El Gobierno francés explicó este viernes que la llamada a consultas de su embajador en Roma, que no interrumpe las relaciones, es una forma de mostrar su hartazgo, en particular por el gesto "inamistoso" del vicepresidente del Ejecutivo italiano Luigi di Maio, con un grupo de "chalecos amarillos".
"Es un gesto inamistoso de personas que se supone que son gobernantes", se quejó en una entrevista a la emisora "Radio Classique" la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau.
Para la ministra francesa -que evitó citar el nombre de Luigi di Maio- no se defienden los intereses de los italianos cuando "un miembro del Gobierno italiano viene a reunirse con alguien que hace llamamientos a la guerra civil en Francia".
Se refería así al encuentro que el líder del Movimiento 5 Estrellas mantuvo el martes en París con un grupo de los "chalecos amarillos", entre ellos Christophe Chalençon, uno de sus portavoces, e Ingrid Levavasseur, que se ha lanzado a la arena electoral con una lista para los comicios europeos de mayo.
Loiseau afirmó que la llamada a consultas del embajador francés en Roma decidida el jueves "no es una dramatización. Es una forma de decir que el juego se ha terminado".
"Poner las cosas en claro"
En esa misma línea, el portavoz del Gobierno francés, Benjamin Griveaux, precisó en otra entrevista a la emisora "Europe 1" que "hemos llamado al embajador para consultas. No es una llamada permanente, pero era importante poner las cosas en claro".
Griveaux insistió en que "el diálogo no se ha roto nunca" con las autoridades italianas y dio a entender que París privilegia un restablecimiento del diálogo con el primer ministro, Giuseppe Conte.
Preguntado por la propuesta del vicepresidente del Gobierno italiano, Matteo Salvini, líder de la Liga, que ha manifestado su voluntad de verse con el presidente francés, Emmanuel Macron, el portavoz replicó que "en Italia hay un jefe del Gobierno, que es Conte".
Según Griveaux, para que retroceda "la lepra nacionalista, los populismos y la desconfianza hacia Europa, la mejor forma es comportarse bien con sus socios y continuar el proyecto entre Lyon y Turín para permitir que el norte de Italia vaya mejor".
Una referencia al proyecto de línea ferroviaria de alta velocidad entre Turín y Lyon que divide al Ejecutivo italiano, con posiciones contrarias de Luigi Di Maio y Matteo Salvini.
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