Internacional

¿Y si EEUU y Siria tuvieran que enfrentarse… por una plaza en el Mundial de fútbol?

No es la primera vez que deporte y política se ven envueltos en una peculiar situación. El destino podría deparar un enfrentamiento entre dos enemigos irreconciliables y en plena guerra por un objetivo tan alejado del campo de batalla como una plaza en el próximo Mundial de fútbol.

El fútbol no entiende de geopolítica. De ser así, ni se le hubiera pasado por la cabeza la posibilidad de enfrentar a dos países como EEUU y Siria por un puesto en la fase final de la próxima Copa del Mundo, a disputarse el año que viene en Rusia. Tampoco debe ser la asignatura predilecta de los dirigentes de la FIFA. Sólo así puede explicarse que, a día de hoy, una eliminatoria como ésta, entre dos países que son enemigos irreconciliables y se encuentran en pleno proceso bélico, sea posible.

En las últimas horas, un gol dio la vuelta al mundo y no por su dificultad o plasticidad ni por haber sido marcado por una de las estrellas del deporte rey. El tanto del sirio Omar Al Soma, que servía para empatar el partido que enfrentaba a su selección contra la de Irán, permitía a Siria seguir adelante en su intento para llegar por primera vez a la fase final de un Mundial. El hecho de que la selección de un país devastado por la guerra desde hace años lograra una hazaña semejante hizo que el gol saltara a las portadas de los periódicos y se hiciera un hueco en los informativos.

El hecho de que la selección de un país devastado por la guerra desde hace años lograra una hazaña semejante hizo que el gol saltara a las portadas de los periódicos y se hiciera un hueco en los informativos

Sin embargo, el camino de Siria hacia el sueño del Mundial podría incluir una parada muy incómoda, probablemente la más incómoda de todas y que, de darse, eclipsaría incluso la gesta de llegar hasta la última eliminatoria previa del Campeonato que todo futbolista desea disputar. Esa parada sería un enfrentamiento a ida y vuelta con EEUU, el país que situó a Siria en el centro del denominado "eje del mal" y cuya campaña militar en su territorio prosigue sin visos de tener un final cercano.

Por el momento, la selección de Siria deberá disputar una eliminatoria a doble partido frente a la de Australia. Si lo consigue se medirá al cuarto clasificado en el grupo final de la Confederación de Norteamérica, América Central y Caribe (Concacaf). A falta de dos jornadas para la finalización de este grupo, esa cuarta plaza la ocupa EEUU (por detrás de México, Costa Rica y Canadá). Es decir, a día de hoy un EEUU-Siria con una plaza para el Mundial en juego es una opción nada descartable.

Desplazamiento sin riesgo

La eliminatoria no supondría un desplazamiento de alto riesgo para el equipo estadounidense. Debido al conflicto bélico, Siria juega sus partidos como local fuera de su territorio. Tras disputar algunos encuentros en Omán, los últimos han tenido como sede a la lejana Malasia. Lo que no podría evitarse sería el desplazamiento de la delegación siria a suelo estadounidense.

No sería la primera vez que el fútbol determina un enfrentamiento políticamente incorrecto. En la fase final de la Copa del Mundo de 1998, disputada en Francia, el caprichoso sorteo situó en el mismo grupo a EEUU e Irán, que terminó imponiéndose por 2-1 en un partido que se disputó cuando la tensión política entre ambos era mucho mayor que la de ahora.

La eliminatoria no supondría un desplazamiento de alto riesgo para el equipo estadounidense. Debido al conflicto bélico, Siria juega sus partidos como local fuera de su territorio

Casi un cuarto de siglo antes, otra edición de la Copa del Mundo ofreció otro duelo con morbo. Las dos Alemanias, separadas aún por el muro de Berlín y en plena guerra fría, tuvieron que verse las caras. El de 1974, organizado por la República Federal de Alemania, fue el único Mundial que disputó la República Democrática de Alemania y el destino (o, mejor dicho, el sorteo) unió sus caminos.

Contra pronóstico, los del Este (sobre el papel, inferiores futbolísticamente hablando) se impusieron por 1-0 y el autor del tanto de la victoria, Jürgen Sparwasser, regresó poco más o menos que como un héroe nacional. Poco importó que, finalmente, la República Federal de Alemania terminara ganando aquel Mundial.

La lejana 'diplomacia del ping-pong'

Como entonces, ahora se da la circunstancia de que la teoría y la lógica juegan contra un posible Siria-EEUU. Para los expertos, Australia es mejor equipo y le batirá en la eliminatoria previa. Y aunque se diera la sorpresa en este enfrentamiento, igualmente descartan que EEUU no logre avanzar posiciones en su grupo de la Concacaf y evite jugar la repesca contra el representante de la Confederación Asiática.

Pero nadie duda de que si el fútbol es el único deporte que levanta pasiones en todos los rincones del mundo es porque cuando el balón echa a rodar, la teoría, la lógica y demás ortodoxias cobran una inusitada tendencia a saltar por los aires.

Será el momento de rememorar aquel episodio de comienzos de los años 70, bautizado como la ‘diplomacia del ping-pong’, cuando una delegación del equipo de tenis de mesa estadounidense fue invitada a disputar varios partidos amistosos en la China de Mao Tse Tung, en plena guerra fría. Fue el anticipo de la primera visita de un presidente estadounidense (Richard Nixon) a territorio chino, que se produjo varios meses después, con abrazo incluido entre ambos dirigentes.

Lo que es seguro es que, de producirse, la carambola ofrecerá motivos para hablar. Y recordar que el mundo sigue en una guerra que el fútbol no podrá solucionar.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP