Cada 4 de julio, los estadounidenses celebran por todo lo alto la independencia que lograron en 1776. Sin embargo, los desfiles, conciertos, comidas y fuegos artificiales no contentan a todos. Su ruido genera trastornos a una gran cantidad de perros y gatos, en una jornada en la que los supervisores de varios refugios de animales intensifican su labor tratanto de calmarlos con música clásica.
Este jueves, alrededor de 150 perros, 150 gatos y otras criaturas serán trasladados al Rancho Cucamong, un centro de adopción y cuidado de animales, en el que tranquilizar los ladridos y gemidos de perros en pánico por los fuegos artificiales y de otros asustados por sus propios compañeros, será su principal tarea en un día festivo en el que atenderán a entre 20 y 30 perros más de lo habitual y para el que cuentan con empleados adicionales.
"Es un efecto goteo", dijo Erika Gámez, encargada de unos 150 perros en el trabajo y de otros cinco en casa, en declaraciones al periódico estadounidense 'Washington Post'.
La música clásica será el mejor aliado ante unas escenas que se repetirán en hogares, patios y parques públicos en todo Estados Unidos, provocando ansiedad en los animales y convirtiendo el 5 de julio en el día del año con mayor entrega a los refugios de perros perdidos.
Mientras que los perros tienen un oído más sensible que los humanos y ladran, gimotean, aullan o se esconden, los gatos no parecen molestos con los fuegos artificiales pero sí se estresan con los tumultos, según Melissa Bain, de la Escuela de Veterinaria de la Universidad de California.
La festividad de este año contará además con la reapertura de la Estatua de la Libertad tras los desperfectos causados por el huracán Sandy en el icónico monumento.
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