Una serie de ataques con cohetes en un campo de gas en el norte de Irak ha obligado a los contratistas estadounidenses que trabajan en su expansión a marcharse, asestando un golpe a las esperanzas de la región kurda de aumentar sus ingresos y ofrecer una pequeña alternativa al gas ruso. El proyecto para expandir el yacimiento operado por Pearl Consortium, propiedad mayoritaria de Dana Gas de Abu Dhabi (DANA.AD) y su filial Crescent Petroleum, se suspendió a fines de junio después de tres ataques con cohetes, según recoge Reuters.
Así, la situación en Irak empeora por momentos. Las Fuerzas de Seguridad iraquíes afirmaron este martes que cuatro misiles impactaron en la fortificada Zona Verde de Bagdad, escenario desde ayer, lunes, de disturbios después de que el influyente clérigo chií Muqtada Al Sadr anunciara su retirada definitiva de la política. "La Zona Verde de Bagdad fue bombardeada con 4 misiles que cayeron en un complejo residencial, provocando daños", dijo en un comunicado la Célula de Información de Seguridad del Gobierno iraquí. Fuentes del lugar también han informado que se han esparcido los ataques provocando daños en el gasoducto de Khor Mor, que está gestionado por estadounidenses y es uno de los más grandes del país.
La fuente añadió que el lugar del lanzamiento fue desde las áreas de Al Habibiya, ubicada en Ciudad Sadr, una zona populosa de mayoría chií en el este de Bagdad, y Al Baladiyat, sin señalar a ningún grupo de militantes o activistas concreto como responsables de los lanzamientos. Bagdad amaneció este martes en medio de enfrentamientos y disparos intermitentes que continúan desde ayer tras el toque de queda impuesto en todo Irak tras el anuncio de retirada de Al Sadr y con el epicentro en la Zona Verde, área fortificada de Bagdad que alberga los principales edificios gubernamentales como el Palacio Presidencial y el de Gobierno, así como embajadas extranjeras. Ante los ataques se han desplegado blindados para evacuar a los diplomáticos y al Sadr ha pedido a sus seguidores que se retiren en un plazo de una hora de la zona fortificada. Los protestantes se han ido retirando y las fuerzas de seguridad iraquíes anunciaron el levantamiento del toque de queda.
Estos disturbios han provocado, según dijo una fuente de la Comandancia de Operaciones de Bagdad a Efe, al menos 35 muertos y más de 250 heridos. El presidente iraquí Barham Saleh y el primer ministro en funciones, Mustafa Al Kazemi, entre otras altas autoridades del país, han llamado a las fuerzas de seguridad a que eviten enfrentarse con los seguidores de Al Sadr, a los que instaron a retirarse de las calles.
Crisis política
El anuncio de la retirada de la política del influyente clérigo chií Muqtada al Sadr ha puesto a Irak contra las cuerdas, después de que miles de sus seguidores tomaran el Palacio presidencial y el del Gobierno en Bagdad en unas manifestaciones que se han saldado con al menos 12 muertos. Tras más de diez meses de parálisis política en el país árabe por la incapacidad del fragmentado Parlamento de escoger un nuevo presidente y formar Gobierno, la situación ha alcanzado un punto de no retorno tras el anuncio de Al Sadr, que ha desatado el caos no solo en Bagdad sino también en algunas provincias del sur.
"Había decidido no intervenir en los asuntos políticos, pero ahora anuncio mi retirada definitiva y el cierre de todas las instituciones (sedes)" del Bloque Sadrista, dijo en un comunicado Al Sadr, que lleva condicionando la política del país desde principios de siglo e instigó dos recientes asaltos al Parlamento en julio.
El Bloque Sadrista, con 73 de los 329 escaños de la Cámara, salió vencedor de las elecciones de 2021, pero el boicot a las propuestas de Al Sadr provocó que el clérigo hiciera dimitir a todos sus diputados en junio y, desde entonces, ha ejercido presión en las calles.
Protestas fuera de control
El anuncio de Al Sadr ha provocado que sus partidarios, que llevan acampados a las puertas del Parlamento desde hace cuatro semanas en protesta por la parálisis, irrumpieran en el Palacio Presidencial y el del Gobierno, algo que obligó al Ejecutivo a suspender sus trabajos.
Imágenes difundidas por las televisiones locales mostraron la multitud saltando la valla del Palacio Presidencial y dándose un chapuzón en la piscina para hacer más llevadera la protesta en medio de los 46 grados centígrados que azotaron hoy a Bagdad, y en un acto reminiscente al de Sri Lanka de hace un mes.
Ante esta situación y sin las instrucciones de los líderes sadristas para apaciguar a la multitud, las autoridades iraquíes declararon un toque de queda en Bagdad que entró en vigor a las 15.30 hora local (12.30 GMT), aunque eso no disuadió a los manifestantes. Otro toque de queda, esta vez en todo el país, fue declarado posteriormente ante la escalada de la violencia en las protestas, que se esparcieron por otras localidades de Irak, especialmente en las provincias del sur, el principal bastión de Al Sadr.
"La suspensión de las instituciones del Estado es una cuestión peligrosa que pone en grave riesgo al país y a los intereses de los ciudadanos", dijo el presidente iraquí, Barham Saleh, en un comunicado en el que urgió a los manifestantes a retirarse de los edificios gubernamentales.
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