Durante los primeros días de invasión rusa de Ucrania fue noticia el estancamiento de un enorme convoy de vehículos rusos que se dirigían a Kiev. El grupo de decenas de carros no logró avanzar por la resistencia ucraniana, según informó a principios de marzo el Pentágono.
El fracaso de esta operación rusa se debió en gran parte debido a una serie de emboscadas nocturnas llevadas a cabo por un equipo de 30 personas de las fuerzas especiales ucranianas y operadores de drones a bordo de quads, según informa 'The Guardian' citando a un comandante ucraniano.
Estos operadores de drones pertenecen a la unidad de reconocimiento aéreo, Aerorozvidka, formada hace ocho años por especialistas en tecnología de la información y aficionados que diseñan sus propias máquinas. Esta sección está financiada a través de un programa de micromecenazgo y a una red de contactos personales, según informa el citado medio.
Según explicó el comandante de la unidad, el teniente coronel Yaroslav Honchar, estas unidades se acercaron a bordo de sus quads a la columna de vehículos blindados rusos a través de los bosques aledaños a la carretera. Los soldados ucranianos estaban equipados con gafas de visión nocturna, rifles de francotirador, minas detonadas a distancia, drones equipados con cámaras termográficas y otros capaces de arrojar pequeñas bombas de 1,5 kg. Y según Honchar, el convoy quedó atascado después de que la unidad ucraniana destruyera dos o tres vehículos.
La capacidad de mantener una vista aérea de los movimientos rusos ha sido fundamental para el éxito de las tácticas de estilo guerrillero de Ucrania. Pero los esfuerzos de Aerorozvidka para expandirse y reemplazar el equipo perdido se han visto obstaculizados por un suministro limitado de drones y componentes.
Misiles portátiles y drones de bajo coste
Misiles portátiles y drones de bajo coste protagonizan el "escaparate" armamentístico de la guerra de Ucrania. Su uso ha sido clave para que un ejército con pocos recursos como el ucraniano haya plantado cara a las poderosas fuerzas armadas rusas y condicionará, según los expertos, la estrategia militar de otros países.
Los antitanque estadounidenses Javelin y los británico-suecos NLAW, que con un peso de entre 10 y 25 kilos pueden llevarse al hombro y son capaces de penetrar en los blindajes más modernos, se han revelado como una de las armas decisivas en la guerra de Ucrania, explicó a Efe Nick Reynolds, analista del "think tank" Royal United Services Institute (RUSI).
Los antiaéreos Stinger, también estadounidenses, un dispositivo que puede transportar asimismo un único soldado, otorgan a los ucranianos la capacidad de derribar aviones y helicópteros en un rango de unos 8 kilómetros y son otro de los puntos fuertes del arsenal de Kiev, en gran parte donado o vendido por Occidente.
La capacidad defensiva de Ucrania la completan los drones turcos Bayraktar, dispositivos de precisión capaces de vigilar desde el aire más de 24 horas seguidas y atacar a blindados individuales.
A un precio de menos de un millón de dólares por unidad, frente a los 30 millones de dólares que puede costar un Predator estadounidense, los Bayraktar, aparatos de unos 12 metros de envergadura, prometen dar un impulso a la industria turca en los próximos años.
El desarrollo de la guerra, en la que el Ejército ucraniano está logrando paralizar con armas ligeras el avance de la artillería pesada rusa, "definitivamente va cambiar cómo se estructuran las fuerzas militares" en el futuro, destacó Reynolds.
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