Para conservar el beneplácito de Trump, los líderes europeos le agasajaron. El presidente francés, Emmanuel Macron, fingió su amistad y lo invitó a la gran reapertura de Notre-Dame de París. El primer ministro británico, Keir Starmer, mantuvo fuertes las relaciones bilaterales y mostró su interés en estrechar lazos con el magnate neoyorquino. En Alemania, los principales partidos han acordado un aumento, considerable, del gasto en defensa. Nada ha funcionado para satisfacer el insaciable ego del presidente norteamericano. Hace unos años, la adulación funcionó momentáneamente con Donald Trump, pero pese a los esfuerzos de Europa por mantener una cordialidad con su histórico socio, el magnate sigue determinado en que Europa no "se aproveche de Estados Unidos".
Ya en 2018, tan solo un año después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, Europa temió el recién elegido presidente estadounidense abandonara la histórica alianza con ellos. Al principio las amenazas del magnate neoyorquino hicieron sonar las alarmas, pero bien es cierto Trump mantuvo e incluso aumentó algunos elementos de la cooperación transatlántica. Puso en práctica la decisión del presidente Barack Obama de desplegar más medios de defensa estadounidenses en Europa del Este, continuó con el envío de armas a Ucrania y firmó -aunque no estuvo de acuerdo- una ley que sancionaba a Rusia por interferir en las elecciones estadounidenses e intentar asesinar a un antiguo espía en el Reino Unido.
Pero, bien es cierto, que todas estas fueron acciones de retaguardia, fueron diseñadas, a veces contra la voluntad de Trump, bien por el Congreso, de mayoría demócrata, o por personas que ya no forman parte de la administración. Aun así, con una mayoría republicana en el Congreso y con un equipo aún más próximo al presidente norteamericano, Donald Trump tiene, o cree tener, carta blanca para actuar en la línea de sus propios intereses, y los de su equipo de Gobierno, y en aquello que cree que es mejor que es para la economía de los Estados Unidos.
Solo, contra todos
Donald Trump, quien pudiera ser uno de los líderes mundiales más difícil de prever, parece querer enfrentarse contra el mundo, tirando por la borda las relaciones diplomáticas con sus históricos socios en Europa y en América. Mientras que a otras Administraciones, y gobiernos, por su ideología puede anticiparse sus próximos pasos en alguna materia, el caso del presidente norteamericano es una excepción. Pese a la pertenencia al Partido Republicano y su afán por hacer Estados Unidos "grande otra vez", las iniciativas aprobadas por su gobierno distan en algunos casos de mejorar la situación económica norteamericana, tal y como han avanzado varios economistas. A corto plazo, las últimas decisiones en materia económica internacional, los aranceles a Canadá, México y Europa, están generando una guerra comercial con esos países, llegando incluso, como se ha visto a través de las redes sociales, a retirar productos de origen americano en algunas cadenas de supermercados canadienses.
Durante su primer mandato, el magnate norteamericano sacó a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, hoy dice, tras enviar una carta al líder supremo iraní, que "muy, muy pronto" podrían reanudarse las conversaciones e incluso materializarse el pacto. "Tenemos una situación con Irán y algo va a pasar muy pronto, muy, muy pronto", explicó Trump durante una comparecencia ante la prensa en el Despacho Oval, tras lo que añadió que solo quedan "las últimas pinceladas" para lograr un acuerdo razón por la cual "va a haber días interesantes por delante". Los virajes del republicano son constantes y mayoritariamente incomprensibles, tal y como ha ocurrido con Europa, un socio histórico al que Donald Trump ahora menosprecia y menoscaba.
La alianza que daba comienzo en 1949, con la sombra de Unión Soviética cerniéndose sobre Europa, empieza a resquebrajarse en apenas tres meses de Donald Trump al frente de la Casa Blanca. Aunque los motivos de los Estados Unidos de entonces no eran altruistas, ya que iba en su beneficio expandir su esfera de influencia y evitar que más países adoptaran el comunismo como forma de gobierno, sirvió para que ambos continentes estrecharan lazos entre ellos, se convirtieran en socios y se formara una alianza no vista hasta la fecha.
Ahora, después de décadas de esfuerzos por parte de líderes europeos y americanos, han bastado apenas tres meses para que el republicano las haya deshecho. Cuando anunció su intención de formalizar conversaciones de paz para la guerra de Ucrania, Trump no solo excluyó a los líderes europeos de estas conversaciones, cuyos países se habían unido a Estados Unidos en el envío de suministros y ayuda para Kiev, sino que el propio Zelenski no fue invitado a reunión para la paz en un conflicto del que era, además de protagonista, el agredido. Este movimiento por parte de Trump fue recibido como un desprecio por parte de los presidentes de los países europeos, quienes pusieron en marcha una serie de cumbres para remediar ese aislamiento.
Pero esta actuación de Trump no ha sido la única, desde que llegó a la Casa Blanca el pasado 20 de enero. Además de ignorar a sus socios europeos, el republicano ha amenazado con retirar el apoyo militar a Europa. Trump ve a Europa como una carga de la que quiere deshacerse, y ante un panorama del que ahora los países europeos se han convertido en meros espectadores, los 27 miembros de la Unión aprobaron el rearme armamentístico en un intento de independizarse militarmente de Estados Unidos y poder seguir brindando apoyo a una Ucrania completamente humillada.
La brecha entre Estados Unidos y Europa es tal que Trump afirmo este viernes preferir lidiar con Vladímir Putin antes que con Volodímir Zelenski, un autócrata antes que un primer ministro elegido democráticamente. El magnate neoyorquino declaró que le resulta más difícil lidiar con Ucrania que con Rusia en las negociaciones para poner fin a la guerra en el este de Europa. "Me resulta cada vez más difícil, francamente, lidiar con Ucrania", expresó Trump, quien declaró que lo está haciendo "muy bien con Rusia" pese a reconocer que las fuerzas del Kremlin están "bombardeando a Ucrania como locos". "En términos de lograr un acuerdo final, puede que sea más fácil tratar con Rusia, lo cual es sorprendente", señaló.
Trump aseguró que el presidente ruso, Vladímir Putin, está haciendo "lo que cualquier persona haría en su posición". Aseguró además que Putin quiere la paz y que durante las negociaciones "va a ser más generoso de lo que tendría que ser". Las alabanzas a Putin de Trump son constantes, incluso habiéndole amenazado con sanciones si abandonaba las negociaciones de paz. Pero mientras que para el presidente norteamericano Europa es una carga de la que quiere deshacerse, el líder ruso es una figura mucho más apreciada que cualquier otro europeo.
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Acontracorriente
09/03/2025 09:37
El globalismo ha muerto
En1958
09/03/2025 16:44
Ojalá sea así. La OTAN hace tiempo que, junto a la UE, se convirtieron en las armas del progresismo anglosajón para desestabilizar o invadir países e imponer su pensamiento único y su hegemonía en un mundo unipolar o día inexistente.