Estados Unidos ha puesto fin al Título 42, la política migratoria de la era Trump que permitía las devoluciones en caliente en el marco de la pandemia por coronavirus, con un mensaje dirigido a las personas que tratarán de cruzar al país a partir de ahora: "Las fronteras no están abiertas".
Son palabras del secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, que a través de un vídeo publicado en el momento en el que ha entrado en vigor la nueva política migratoria -cuando el reloj ha marcado las 11.59 del jueves en Washington- ha hablado directamente a los migrantes y les ha advertido de las consecuencias de tratar de entrar irregularmente. "A partir de esta noche, las personas que lleguen a la frontera sin utilizar una vía legal serán consideradas no aptas para pedir asilo. Estamos preparados para procesar humanamente y expulsar a las personas que no tengan una base legal para permanecer en EEUU", ha aseverado. También ha amenazado con algunas de las consecuencias que entran en vigor con la nueva política migratoria, una revisión del Título 8 que estaba en vigor antes de la pandemia, como por ejemplo la prohibición durante cinco años de solicitar asilo en EEUU si se trata de reingresar en el país, además de unas potenciales consecuencias penales.
Las consecuencias de este fin oficial de la política migratoria de Donald Trump se han dejado ver incluso antes de que expirase. En los últimos días, decenas de miles de personas se han acercado a la frontera norte de México, e incluso 11.000 personas cruzaron a EEUU en un solo día el miércoles.
Dentro del país, los centros de recepción de migrantes están dejando que aquellas personas que hayan solicitado asilo se vayan sin tener todavía una fecha programada para la vista en la que tratarán de demostrar que tienen base legal para permanecer en el país, en una medida que pretende liberar espacio antes de la presumible entrada de más personas. Normalmente, las personas permanecen en estos centros hasta dicha vista, para evitar que no se presenten y se queden en el país de manera irregular, pero los centros de acogida están desbordados y no pueden acoger a nadie más, por lo que hay cientos de personas en las calles de ciudades fronterizas como El Paso (Texas), uno de los puntos por los que más migrantes cruzan.
Al otro lado de la frontera, en Ciudad Juárez, cientos de personas esperan frente a la Puerta 42 -la única abierta en la zona en este momento- a entrar a EEUU para comenzar el proceso de asilo, aunque las autoridades estadounidenses llevan semanas advirtiendo de que muchas de estas solicitudes serán denegadas con los nuevos requisitos que se imponen a partir de ahora.
En Florida, sin embargo, un juez federal ha bloqueado este plan en el estado, después de que la fiscal general de la región, Ashley Moody, solicitase en una moción de emergencia el permiso para dejar libres a los migrantes que aún no tienen fecha para su vista, sin hacerles un seguimiento.
Asimismo, otras cientos de personas temen ser deportadas y todavía esperan en la frontera, sin atreverse a solicitar el inicio del proceso legal. Para evitar que estas personas crucen de forma irregular, el Gobierno cuenta con 24.000 agentes fronterizos.
Además, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU ha dejado de realizar test de coronavirus a las personas retenidas, en una serie de cambios anunciados horas antes de la medianoche que pretenden aumentar el número de camas disponibles en sus centros y acelerar el proceso.
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