Agosto y el el United Center de Chicago tienen la llave. Aunque es probable que, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, todo pueda dar un giro de 180 grados en cualquier momento, la Convención Demócrata de este año será una de las de mayor trascendencia de las últimas décadas. Entre los días 19 y 22 del próximo mes se decidirá todo y se conocerá si el actual y cuestionado presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se aferra al cargo o, por el contrario, cede el testigo a otro candidato para tratar de arrebatar a Donald Trump las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Este año está siendo del todo convulso para la política estadounidense. Mientras que en el Partido Republicano cuentan con el primer exmandatario sentado en el banquillo por una causa penal y declarado culpable por el jurado, en las filas demócratas se debaten sobre si conviene cambiar a su líder a menos de cuatro meses de la cita electoral.
Joe Biden era el candidato claro, sin dudas ni críticas. Logró el respaldo absolutos de los demócratas con el 95% de los apoyos en las elecciones primarias y estaría en su pleno derecho de agarrarse como a un clavo ardiendo a su condición de líder. Este mismo viernes, con el demócrata aislado con covid-19, la Casa Blanca se mantuvo en su posición asegurando que Biden seguirá al frente del Partido.
Sin embargo, las últimas intervenciones del mandatario no trasmiten confianza, siembran el "pánico" y provocan que los miembros de su partido miren el calendario con desasosiego intentando buscar una solución con el margen suficiente que les permita competir en las presidenciales y evitar la debacle.
Las encuestas tampoco ayudan. El único momento en el que ambos candidatos -Donald Trump ya ha sido ratificado oficialmente en la Conveción del Partido Republicano esta semana- se encontraban parejos en los sondeos fue cuando iba a tener lugar la celebración del debate electoral.
El pasado 26 de junio, Biden acudía a la CNN con todo de su parte, pero también todo en su contra: si alguien se jugaba todo, era él. Había demasiado en juego y si se perdía, el partido iba a sufrirlo sobremanera. Y así ocurrió.
50 millones de personas frente al televisor
Sin embargo, probablemente nadie esperaba lo que finalmente ocurrió. Pese a que Biden ya había protagonizado algún que otro despiste o discutibles intervenciones en actos públicos, lo del televisado debate electoral que se calcula que vieron unos 51,3 millones de personas, fue más allá.
Las redes se colapsaron con mensajes de estupefacción al ver a un Biden errático, desubicado, sin capacidad de rebatir y, pronto, llegaría el "miedo" a las filas demócratas. La prensa de la primera potencia mundial incluían dicho concepto en sus titulares y los movimientos para tratar de sustituir a su líder dieron comienzo.
Biden no se lo planteaba, se escudó en que había tenido gripe y que por ese motivo podría haber parecido más frágil a la hora de debatir. Entonces, prometía estar en condiciciones de gobernar durante cuatro años más y no se planteaba dejar la carrera hacia las presidenciales. Días después, confundía a Volodímir Zelenski con Vladímir Putin y a Kamala Harris la llamaba "videpresidenta Trump".
Las últimas horas, cruciales
Las últimas horas han sido cruciales y las que se aproximan lo serán aún más. El sábado ocurría algo que cambiaría las tornas por completo. Durante un mitin en Butler, Pensilvania, Donald Trump sufrió un intento de asesinato. Desde una azotea cercana, un joven de 20 años, disparó hasta en tres ocasiones, alcanzando al magnate solo una de las balas. Por un leve movimiento de cabeza, Trump salvó la vida y solo vio dañada su oreja derecha.
El atentado se produjo solo dos días antes de dar comienzo la Convención Nacional Republicana en la que el expresidente sería reelegido como candidato a ocupar la Casa Blanca. Unos hechos que han propiciado la imagen heroica de Trump.
Voces influyentes piden la retirada de Joe Biden
Lo cierto es que hasta el momento del debate, no se había dado demasiado relevancia a las cuestionables actuaciones en público del presidente. Más allá de las chanzas y burlas en redes sociales, el Partido Democráta cerraba filas con su líder. No había dudas de que era el mejor candidato para volver a ocupar el Despacho Oval del Ala Oeste de la Casa Blanca.
Todo ello, pese a que los sondeos publicados por Ipsos señalaban que el 53% de los estadounidenses veían tanto a Biden como a Trump demasiado mayores para asumir el cargo. El dato empeoraba si se habla de "agudeza mental". El 42% de los escuestados opinaba que el republicano sí contaba con esta destreza, mientras que a Biden solo se la atribuían el 23%.
De esta manera, sobrevolaban en escena los polémicos vídeos del aún mandatario con lo que parecen despistes y preocupaban sobremanera entre los demócratas hasta llegar a tildar de "pánico" lo que ocurrió en el partido tras el debate del 27 de junio.
Biden se despide de un mandato de cuatro años al que llegó como el presidente más longevo en ocupar el cargo. Dice adiós a la del todo convulsa carrera de las presidenciales.
Los que no mostraron dudas fueron los donantes, de los primeros que se prounciaron al respecto, a su manera, retirando dinero de la campaña electoral de Biden. En cuanto al partido, algunos mostraron su apoyo, como los gobernadores con los que se reunió el líder demócrata días después del debate. Otros, pidieron de forma privada al presidente que 'colgase los guantes'. Entre ellos, según publicó 'The New York Times', el propio Barack Obama, que le llevó a la Casa Blanca como vicepresidente durante su mandato (2009-2017), así como Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes.
Las encuestas, factor clave
A día de hoy, según el promedio de encuestas de la web especializada Real Clear Politics, el republicano aventajaría a Biden en dos puntos y medio. Mientras que el magnate ganaría el 47,3% de los votos, el demócrata se quedaría en el 44,8% -datos del 16 de julio-.
Prácticamente con los mismos apoyos les sitúa Fivethirtyeight, otogrando el 42,3% a Trump y un 40,3% a Biden. En otro estudio de este mismo portal, es la popularidad de Biden la que cae: el 56,2% lo desaprueba, frente al 38,5% que sí lo hace.
La convención, más discutida que nunca
Dentro de unos días, tendrá lugar la Convención del Partido Demócrata, en la que se decidirá todo. Si Biden continúa, lo hará con todo en contra, hasta las voces que siempre le han respaldado, y lo hará con todos los focos puestos en la -gracias a las series de televisión- conocida Vigesimoquinta Enmienda de la Constitución, que piensa en el posible rostro que cogería los mandos de la primera potencia mundial en caso de que el mandato de Biden no pudiese continuar.
Sí el presidente da un paso a un lado, la reunión demócrata tendrá la importantísima misión de elegir a un candidato que pueda optar a la Presidencia. Suenan los nombres de la vicepresidenta, Kamala Harris, así como de otros como Gavin Newsom, gobernador de California; Gretchen Whitmer, gobernadora de Míchigan; J. B. Pritzker, gobernador de Illinois; Wes Moore, gobernador de Maryland; Pete Buttigieg, secretario de Transporte; o Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania.
El reloj va más deprisa que nunca, la cuenta atrás ha comenzado y cuentan con cuatro meses.
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