El presidente francés, Emmanuel Macron, admitió "errores de comunicación" en la defensa de la reforma de las pensiones, que está provocando una caída de su popularidad tras la adopción de la misma en medio de multitudinarias manifestaciones en su contra.
En un encuentro con lectores del diario Le Parisien, que el periódico publicó este domingo en internet, Macron lamentó no haber sido capaz de convencer a la mayoría de los franceses de que la reforma era necesaria y aseguró que "quizá" debió "mojarse más" en los debates.
"El error pudo ser no haber estado suficientemente presente para dar una constancia e impulsar esta reforma yo mismo", dijo el presidente, que aseguró que optó por dejar esa tarea a su Gobierno.
Pese a todo, el presidente defendió el retraso de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años como la única forma de mantener el sistema actual de pensiones porque "con todas las demás hipótesis es deficitario". Y acusó a la oposición de no proponer ninguna alternativa, lo que "en cierta forma evitó el debate".
Macron aseguró que seguirá acudiendo a actos públicos para "reconquistar el debate público porque hay cosas que no están claras" y lamentó que algunos manifestantes le reciban con caceroladas en lugar de debatir con él.
"Hay gente que no está de acuerdo y se puede hablar. Pero cuando hay gente que lo único que busca es tapar tu voz o lanzarte objetos, eso es falta de civismo", dijo. El presidente alertó del peligro de que la ultraderechista Marine Le Pen alcance el poder "si no se responde a los desafíos del país y si se instala el hábito de la mentira y de la negación de la realidad".
A la extrema derecha "nunca se le ganará al juego del populismo y de la demagogia" pero se le combate con "la reindustrialización" y las políticas reales que "saquen a la gente de la desesperanza".
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