Es una voz que no se une al coro. Al contrario de otras publicaciones como The Guardian, The New York Times o The Wall Street Journal, que han alabado el probable futuro presidente francés por su voluntad de cambiar el pacto fiscal europeo y su apuesta por el crecimiento para los 27, la revista The Economist se muestra escéptica y titula su portada de esta semana "El bastante peligroso Monsieur Hollande".
"Fue el país que osciló en la crisis del euro, ubicado entre un norte prudente y un sur despilfarrador. Y es grande"; una razón suficiente, según la revista, para justificar temores ante la posibilidad de un rescate de la segunda economía de la zona euro: Francia.
Después de explicar la probable derrota de Nicolas Sarkozy contra su rival François Hollande en la segunda ronda de las elecciones, The Economist cuenta por qué apoya al candidato de la derecha, a pesar de sus ideas muy proteccionistas, destinadas a los votantes de la ultraderecha. "Si tuviésemos capacidad de voto en el 6 de mayo, se lo daríamos a Sarkozy –pero no por sus méritos, sino para dejar a Hollande fuera."
Socialista izquierdista
¿Por qué tanto odio al candidato socialista? Porque Francia necesita reformas. “Desesperadamente”. La deuda pública sigue aumentando, el país nunca tuvo superávit en 35 años, los bancos necesitan capital, el paro persiste y con el 56% del PIB para gastos públicos, Francia es el Estado más despilfarrador del continente.
Para esta urgente situación, The Economist cree que la respuesta de Hollande es muy pobre: "Parece muy optimista presumir que, de una manera u otra, a pesar de lo que ha dicho e incluso de lo que proyecta, Hollande pueda hacer las cosas correctas." Si bien el socialista se compromete a reducir el déficit, también quiere subir los impuestos (75% para los más ricos) y crear 60.000 puestos en la educación, una sola medida que costaría 20.000 millones de euros en cinco años. Estas ideas no son la reforma que Francia necesita y esta vez, destaca la revista, "la respuesta de los mercados podría ser brutal".
Adiós Berlín
Pero lo que The Economist ve como lo más peligroso es la intención del futuro presidente de promover el crecimiento económico en el pacto fiscal de la zona euro, como una respuesta eficaz a las quejas de países como Irlanda, Países Bajos o Italia contra la austeridad requerida por Angela Merkel. De hecho, la publicación rectifica: si Hollande apuesta por el crecimiento económico contra la austeridad, es sólo porque no quiere llevar a cabo las duras reformas que Francia necesita. Ve posible una ruptura entre Francia y Alemania, ya que Merkel no aceptaría más inflación ni mutualizar las deudas sin reformas estructurales por parte de Francia. "Un presidente francés tan hostil al cambio socavaría la voluntad europea de seguir con las dolorosas reformas que tendrá que aceptar para la supervivencia del euro. Es eso que lo hace un individuo bastante peligroso."
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