Un grupo de portugueses ha convocado para el próximo día 21 movilizaciones en todo el país similares a las realizadas por los "chalecos amarillos" en Francia, un movimiento que quieren imitar, dicen, para pedir un aumento de salario mínimo y una rebaja de los combustibles.
El evento, titulado "Vamos a parar Portugal como forma de protesta", ha recibido el apoyo de más de 40.000 personas en Facebook, donde los responsables del movimiento aseguran que la situación social es ya insostenible.
"Somos uno de los países donde menos se gana y más impuestos se pagan, etc., y nos quedamos callados, como siempre", lamentan en el mensaje que acompaña a la convocatoria de movilización, destacada hoy por la prensa portuguesa.
"Ya basta. Vamos a decir basta al aumento de los combustibles, peajes, IVA" y a pedir un incremento del salario mínimo, que se situará en los 600 euros a partir del próximo 1 de enero.
El grupo, organizado por seis personas que trabajan en teleoperadoras y restauración, asegura no formar parte de ningún partido político y reniega del uso de la violencia en esta protesta, que se está organizando a través de grupos de Whatsapp.
Solo para las menos de tres semanas que faltan para acabar el año hay 47 avisos de huelgas en once áreas de la administración pública
"Con la adhesión que hemos tenido, esperamos que "la manifestación sea en todo Portugal", declaró hoy al diario Jornal de Negócios uno de los promotores de la iniciativa, que rehusó dar su nombre.
Avisos de huelga
La Policía de Seguridad Pública portuguesa ya vigila a esta grupo, según dijeron fuentes del cuerpo, cuya existencia se conoce en un momento de fuerte contestación social al Gobierno que lidera el socialista António Costa.
Solo para las menos de tres semanas que faltan para acabar el año hay 47 avisos de huelgas en once áreas de la administración pública, desde funcionarios de Justicia a hospitales públicos, donde la situación empieza a ser límite.
En estos centros, la huelga que comenzaron a finales de noviembre los enfermeros, y que se extenderá hasta el 31 de diciembre, ha implicado la cancelación de alrededor de 5.000 cirugías que, según el Gobierno, podrían programarse en el primer trimestre de 2019 "si hay acuerdo" con los sindicatos, algo por ahora improbable.
A esto se suma el paro de los funcionarios de prisiones, que derivó la semana pasada en un motín de los reclusos de Lisboa, molestos por no poder recibir visitas de familiares, o el convocado por empleados de supermercado en la víspera de Nochebuena, medida que también acometieron el año pasado para pedir mejoras laborales.
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