Los habitantes de la Ucrania invadida tienen cada vez más claro que quieren huir del país. La guerra, que ya se prolonga dos meses y medio, se une al hambre y la falta de productos de primera necesidad, lo cual hace que la vida en ciudades como Jersón sea un absoluto infierno.
A esto hay que sumar que Rusia está aplicando la 'ley del vencedor', por lo que está expropiando propiedades a los ciudadanos huidos para se instalen en ellas miles de civiles rusos, que llegan a la ciudad en autocares escoltados por el ejército. No son solo hogares: también están haciendo suyos coches, terrenos y negocios. Mientras, los ucranianos que han decidido quedarse o no han podido salir aún, están sufriendo una especie de 'impuesto revolucionario': si quieren mantener su propiedades, deben financiar al ejército ruso y servir su ayuda. Una extorsión en toda regla.
Ante esta situación, los ciudadanos ucranianos en Jersón planean su huida de la ciudad, algo que no es nada fácil, ya que como hemos contado en otras ocasiones, el ejército ruso vigila cada salida. Pero Vitaly Suárez y su padre tienen un plan para realizar la evacuación junto a una ONG colaboradora: gracias a los fondos conseguidos, han cubierto la mitad del coste de una furgoneta de segunda mano -están intentando lograr la otra mitad para adquirla- que utilizarán para sacar a aquellos que lo deseen. Según cuenta Julio, el padre de Vitaly, ya hay más de 100 personas apuntadas en una lista de espera.
Pese a ser un territorio conquistado, los bombardeos se escuchan día y noche. Los rusos han conseguido que su primera línea esté por delante de Jersón, pero las fuerzas ucranianas tratan de repeler el avance del ejército invasor. Sin lanzar bombas a zonas donde puede haber civiles, la población ya no recibe ataques directos, pero sí siente cerca las explosiones y vive en una situación de constante de tensión. De ahí la desesperanza ucraniana, que ve cómo y las ganas de huir de una ciudad en la que antes querían resistir los envites del Kremlin.
La empresa que colaborará con esta misión de rescate será Citroën a través de su fábrica de Vigo. La compañía francesa traslada coches nuevos a Alemania para su comercialización de manera habitual, por lo que cargará este vehículo como uno más para llevarlo hasta el país germano. Una vez allí, la ONG 'Help to Ukraine' se hará cargo del vehículo y atravesará la frontera hasta llegar a Mykolaiv. Allí estará Vitaly para hacerse cargo de la furgoneta y matricularla como ucraniana.
Matrícula ucraniana para no recibir ataques en Jerson
Según cuenta Julio Suárez, el padre de Vitaly, a Vozpópuli, los vehículos con matrícula extranjera suelen ser atacados y saqueados por los rusos, al saber que llevan víveres, algo que también escasea entre las tropas del Kremlin. Por este motivo, es fundamental ponerle placas ucranianas para evitar que los rescatados corran peligro de ser tiroteados. Ya ha habido sucesos de este tipo durante la guerra de Ucrania: el pasado miércoles, una furgoneta con víveres y matrícula de Italia fue tiroteada por el ejército ruso.
Vitaly cuenta con acreditaciones de la Cruz Roja como colaborador en ayuda humanitaria gracias a su labor repartiendo comida y medicamentos, además de contar con adhesivos para vinilar los vehículos y obtener así cierta permisividad por parte del ejército ruso para poder trasladarse en zona bélica. Con la furgoneta, la idea es trasladar a ciudadanos de Jersón a Mykolaiv. Allí, la ONG española 'Help to Ukraine' se encargará de llevar a estos refugiados hasta la frontera.
Esta ONG, que colabora a su vez con ACNUR, se encargará de resolver el papeleo necesario para que los refugiados rescatados por Vitaly puedan viajar a España o al país donde tengan familiares esperándoles. ¿Y qué pasará con Vitaly? Él se quedará ayudando a sus compatriotas un tiempo más... hasta que los invasores hagan de la ciudad un terrotorio de la Federación Rusa, algo que se da por hecho, aunque haya esperanza. Una vez esto suceda, este hispano-ucraniano y sus amigos abandonarán el país en dirección a España.
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