La extrema derecha se alza con la victoria en las elecciones generales austriacas. El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), ya con el escrutinio avanzado, obtendría un 29% de los votos frente al 26% que recabaría el ÖVP, el partido popular austriaco. Un resultado bueno para el partido, ya que supone un crecimiento del 13% respecto a los comicios de 2019, pero que no le permitirá formar gobierno. Así se desprende de las primeras reacciones tras los resultados, en el que VPO ha cerrado al puerta a pactar con FPÖ.
La formación ha obtenido su subida respecto a los anteriores comicios debido al hundimiento general de la derecha tradicional del país que ha rebajado su número de votos por encima del 11,2% para firmar un 26,3% de los votos. Un buen dato, ya que las encuestas, hace unas semanas, marcaban un distancia mayor entre ambos partidos.
El sector conservador austriaco gira a la derecha, pero no consigue captar votos de la izquierda moderada, ya que los socialistas mantienen una cifra de votos similar a la de los últimos comicios (21%, -0,2%). Otro cantar es el resultado de Los Verdes, que han visto cómo sus votos se han reducido un 5,6% respecto a 2019 (8,3%).
De esta manera, se cumplen las previsiones que se manejaban en Austria, dado que las encuestas daban como favorito al partido de Hebert Kickl, exministro de Interior del país, líder de ÖFP. De hecho, los primeros sondeos arrojan un mejor resultado que las encuestas de finales de esta semana, dado que la diferencia entre FPÖ y OVP era de tan solo un punto tras la remontada de la derecha moderada.
"Hemos hecho historia", ha proclamado el secretario general del FPÖ, Michael Schnedlitz. "Los austriacos han hecho hoy historia", ha insistido en su primera reacción, recogida por la televisión pública austriaca, ÖRF. Schnedlitz ha prometido que gestionarán con "responsabilidad" este resultado y ha rechazado especular sobre posibles coaliciones. "La noche es joven aún", ha respondido.
El director federal del partido socialdemócrata, Klaus Seltenheim, ha reconocido que es "un resultado doloroso" y ha fijado como objetivo "ahorrar al pueblo austriaco una coalición negriazul", en referencia a los colores de FPÖ y ÖVP, una coalición que, en principio, no se va a dar.
La participación se ha situado en el 78,1 por ciento. Con este resultado, se confirma el giro hacia la derecha de Europa, ya que la izquierda y la derecha tradicional han perdido mucho peso entre los electores del continente tanto en los comicios europeos como en aquellos que se han celebrado de manera local.
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