Internacional

Las evidencias del fraude electoral en Venezuela: se perpetró con el sistema de voto "más seguro del mundo"

El sistema electrónico que utiliza el régimen de Maduro cuenta con la calificación del Centro Carter de Estados Unidos como "el mejor del mundo"

El candidato opositor Edmundo González depositando su voto.
El candidato opositor Edmundo González depositando su voto. Jeampier Arguinzones

"Felicitamos entonces al nuevo presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el candidato Nicolás Maduro Moros", anunciaba el domingo por la noche el Consejo Nacional Electoral (CNE) en la voz de su presidente Elvis Amoroso. Alrededor del 60% de las personas con derecho a voto habían acudido a votar según esta fuente oficial y, de ellos, el 51% había confiado en el heredero de Hugo Chávez para continuar al frente del país durante otros seis años. Las expectativas de la oposición y los estudios demoscópicos eran, sin embargo, bien distintas, ya que todos daban como ganador por un considerable margen al candidato Edmundo González, al que prácticamente toda la comunidad internacional da por ganador a estas horas ante las acusaciones de fraude electoral que le llegan al Partido Socialista Unido (PSUV) desde todos los frentes.

Según las actas que el partido de González, Mesa de la Unidad Democrática, está consiguiendo publicar en resultadosconvzla.com, el resultado anunciado por el CNE habría sido, efectivamente, un fraude tan evidente como parece, y es que el pueblo venezolano había confiado hasta el momento en la integridad de la contabilización de los votos: "Es incomprensible que se haya hecho un zarpazo tan burdo. Si iban a hacerlo, ¿por qué no abortaron las votaciones o forzaron un apagón energético?", se pregunta la profesora venezolana Carmen Beatriz Fernández, presidenta de la consultora DataStrategia. "Existían mil formas más sofisticadas de hacer lo que hicieron sin dejar por el camino mil pruebas de que ha sido un absoluto fraude".

Los datos del escrutinio se debió haber extraído de las 30.000 máquinas de voto electrónicas que se utilizan en Venezuela desde 2004, un sistema que ahora mismo se sitúa en el centro de la polémica y que, sin embargo, cuenta con las mayores garantías que existen: "Hasta el domingo pasado, existía relativa confianza en el sistema porque hasta el centro Carter de Estados Unidos lo había calificado como el mejor sistema de votación del mundo", recuerda la profesora de de Sistemas Políticos Comparados y Comunicación Política de la Universidad de Navarra. "Se sabía del fraude preelectoral, de cómo el régimen inclinaba siempre la cancha a su favor poniendo todo tipo de trabas, pero también se creía en el proceso de contabilización de los votos. Al final, el sistema de votación que se utiliza en el país, como tal, es bastante sólido".

Un hombre muestra una papeleta del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela.EFE/ Ronald Peña R.

El protocolo que debe seguir un venezolano para votar es el siguiente: una vez se presenta en el centro de votación, debe identificarse con un documento oficial. A continuación, puede acercarse a utilizar una de estas máquinas de voto en las que, como si de un ordenador se tratase, seleccionará en la pantalla el nombre del candidato elegido. La máquina en cuestión registra el voto, le imprime un comprobante y es este ticket el que el votante debe introducir finalmente en la urna física.

De este modo, además de los conteos manuales de cada una de las urnas, las máquinas electrónicas realizan una vez terminada la jornada electoral su propio recuento electoral y lo imprimen.

Una vez termina la jornada electoral, se imprime una copia del acata de escrutinio, se envían los datos de la misma al CNE a través de una línea telefónica encriptada y, según dicta la ley, tanto los interventores como los diferentes partidos tiene derecho a recibir una copia de cada una de estas listas, un mecanismo que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela considera "seguro" y "100% auditable"

Para asegurar que todo se leve a cabo de la manera más limpia posible, ese envío de datos por teléfono se certifica a través de un documento impreso y, en más de la mitad de los centros electorales, se lleva a cabo una auditoría donde se comprueba que el recuento que ha hecho cada máquina coincide escrupulosamente con el número de papeletas que se han depositado en la urna física.

Hasta 2017, las máquinas de voto que se utilizaban en el país sudamericano para este proceso pertenecían a la marca Smartmatic, pero tras el escándalo de la manipulación de los votos a la Asamblea Nacional Constituyente —con Leopoldo López acabando preso—, tras el que la empresa aseguró que había habido una manipulación del dato de participación de al menos un millón de votantes, las que se utilizan desde hace entonces son las de la compañía ExClé.

La excusa del régimen de Venezuela sobre el 'hackeo' a las máquinas de voto

Maduro ha asegurado que en la noche electoral se registró un "hackeo masivo" que sería el culpable de que los resultados no se publicasen a tiempo. Este "ataque terrorista" habría dificultado, según la teoría del chavismo, el envío de los datos de los colegios electorales al Consejo Nacional Electoral (CNE). Sin embargo, como ha asegurado el experto venezolano Eugenio Martínez, es una teoría inconsistente, ya que las máquinas "no transmiten los datos por internet, sino a través de líneas telefónicas encriptadas", por lo que para llevar a cabo un ataque informático de estas características tendría que haberse hecho "línea por línea y máquina por máquina".

Pese a las críticas que llegan desde el exterior y desde la oposición, Maduro se niega a mostrar las actas electorales y es que, al igual que sucede en otros países —como España— en Venezuela no hay obligación de publicarlas. Sin embargo, en cuanto la posibilidad de fraude se ha hecho evidente, la comunidad internacional ha exigido al régimen que las entregue. Hasta el momento, la fuente más fiable para conocer el voto de los venezolanos no es la oficial, sino la web resultadosconvzla.com que ha puesto en marcha el partido Edmundo González para que se puedan consultar las actas que han podido recopilar hasta el momento.

Además, los opositores acusan al CNE de haber incurrido en otras negligencias: por un lado, las máquinas no se sometieron a la auditoria protocolaria —al menos la mitad de las urnas deben someterse a una comparación con las máquinas en las que se han impresos sus votos, según la ley—; por otro, se les negó el derecho a los interventores de estar presentes en el interior de los centros electorales hasta el cierre de los mismos. Este segundo punto, lleva de la mano otro de especial gravedad: el Consejo Nacional Electoral (CNE) nunca llegó a informar sobre la constitución y cierre de las mesas, como ordena la Ley Orgánica de Procesos Electorales, por lo que estos procedimientos se llevaron a cabo de manera arbitraria y sin que se dejara constancia de ello.

Por último, la normativa fija que la contabilización de los votos de cada mesa debe hacerse en un acto público llamado "verificación ciudadana", en el que a cualquier persona interesada en observar el proceso debe permitírsele ingresar en el centro. A la oposición le consta que este último punto del protocolo tampoco llegó a tener lugar en muchos de los centros de votación.

Las máquinas de voto electrónico fuera de Venezuela

El voto electrónico se usa a día de hoy en países avanzados como Bélgica, Estados Unidos, Estonia, Filipinas, Brasil e India, además de en Venezuela. Su origen se remonta a los años 60 del siglo pasado, década en la que se introdujeron las tarjetas perforadas, un precursor de cómo la tecnología llegó a los procesos electorales. A día de hoy, los lectores ópticos que leen las casillas marcadas son, con mucha diferencia, su forma más habitual.

En España, en 2004 se hizo una prueba con estos sistemas electrónicos en tres mesas de las Elecciones Generales, en las que se pudo votar de forma remota. Al año siguiente, en 2005, se volvió a repetir la experiencia para el referéndum de la Constitución Europea, aunque los resultados en esa ocasión no tuvieron validez. Entre 2008 y 2011 se utilizaron para automatizar algunas tareas de las mesas electorales, pero los resultados no fueron satisfactorios y no volvió a repetirse la fórmula.

El nuestro no es el único país del mundo en el que se ha dado marcha atrás en la introducción de la tecnología en los procesos electorales: en Holanda, por ejemplo, pudo votarse de forma electrónica entre 1965 y 2006, pero el gobierno cambió de parecer cuando un grupo de especialistas reveló que el sistema tenía grandes fallos de seguridad. Por su parte, en Reino Unido también volvieron al papel en 2007, después de que se realizaran más de 30 "experiencias piloto" durante 5 años que no acabaron de convencer. El caso más similar al de Venezuela es el de Puerto Rico, donde se utilizaban máquinas electrónicas muy similares, pero en el país centroamericano los resultados de las urnas comenzaron a demostrarse muy diferentes a los que indicaban las máquinas, por lo que también se ha desechado el proyecto.

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