de la central nuclear. Como consecuencia, las partículas se apoderaron de la atmósfera dando lugar a una nube de radiación que recordaba a las plantas soviéticas, las cuales llevaban años desiertas por culpa de un fenómeno que recordaba a lo ocurrido el 26 de abril de 1986. Para cerrar con broche de oro el apocalipsis, el viento y la lluvia completaron el cóctel molotov, propiciando que la radiación no solo se expandiera, sino que, como si fueran gotas de lluvia, se posara en la superficie creando una zona radiactiva jamás vista.

100.000 personas, ni más ni menos, fueron informadas del suceso. A todos los que habitaban a 2.600 kilómetros cuadrados las transportaron de la "zona cero", diciendo adiós a la vida tal y como la conocían. Los intentos desesperados para tratar de frenar en seco la radiación, hizo que miles de trabajadores se jugaran la vida entrando en la zona afectada y tratando de cubrir con una obra arquitectónica de hormigón los restos del reactor, con la esperanza que tras las paredes de arena, cemento y piedras la radiación se quedará atrapada. Lo que no sabían es que el mal ya estaba hecho y fueron un total de 38 personas las que fallecieron en la acción heroica de tapar lo que quedaba del reactor, por enfermedades relacionadas con la radiación.

Chernóbil 37 años después: tierra de 2.000 habitantes y de 600 trabajadores

Han pasado 37 años desde aquel 26 de abril de 1986 y la zona de Chernóbil sigue siendo un escenario desierto en el que las personas brillan por su ausencia. Desde el accidente, un área de aproximadamente de 30 kilómetros a la redonda se ha convertido en un ambiente en el que reina el silencio y desde que las autoridades ucranianas y rusas decidieran acordonar la zona, las 200.000 personas que vivían alrededor de la planta fueron reubicadas. Han sido tal las medidas preventivas, que Ucrania desde el 2021 ha utilizado el terreno de la central nuclear como un almacén de combustible que se reinvierte en las cuatro plantas restantes que siguen activas.

El nuevo confinamiento de seguridad en pleno proceso de construcción sobre la planta nuclear de Chernóbil. EFE

¿Cuántas personas siguen trabajando en Chernóbil? Aunque parezca inviable, unas 600 personas acuden diariamente a las instalaciones de la central nuclear y trabajan como si nada hubiera ocurrido en esa zona que parece maldita. Se hacen turnos con diferentes horarios y rotan de empleados semanalmente según las medidas sanitarias establecidas. Un intento desesperado de que las personas no se expongan a la radiación y así evitar problemas graves de salud producidos por la inmensa radiación que rodea la zona. Un verdadero acto suicida que varios empleados de mantenimiento, médicos, expertos en radiación y científicos están dispuestos a correr.

En los pueblos cercanos la vida recuerda más a la de los meses posteriores de un país inmerso en un conflicto bélico grave, que a la rutina tal y como la conocemos. En civilizaciones hasta 225 kilómetros de distancia, la radioactividad supera 5 veces el límite para los adultos y más de 12 veces para los niños. Unas condiciones que hacen que la vida no se pueda desarrollar con normalidad. Pripyat, uno de los pueblos más afectados por el desastre nuclear del 86, está a unos 8 kilómetros de Chernóbil. Las casas derruidas, la vegetación que se mezcla con los escombros y el aura de misterio hacen que esté completamente deshabitado y sin mantenimiento.

La radiactividad ya forma parte del ecosistema, hasta tal punto que los propios árboles acumulan niveles de radioactividad que revientan el medidor, dando lugar a hechos tan surrealistas como que las vacas que habitan en esas zonas comen pasto contaminado. Tras todo esto: ¿Quedará alguien viviendo en la actualidad en Chernóbil? En la ciudad, situada a 25 kilómetros de la planta nuclear, 2.000 personas se levantan diariamente, desayunan y realizan sus tareas domésticas. Antes de la explosión del reactor número 4 de la planta de energía estaban censados un total de 14.000 personas. Una desgracia que 37 años después los habitantes de Chernóbil siguen llorando y que entrará en los anales de la historia como la mayor desgracia nuclear que jamás se ha vivido.

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