La geografía impone sus realidades. Si Marruecos es el segundo productor mundial de resina de hachís (hasta hace pocos años fue el primero; en 2006 generó el 22% de toda la producción mundial) y los mayores consumidores de este producto se encuentran en Europa Occidental, la vía más sencilla para transportar la droga es España.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefaciente, organismo de la ONU, acaba de publicar su informe de 2013. En él se asegura que Marruecos es el segundo productor de resina de hachís del mundo, detrás de Afganistán, lo que no deja de ser un avance, pues en otros informes aparecía como el primero.
La superficie de cultivo ha pasado de un máximo de 135.000 hectáreas en la primera década del siglo a 47.000 hectáreas, un tercio.
Los autores del informe aseguran que “España es el principal punto de entrada a Europa para la resina de hachís” marroquí. Un 34% de los decomisos de esta droga en 2011 se efectuaron en España, y sólo un 12% en Marruecos. El 90% de las detecciones de cargamentos hechas por los funcionarios marroquíes correspondieron a embarques en camiones y feries con destino a España. Según datos de la Junta, la cantidad de resina de cannabis incautada en España se redujo a casi la mitad entre 2008 (683 toneladas) y 2012 (326 toneladas).
El informe destaca la captura de un cargamento de 8,3 toneladas de hachís por las aduanas españolas en Algeciras el 15 de marzo de 2012; se encontraba en un camión proveniente de Marruecos y con destino a Francia. Parte del hachís se queda en España para consumo de los adictos españoles y el resto, la mayoría, se dirige al norte.
Rutas por tierra y por mar
La droga también viaja hacia otros puntos. El informe expone que son frecuentes los viajes de lanchas rápidas cargadas de hachís que salen las costas de Argelia con dirección a España y Francia. En el primer trimestre de 2014, los funcionarios argelinos decomisaron 42 toneladas de resina de hachís, de las que 18 lo fueron en la frontera marroquí. De acuerdo con el Gobierno mauritano, a su territorio y al de otros países de la región del Sahel llega un tercio de la droga cultivada en Marruecos, sea por mar o por carretera, en rutas que atraviesan Argelia y el ocupado Sáhara Occidental.
Los destinos del hachís marroquí, transportado por diversas rutas, que abarcan el Sáhara y el Mediterráneo oriental, son Bélgica, Holanda, Alemania, Italia, la península arábiga, Egipto, Israel, los Balcanes…
El ministro de Información marroquí, Mustapha El Khalfi, declaró el jueves 6, al poco de difundirse el informe, que su Gobierno “mantiene una lucha implacable contra el tráfico de drogas” y adujo como prueba la incautación por la policía de 300 toneladas de resina de hachís el año pasado.
Propuestas para legalizar el cultivo
El hachís es un pilar de la economía marroquí y la estabilidad de su Estado, ya que esta droga mueve 10.000 millones de dólares, un 10% del PIB nacional y los cultivos se encuentran en el Rif (norte del país), una de las zonas más pobres y también más hostiles a Rabat.
A lo largo del año pasado, el Parlamento marroquí registró peticiones sobre la legalización del cultivo de cánnabis a instancias de asociaciones de cultivadores y de varios parlamentarios de los partidos Istiqlal (nacionalista laico y miembro de la Internacional de Centro) y Autenticidad y Modernidad (monárquico dirigido por uno de los amigos del rey Mohamed VI). Este año podría producirse un debate en el pleno, que podría acabar con la petición al Gobierno de legalizar la droga.
Mohamed Boudra, miembro del partido Autenticidad y Modernidad y gobernador de Hoceima-Taounate, la mayor región productora de cánnabis del país, apoyó la legalización con el argumento de que “se trata de un sector prometedor de la economía”.
Entre los argumentos a favor se citan el aumento de la recaudación de impuestos para el Estado y la mejora de las condiciones de vida de las decenas de miles de campesinos que se dedican a este cultivo.
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