El actor francés Gérard Depardieu está tan indignado con las críticas recibidas por su decisión de trasladar su residencia a Bélgica por razones fiscales que ha anunciado que renuncia a su pasaporte francés. El intérprete de personajes clave de la cultura gala escribía una carta abierta a ‘Le Journal du Dimanche’ dirigida al primer ministro Jean-Marc Ayrault, que esta semana le criticó con gran virulencia.
Depardieu señala que le entrega su pasaporte y su tarjeta de la Seguridad Social, que "nunca ha sido utilizada". "Ya no tenemos la misma patria, soy un verdadero europeo, un ciudadano del mundo como me lo inculcó siempre mi padre", replica al jefe del Gobierno quien es una de las mayores glorias vivas del cine francés.
Afirma que "desgraciadamente" ya no tiene nada más que hacer en Francia y que, aunque seguirá amando a los franceses, se va porque, dice, "ustedes consideran que el éxito, la creación, el talento, tienen que sancionarse".
Una probable alusión a la política del actual Gobierno socialista, que ha planeado un aumento de los impuestos en particular para los más ricos. El actual presidente, François Hollande, incluso anunció en campaña electoral que crearía un impuesto del 75% para los que ganan más de un millón de euros, algo hasta ahora pospuesto.
Se manifiesta particularmente molesto con el término "despreciable" que utilizó el pasado miércoles Ayrault en una entrevista en televisión -unas horas más tarde se desdijo- para calificar la decisión de Depardieu de fijar su residencia en el pueblo belga de Néchin, junto a la frontera francesa, donde se ha comprado una casa.
"¿Quién es usted para juzgarme así?", le replica después recordar que empezó a trabajar a los 14 años en una imprenta, luego como mozo de almacén, después como artista, y que siempre ha pagado sus impuestos. Depardieu, que no quiere dar las razones precisas de su cambio de residencia -se limita a señalar que "son numerosas e íntimas"-, recuerda que personas más ilustres que él "se han expatriado o se han ido" del país sin que haya habido la misma saña contra ellos.
La respuesta del Gobierno de Hollande
El Gobierno francés, a través de varios ministros, ha cargado contra la insolidaridad del actor en tiempos de crisis, y han destacado “el feo que hace a Francia”, a la que afirmaron debe su popularidad y fortuna. La más dura fue la ministra de Cultura, Aurélie Filippetti. "La ciudadanía francesa es un honor, pero son también derechos y deberes".
En declaraciones a la cadena de televisión "France 2", el alcalde del pueblo belga de Néchin, contó que Depardieu le había revelado el inicio de los trámites para solicitar la nacionalidad belga.
El ministro francés de Educación, Vincent Peillon, estimó que el exilio fiscal de Depardieu constituye "una actitud anticiudadana" y un "mal ejemplo" para los jóvenes, además de deteriorar su propia imagen, después de reconocer que "es incontestable" que se trata de "un buen actor".
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