La presencia de combatientes extranjeros a Ucrania no es un fenómeno nuevo. Cientos de voluntarios han ido llegando a cuentagotas desde 2014, año de la revolución ucraniana y el posterior conflicto con Rusia por el control del Donbás. No obstante, tras la invasión rusa del 24 de febrero, ha habido un "cambio en este campo con hasta 20.000 extranjeros" que han intentado unirse a uno de los dos bandos en conflicto. Se calcula que tan solo unos miles han viajado al frente, según recoge un exhaustivo informe del Counter Extremism Project, entre ellos el español Ángel Adrover, fallecido en Leópolis.
Los antecedentes ideológicos de estos voluntarios oscilan entre la extrema derecha a la extrema izquierda y se han unido tanto al lado ucraniano como al prorruso. Su motivación es menos radical y más política que aquellos extranjeros que ya conocían la guerra en Ucrania desde el 2014 y además, la forma de afiliarse ha sido a grosso modo a través del Gobierno ucraniano.
Los países de origen de estos voluntarios occidentales son, principalmente, Estados Unidos, Canadá, Italia, Alemania, Francia, España y Polonia. Aunque también hay batallones extranjeros conformados por bielorrusos y georgianos. Algunos de ellos han presentado un perfil untranacionalista, por lo que el informe recomienda a los Gobiernos estar alerta a su regreso a sus hogares.
Voluntarios españoles
El análisis de los combatientes españoles, que firma el investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona, Quique Badia, detalla que los voluntarios ultraderecha en Ucrania se dividen entre los que apoyan a Rusia y son simpatizantes de la 'Cuarta teoría política' del pensador Aleksandr Dugin, y los que combaten por Ucrania y provienen de un entorno neonazi. En el primer grupo están, como discípulos de Dugin, el simpatizante de extrema derecha Josep Alsina Calvés y el militante neofascista Jorge Alberto de la Fuente Miró.
Sin embargo, el Ministerio del Interior sostiene que el perfil general de los voluntarios que combaten en Ucrania son personas "con acceso a armas de fuego que se trasladan a la zona de guerra por su ideología o buscando fama". Estos últimos son más fáciles de identificar por su actividad en redes sociales, como Bernat-Lautaro Bidegain Ros, procedente de entornos de izquierda. Además, se encuentra el caso del joven neonazi Miguel Faro Salmerón, quien ya fue arrestado en Hungría en 2017 por llevar una camiseta antisemita y el treintañero Francisco Floro, que estuvo luchando en Irak con las Unidades de Resistencia Kurda contra el Estado Islámico. Todos ellos, informa el Counter Extremism Project, luchan en el bando ucraniano.
Voluntarios de EEUU y Canadá
En el caso estadounidense, hasta 6.000 personas pidieron a través de la embajada ucraniana en Washigton alistarse a las filas ucranianas, pero la mitad fueron rechazadas por falta de conocimiento militar o antecedentes penales. Constan las firmas de 3.000 voluntarios de EEUU aunque no se pueden dar por ciertas puesto que las cifras sobre terreno no están claras.
En el caso canadiense, el Gobierno Ucraniano ha informado que alrededor de 550 voluntarios militares se han asentado en Kiev para luchar y que incluso crearon un batallón propio. Por ahora, la información contrastada es que hay al menos una docena de militares ucraniano-canadienses sin "creencias políticas explícitas". Entre sus filas, habría veteranos militares entre los que se incluye la presencia de dos voluntarios que ya lucharon contra el Estado Islámico en Irak y Siria.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación