El pasado sábado la policía tuvo que intervenir en los muelles del Sena, en París, debido a la alta concentración de personas que allí se congregaban y puesto que no se respetaban las medidas de salud pública necesarias para evitar la expansión del coronavirus.
Estas aglomeraciones tienen lugar pese a la complicada situación epidemiológica de París y sus alrededores: Île-de-France, la región que engloba a la capital y su zona metropolitana, se encuentra en alerta máxima con una tasa de incidencia muy superior a la media nacional de 250 casos positivos por cada 100.000 habitantes.
Se trata de la región menos extensa pero más poblada de Francia, con alrededor de 12 millones de habitantes, casi el 20% de toda la población francesa. Por ello, resulta casi imposible evitar las concentraciones de personas al no haber actualmente confinamientos domiciliarios.
El aumento imparable de contagios en la región y la saturación que viven los hospitales, que ya están trasladando pacientes a otras ciudades gales e incluso a Bélgica, ha vuelto a poner en alerta al gobierno francés. El ministro de Salud, Olivier Véran, ha calificado de "inquietante" la situación en esta zona y ha advertido que de no mejorar, tendrán que adoptarse medidas más restrictivas.
Vamos a tener en un riesgo mayor de interacción de población, por eso es particularmente importante tomar medidas muy restrictivas en las grandes ciudades
El caso de París no es el único. Hace unas semanas, pese al llamamiento del Gobierno para que la gente se quedase en casa, se produjeron aglomeraciones en varias ciudades italianas. Por este motivo, en Roma cerraron la Via del Corso, una de las principales calles del centro histórico, y en Nápoles el paseo marítimo.
La capital italiana es una de las consideradas “zonas rojas”, con una incidencia semanal superior a 250 casos por cada 100.000 habitantes, en las que se endurecerán las restricciones a partir del próximo lunes. Además, ante el empeoramiento de la situación, el Gobierno italiano aprobó este viernes un decreto ley para aplicar el confinamiento total del 3 al 5 de abril.
Comunidad de Madrid
Precisamente, en evitar las concentraciones de personas basaba su argumento la Comunidad de Madrid para oponerse al cierre de la región en Semana Santa. "Si impides que los madrileños se muevan fuera, la gente se mueve dentro y si acotas el toque de queda, es posible que haya grandes aglomeraciones antes del toque. Nos basamos en la situación previa y en la situación demográfica de Madrid", señaló recientemente el viceconsejero de Salud Pública, Antonio Zapatero.
Finalmente, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha aceptado el cierre de la región en Semana Santa, pero ha anunciado que recurrirá “ante la Justicia” la decisión aprobada por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas.
Endurecimiento de las restricciones
En opinión de los expertos, la solución para evitar las aglomeraciones, y por tanto el aumento del contacto social y los contagios, pasa por endurecer las medidas, no por permitir la libre circulación de personas. "La densidad de población es uno de los factores que afecta a la transmisión. Vamos a tener en un riesgo mayor de interacción de población, por eso es particularmente importante tomar medidas muy restrictivas en las grandes ciudades, más aún que en las zonas de población dispersa", señala en conversación con Vozpópuli Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tal y como apunta Acuña, el hecho de que la gente esté al aire libre en las ciudades no garantiza que se vaya a mantener la distancia física y se use la mascarilla y por tanto que no se vayan a producir contagios. "Las restricciones deben incluir las no aglomeraciones en la calle", apunta.
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