Los franceses están llamados a votar este domingo en unas elecciones presidenciales que servirán para pasar página a los cinco años de gobierno socialista. Cuatro candidatos parten con opciones de acceder a la segunda vuelta, si bien pocos se atreven a pronosticar un resultado que podría estar marcado por los indecisos y el miedo al terrorismo.
Francia volvió a verse sacudida el jueves por un atentado, en esta ocasión en los Campos Elíseos, uno de los lugares más simbólicos y transitados de la capital. El ataque, reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico, añadió el penúltimo capítulo a la campaña electoral más convulsa y abierta de la historia reciente.
Más de 45 millones de electores dentro del país y 1,3 millones en el extranjero están llamados a decidir quién quieren que suceda a François Hollande como inquilino del Elíseo. Con el actual presidente fuera de juego -un hecho inédito en la V República-, once aspirantes se disputan una presidencia que nadie tiene aún garantizada.
La líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, ha figurado en todo momento como uno de los nombres con claras opciones de pasar a la segunda vuelta del 7 de mayo, en la medida en que las encuestas le han situado durante los últimos meses entre las dos candidaturas más votadas este domingo. Si lo consigue, reeditaría el éxito logrado por su padre en el año 2002.
Los sondeos sitúan ligeramente por delante de Le Pen al líder del movimiento En Marche!, Emmanuel Macron, quien con una formación aún en construcción ha logrado convertirse en el rival a batir. Sin ningún diputado en la Asamblea Nacional, el exministro de Economía quiere comenzar la casa por el tejado y convertirse en el presidente más joven (39 años) en tomar posesión desde Napoleón.
El duelo Le Pen-Macron es, 'a priori', el más probable, aunque a unos tres puntos porcentuales se sitúan los otros dos candidatos con más opciones: el representante de Los Republicanos, el ex primer ministro François Fillon, y el líder de Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon. El primero ha logrado llegar vivo a la meta a pesar de ser imputado por la supuesta concesión de empleos ficticios a familiares, mientras que el segundo se ha disparado en las últimas semanas tras su participación en el debate televisado.
La amalgama electoral ha dado pie a todo tipo de bailes entre las familias políticas, especialmente después de que el candidato socialista, Benoît Hamon, haya quedado prácticamente descartado de la pugna con una intención de voto inferir al 10 por ciento. Su rival en primarias, el ex primer ministro Manuel Valls, ha pedido el voto para Macron, a quien también han apoyado dirigentes conservadores como Dominique de Villepin.
Seguridad
Francia celebra estas elecciones bajo el estado de emergencia que se decretó a raíz de la cadena de atentados perpetrada el 13 de noviembre de 2015 en París. El grupo terrorista Estado Islámico reivindicó dicho ataque, en el que perdieron la vida un total de 130 personas.
El Gobierno activó entonces la denominada 'Operación Sentinelle' (Centinela) para desplegar al Ejército en algunos de los lugares más sensibles de la geografía gala. La operación cuenta actualmente con unos 7.000 militares, si bien el ministro del Interior, Matthias Fekl, ha confirmado que 50.000 policías y gendarmes participarán en el operativo especial por las elecciones.
"No se descarta ninguna amenaza. Nuestro objetivo es permitir que el sufragio universal se exprese libre y serenamente", dijo Fekl el 16 de abril, un día antes de que dos personas fuesen detenidas en Marsella por preparar un atentado de forma inminente y cuatro antes de que los Campos Elíseos se convirtiesen en epicentro del terror.
El primer ministro, Bernard Cazeneuve, advirtió este viernes de que "nada debe entorpecer este momento democrático, fundamental para nuestro país". Lo cierto es que la Constitución sólo contempla el aplazamiento de unas elecciones "si, antes de la primera vuelta, uno de los candidatos fallece o se encuentra impedido", tal como reza el artículo 7.
Resultado abierto
Cuatro candidatos parten, por tanto, con opciones de obtener una de las dos plazas que les garantizarán un puesto en la segunda ronda electoral del 7 de mayo. Los analistas advierten de que el resultado podría estar marcado por el nivel de abstención e indecisos --al menos un 30 por ciento 'no sabe, no contesta' en los sondeos'-- y por las consecuencias políticas del último atentado.
El ataque contra policías del jueves ha servido a Le Pen para recordar los riesgos a los que se enfrenta Francia, uno de los grandes dogmas de una campaña en la que ha abogado por controlar la inmigración y cerrar las fronteras. También está por ver si este tipo de golpes favorece a los partidos más consolidados y perjudica aventuras más personalistas como las de Macron y Melenchon.
El resultado se conocerá previsiblemente la noche del domingo. Los más de 66.000 colegios habilitados abrirán a las 8.00 y cerrarán a las 19.00, aunque en algunas grandes ciudades permanecerán abiertos hasta las 20.00 horas. Hasta ese momento no se conocerá ningún dato estimativo u oficial más allá de la cifra parcial de abstención.
A partir de esa hora, todo dependerá de lo ajustado de los votos, en la medida en que sólo basta conocer quiénes son los dos candidatos que acumulan un mayor número de sufragios. Con esos dos nombres sobre la mesa, comenzará un baile de reacciones en el que los nueve aspirantes perdedores podrían pedir el voto para alguno de los supervivientes.
El vencedor final obtendrá un mandato de cinco años renovable en una ocasión. Una de sus primeras responsabilidades será la formación de gobierno, si bien el calendario electoral no da tregua en Francia y en junio se celebrarán las dos vueltas de los comicios para elegir a los 577 diputados que conforman la Asamblea Nacional.
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