A una semana de que culmine una corta pero intensa campaña electoral en Venezuela para elegir nuevo presidente, el menú de elementos pintorescos que se han visto en estos días ha sido tan largo, como pobre el debate argumental: una salsa para el candidato opositor Henrique Capriles Radonski, un rap burlón improvisado por el oficialista Nicolás Maduro, artistas marcando territorio político en ruidosas apariciones públicas, insultos, motes, expresiones homofóbicas, guerra de encuestas, movilizaciones, concentraciones, anuncios de atentados y hasta un pájaro portador de mensajes del más allá del mismísimo Hugo Chávez, fallecido hace poco más de un mes.
Desde el principio, la estrategia de Maduro ha sido la de erigirse como “el heredero”, suerte de vicario legítimo del comandante presidente, y aprovechar tanto el duelo como la “religión política” implantados tras la muerte del líder socialista, el 5 de marzo. El candidato, poco carismático (Lula dixit) y de oratoria limitada, prácticamente pide que el voto chavista sea la manifestación de un acto de fe que permita la prolongación del socialismo del siglo XXI.
La diferencia entre Maduro y Chávez, percibida por el mismo elector chavista, la ha marcado Capriles en la campaña electoral, cuando esculpió la frase: “Nicolás, tú no eres Chávez”.
Así será, por ejemplo, el voto de Josefina López, militante de base del Partido Socialista Unido de Venezuela, quien asegura a Vozpópuli que la “emoción de los revolucionarios chavistas está muy arriba, pues la muerte física del presidente ha desatado un huracán de sensaciones que pasan por el dolor, la rabia, la tristeza, la impotencia, pero no paraliza sino, al contrario, actúa como factor movilizador”.
López subraya que su voto va más allá de Maduro: “es por la continuidad y profundización de un proyecto político, un nuevo modelo contrario al capitalismo donde el centro es el ser humano”.
Esa diferencia personal que percibe el mismo elector chavista, la ha marcado el propio Capriles en el pistoletazo de salida de la campaña electoral, cuando esculpió la frase: “Nicolás, tú no eres Chávez”.
Capriles, que ya se midió y perdió el pasado 7 de octubre contra Chávez (55% de los votos frente al 44%), ha optado por trocar el anterior tono conciliador en una comunicación directa y agresiva, que le ha permitido reagrupar las fuerzas opositoras, desanimadas y dispersas tras la última derrota electoral, pero se enfrenta a un candidato que dispone de todos los recursos del Estado, una amplia red de medios públicos y planea sobre el fantasma del fallecido presidente.
Capriles ha optado por una comunicación directa y agresiva, que le ha permitido reagrupar las fuerzas opositoras, desanimadas y dispersas, pero se enfrenta a un candidato que dispone de todos los recursos del Estado y medios públicos
Si bien Maduro inició su campaña apuntando el agudo problema de inseguridad que sufre el conjunto de los venezolanos, al que no pudo hacer frente en 14 años el gobierno de Chávez y que el año pasado se cobró 16.000 víctimas, pronto el tema se diluyó en un mar de recriminaciones contra el líder de “la derecha”, a quien le ha endosado el calificativo de “burguesito”, “caprichito” y “majunche” (poca cosa). A contrapelo, Capriles le llama “toripollo”, cuerpo de toro y cara de pollo.
La homofobia también ha llegado a la campaña venezolana. “A mí sí me gustan las mujeres”, dijo Maduro en un acto público junto con su pareja, Cilia Flores, la procuradora general, haciendo alusión velada a la supuesta homosexualidad -desmentida- de Capriles.
“La mentira”, la principal acusación de los caprilistas
Ante el debate superficial y el uso extremo, casi de superchería, de la imagen de Chávez por parte del oficialismo, el candidato opositor ha intentado no sólo reflotar los acuciantes temas que aquejan a millones de venezolanos: la escasez de alimentos básicos, la inflación asfixiante, apagones frecuentes en ciudades del interior, la inseguridad, sino también señalar a quienes llama “los enchufados” (el círculo político que gravitaba alrededor del fallecido presidente) al que responsabiliza de la corrupción, la ineficiencia gubernamental y sobre todo “la mentira” con que se ha manejado el gobierno de estos últimos 100 días, la mayor de ellas, la información sobre la propia enfermedad del líder socialista. La devaluación de la moneda ha entrado también al léxico de la campaña opositora.
La campaña, además, ha tenido un condimento adicional con la pugna política entre artistas. Algunos animadores, cantantes y actores de televisión anunciaron su apoyo al candidato gubernamental lo que desató una auténtica tormenta con quienes prefieren la otra opción, que hicieron este sábado un acto de respaldo a Capriles, que logró una importante convocatoria. La guinda de la tarta ha sido una canción del actor Rolando Padilla musicalizada por el puertorriqueño Willy Colón, a ritmo de salsa, con el título “Mentira fresca”, en la que hace burla abierta de Maduro.
David Smolansky, activista de oposición, adelanta a Vozpópuli que ésta “ha sido una campaña fuerte, llena de racionalidad porque sabemos de los abusos y mentiras por parte del gobierno”, pero la reacción de los caprilistas “ha sido sorprendente” pues han logrado organizarse muy rápidamente.
Maduro, vencedor en las encuestas
Pero la victoria la tienen difícil. Seis encuestadoras dan ganador a Maduro, en porcentajes que varían de 10% a 20%, aunque este domingo el candidato opositor aseguró que la caída de su adversario es vertiginosa y las líneas de preferencia electoral ya se cruzaron a su favor.
Seis encuestadoras dan ganador a Maduro, en porcentajes que varían de 10% a 20%, aunque Capriles aseguró que la caída de su adversario es vertiginosa
“Sería un hito ganar, es una campaña inédita. Capriles ha ido contagiando a medida que ha pasado esta corta campaña. Esta semana de cierre será determinante”, remata Smolansky quien ve en su candidato al líder capaz de “recuperar una democracia verdadera con inclusión, seguridad, educación y esperanza para los más jóvenes”.
Este sábado Maduro, quien se dice seguidor de Sai Baba, improvisó (bastante mal) un rap contra su opositor Capriles, para luego advertir que a quien vote contra él le caerá “la maldición de Maracapana" y denunciar que han contratado sicarios centroamericanos para atentar contra su vida.
La tarde del domingo, en una impresionante marcha y concentración opositora en Caracas, Capriles dio una demostración de contundencia pero, de acuerdo con analistas, no le será suficiente para llegar a Miraflores aunque sí le servirían, en el escenario de la eventual derrota, para plantarse con mucha propiedad y fuerza ante un gobierno que a medio plazo deberá dar soluciones efectivas a los venezolanos, a la sombra de la épica de un comandante que ya no está.
(*) Antonio Fernández Nays ha trabajado como periodista y editor en los principales diarios de Venezuela, El Nacional y El Universal.
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