Es una de las grandes paradojas de la crisis sanitaria y económica desatada por el coronavirus. China, país donde se originó el brote y al que la UE donó más de 50 toneladas de material sanitario a comienzos de año, se ha convertido en el principal proveedor de mascarillas, guantes y equipos médicos de los países europeos más afectados por el Covid-19, como España e Italia.
Antes de iniciarse la pandemia, el gigante asiático producía diariamente 20 millones de mascarillas; hoy fabrica más de 116 millones al día, según datos del Gobierno chino. Como si de una economía de guerra se tratase, al desatarse el brote de Covid-19 en la ciudad de Wuhan, Pekín decidió orientar su industria a la producción de material sanitario.
Casi 9.000 empresas se registraron durante los dos primeros meses de 2020 como fabricantes de este material sanitario. Además, decenas de compañías chinas, incluidas la tecnológica Foxconn --encargada de ensamblar los iPhone de Apple--, los fabricantes de teléfonos Xiaomi y Oppo, o la marca de coches eléctricos BYD, entre otras compañías, se unieron al llamamiento del Gobierno y orientaron su producción hacia la fabricación masiva de mascarillas, hasta llegar al volumen actual de 116 millones diarias.
Un esfuerzo que también se extendió a otros productos sanitarios como los trajes de seguridad, guantes y equipamiento para hospitales como respiradores, test de análisis ARN para la detección del Covid-19 o escáneres.
Aunque algunos productores europeos han duplicado su capacidad de producción, la Comisión Europea considera que "no va a ser suficiente" y prepara un plan para cofinanciar la compra conjunta de material sanitario a China
Este notable incremento en la producción de material sanitario, unido a que los gobiernos de países europeos como Francia y Alemania han intervenido sus industrias para garantizar que todo el material sanitario sea utilizado por sus propios médicos y enfermeros y no para la exportación, ha hecho que naciones como España e Italia se hayan lanzado a los brazos del gigante asiático.
España ya ha cerrado con China contratos por valor de 578 millones de euros para la adquisición de material sanitario y equipo médico, mientras Italia recibió la semana pasada una donación de 30 toneladas de material y el asesoramiento de médicos chinos.
Y esto, a pesar de que el Gobierno de Pekín desde enero guarda para sí el 90% de su producción y solo exporta el 10% restante.
El 50% del material sanitario en la UE viene de China
Según datos del Peterson Institute for International Economics, antes de desatarse de la crisis por el coronavirus en China, el gigante asiático ya era el país de origen del 50% de los trajes de protección PPE importados por los países de la Unión Europea, además del 71% de las mascarillas, el 38% de los guantes y el 58% de las gafas utilizadas de protección para sanitarios.
A pesar del alto número de casos registrados en ese país, y de que muchos países temían un corte total de suministros médicos por parte de China, durante los meses de enero y febrero de 2020, durante lo más duro de la epidemia en el país asiático, sus exportaciones de trajes de protección PPE a la Unión Europea solo cayeron un 17% y las de mascarillas y guantes solo se redujeron en un 15%.
Ahora que ha dado por controlada la epidemia en su país, ha multiplicado su producción y ha anunciado el fin del confinamiento incluso en Wuhan, el Gobierno chino puede ver en la venta de material sanitario una forma de paliar los estragos causador por el coronavirus sobre su economía.
Europa, en manos de los suministros médicos chinos
La portavoz del Gobierno español, María Jesús Montero, explicaba este viernes que los contratos cerrados por España con China son la respuesta a la "dificultad efectiva" que existe para el abastecimiento de los productos sanitarios y a la "competencia feroz" en los mercados internacionales, ya que todos los países se están reservando su producción nacional.
A pesar de que muchos productores europeos han duplicado ya su capacidad para producir mascarillas PPE, la Comisión Europea considera que "no va a ser suficiente" y ha anunciado un plan, que deberá concretarse dentro de dos semanas, para cofinanciar la compra conjunta de material sanitario, esencialmente a China.
Antes de aparecer el coronavirus en China, el gigante asiático ya era el país de origen del 71% de las mascarillas, el 38% de los guantes y el 58% de las gafas utilizadas de protección importadas por la UE
Ese país, que parece estar consiguiendo controlar la pandemia en su territorio, ha donado dos millones de mascarillas quirúrgicas, 200.000 de tipo N95 y 50.000 tests para detectar el SARS-CoV-2 a Italia y España. La Comisión estudia cómo fletar aviones para recoger ese material a medida que vaya estando disponible.
"Las acciones unilaterales y precipitadas de los Estados miembros están impidiendo que los bienes necesarios para mitigar los riesgos sanitarios ligados al brote de Covid-19 lleguen a los que más los necesitan", señalaba el comisario europeo de Industria, Thierry Breton, en una carta dirigida a los estados miembros, después de que Alemania o Francia inicialmente prohibieran las exportaciones de sus equipos.
Suspicacias hacia las donaciones chinas
Desde Estados Unidos y algunos países de la UE han mostrado sus suspicacias hacia las donaciones que China y algunas de sus empresas, como el Grupo Alibaba o Huawei, han realizado a países como Italia o China.
Algunos lo ven como un intento por ampliar su influencia y demostrar capacidad de gobernanza en momentos en que el epicentro de la crisis sanitaria se sitúa en Europa y en Estados Unidos.
Una visión con la que discrepa Mario Esteban, analista del Real Instituto Elcano. "En contra de lecturas algo apresuradas que concluyen que la crisis del coronavirus reforzará la influencia internacional de China, un análisis más completo lleva a pronosticar un impacto más bien negativo sobre su posición económica y política en el mundo, señala el experto.
Para Esteban, ser el origen del Covid-19 y haber actuado con falta de transparencia en el momento inicial será aprovechado por EEUU para redoblar su campaña sobre los riesgos de que las cadenas de valor de las empresas dependan demasiado de un país inseguro y las dudas acerca del liderazgo que puede jugar en la gobernanza global un país tan opaco.
"Este escrutinio internacional sobre la responsabilidad de las autoridades chinas en el origen del Covid-19 y su respuesta durante las primeras semanas desde la aparición de esta enfermedad, no hará más que agudizarse a medida que las contundentes repercusiones sanitarias, económicas y políticas de esta crisis vayan golpeando los diferentes rincones del planeta", concluye el experto.
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