Este domingo se cumple un año desde que Donald Trump perdiera definitivamente la reelección a la Casa Blanca frente al actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Unas elecciones marcadas por el coronavirus y el voto por correo hasta el punto de no decidirse el resultado final hasta cinco días después de las elecciones, celebradas el 2 de noviembre del pasado año.
Ni el ya famoso 'Stop the Count' ni los empeños de Trump por poner en duda el sistema electoral norteamericano lograron frenar la victoria demócrata de cara a la Casa Blanca. Pero desde entonces, el magnate neoyorquino se ha preparado para regresar a la silla del despacho oval en las elecciones de 2024.
Donald Trump es el gran líder del partido republicano en Estados Unidos. Aunque haya primarias, nadie duda de su victoria. El 47% de los votantes republicanos e independientes votarán por él en unos hipotéticos comicios internos. El segundo posicionado, Ron DeSanctis, solo ha logrado un 10% de apoyo, tal y como se refleja en una encuesta realizada por Harvard CAPS-Harris.
Pese a la abrumadora mayoría trumpista, esta es la encuesta menos favorable para el neoyorquino, ya que otras reflejan que entre el 67% y el 78% de los republicanos quieren que el expresidente se presente. El dominio absoluto del partido por parte del magnate es evidente, por lo que el único que podría oponerse a su candidatura a la presidencia es el propio Trump.
El expresidente lo sabe y calcula desde su fortaleza en Palm Beach (Florida) sus posibilidades de ser la segunda persona en la historia de Estados Unidos en lograr la presidencia en dos mandatos no consecutivos. El anterior en lograrlo fue Grover Cleveland en 1886 y viendo cómo la popularidad de Joe Biden desciende por momentos, es muy posible que sea elegido como presidenciable si se ve con posibilidad de ser ganador.
Este factor se podría cumplir, ya que hay ciertos signos de descontento en el país con el Partido Demócrata y lo hemos podido ver esta semana pasada con las elecciones a gobernador. El estado de Virginia, teñido de azul desde el año 2008, ha sido conquistado por el aspirante Glenn Youngkin, del Partido Republicano. Supone un duro varapalo para la formación liderada por Joe Biden. Esto mismo ha ocurrido en New Jersey, donde ninguna encuesta fue capaz de pronosticar una victoria republicana, personificada en Jack Ciatarelli.
Las encuestas también muestran un descenso de la popularidad de Joe Biden. De hecho, sus cifras se acercan peligrosamente a las que tuvo Donald Trump cuando dejó la Casa Blanca. Firmó un 37% de aprobación entre los norteamericanos, la cifra más baja de un presidente en la historia del país. Biden se sitúa segundo en este listado, con un 42% de aprobación, según Gallup.
Un año sin Trump
Desde que el pasado 7 de noviembre de 2020, Biden diera su primer discurso en Delaware como nuevo presidente de Estados Unidos y de la euforia demócrata de aquel momento se ha pasado a cierta sensación de decepción. La dicotomía Trump-Biden, en el que uno simboliza el mal y el otro el bien, ya no hace efecto en la sociedad americana tras un año en el que el actual presidente no ha logrado sacar adelante sus principales promesas.
La salida precipitada de Afganistán tampoco le ha servido para dar una buena imagen como presidente (solo el 26% cree que la retirada se hizo bien), así como su programa social, paralizado en el Capitolio. A esto se une otros aspectos negativos en su gestión, como el repunte de casos del coronavirus, los problemas de suministro que sufre la industria y la inflación anual actual, la más alta de los últimos treinta años.
El cóctel del descontento tiene como guinda una tasa de paro que no termina de volver a ser el que era en la época prepandemia: en febrero de 2020, con Trump en el poder, se situaba en un 3,5% mientras que en estos momentos, la cifra está en un 4,8%. La tendencia que hemos visto desde abril de 2020 (14,8% de paro) es una reducción progresiva del número de desempleados, pero desde Estados Unidos creen que la recuperación postcovid está siendo demasiado lenta.
El plan Build Back Better, que prometía derechos sociales más propios de una socialdemocracia europea que del liberalismo de Estados Unidos, no ha sido tan potente como se prometió en un inicio. Muchos motivos, con más o menos peso social, que han minado la moral de los demócratas y han posicionado enfrente, aún más, a los republicanos.
La caída libre de su popularidad, solo tiene una noticia positiva para Biden: tiene tres años más para mejorar sus cifras y cambiar la tendencia que lleva actualmente. Ha pasado, según Realclearpolitics, de un 57% de aprobación en enero al 43% actual y de un 36% de desaprobación al 51,1%.
Los seguidores de Trump, muy activos
Un líder como Donald Trump es capaz de desatar mucho odio, pero también de lograr que le sigan a pies juntillas. Tras el surrealista asalto al Capitolio, llega una nueva historia insólita: centenares de personas, convocadas por QAnon, se reunieron para asistir a la resurrección de John F. Kennedy Jr en Dallas. Según la teoría conspirativa de este movimiento, el hijo de JFK volvería a la vida para anunciar el regreso de Trump y su candidatura conjunta a la Casa Blanca en 2024. Nombraría al magnate como 'rey de reyes'. Al final, no hubo resurrección y la lluvia hizo que los asistentes se volviesen a casa como habían llegado.
¿Veremos un Trump-Biden en 2024?
Esta predicción, un año después de las elecciones a la presidencia, es muy difícil de realizar, pero sí podemos seguir ciertas pistas y analizar cómo sería el orden lógico de los sucesos. El primer punto a tener en cuenta es el factor edad: el actual presidente cumple el próximo 20 de noviembre 79 años y llegaría a los próximos comicios con 82-83 años. Es la persona más anciana en sentarse en la silla del despacho oval. Precisamente le quitó el récord a Donald Trump, que accedió al cargo con 70 años. Llegaría a las próximas elecciones con la actual edad de Biden, por lo que tiene algo más de margen.
Por otro lado, el propio Biden dijo que su periplo en la presidencia era de transición y que no se presentaría a la reelección. Lo cierto es que entre los demócratas no tiene un liderazgo sin fisuras y que su imagen, como puedes leer arriba, se ha resentido bastante en lo que llevamos de año. Por ello, es muy difícil pensar en ver banderones con el lema 'Biden 2024'.
Esas encuestas tampoco son benévolas con Trump y enfrentaría, tal y como ha ocurrido en 2020, a los dos candidatos con menos respaldo social de la historia. La diferencia es que el magnate sí manda con mano de hierro entre los miembros del partido y tiene un liderazgo indiscutible dentro del electorado republicano. Por tanto, Trump no se presenta, el único motivo será porque él mismo no quiere hacerlo. Si él quiere, será candidato. Por tanto, si en estos momentos hubiera que hacer una apuesta, sí veremos un Trump 2024, pero Biden será sustituido por un candidato más joven y con una mayor popularidad.
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