Esta es la contrapropuesta de la organización palestina a la mediación de Catar y Egipto, cuyos delegados se reunieron con representantes de EE.UU. e Israel en París a finales de enero. Como consecuencia de ese encuentro, Israel hizo una oferta de tregua que no se ha revelado, pero que según distintos medios consistiría en un periodo de entre dos meses y 140 días a cambio de la liberación de todos los rehenes o sus cuerpos. Sin embargo, el gobierno israelí se niega a hablar de un cese definitivo de los ataques, como exige Hamás y como ha pedido la Asamblea General de la ONU.
La oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, confirmó el martes que había recibido la respuesta de Hamás, que está evaluando. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que la propuesta es "exagerada", sin dar más detalles.
Tres fases y retirada completa de Israel
El documento, entregado vía Telegram, y al que han tenido acceso entre otros Efe y Reuters, propone tres fases de 45 días cada una.
En la primera, Hamás exige el repliegue de las fuerzas aéreas israelíes de las zonas pobladas, la entrada de más ayuda humanitaria y el inicio de la reconstrucción de hospitales y viviendas, junto al establecimiento de campamentos temporales. A cambio serían liberados los rehenes "mujeres y niños (menores de 19 años, no militares), ancianos y enfermos, a cambio de un número específico de prisioneros palestinos".
En una segunda fase, todos los hombres secuestrados serían liberados a cambio de un número todavía a determinar de prisioneros palestinos, así como una retirada completa del Ejército israelí del enclave palestino.
En la tercera fase se produciría el intercambio de los cuerpos sin vida de rehenes (al menos 27) y palestinos.
Desde el 7 de octubre han muerto 27.585 palestinos y 66.978 han resultado heridos, según el último balance médico del Ministerio de Sanidad de Gaza, sin contar los cadáveres que aún no han podido recuperarse de debajo de los escombros. Ese día, Hamás y otras milicias palestinas atacaron el sur de Israel, matando a 1.200 personas y secuestrando a 240, de las que más de un centenar se supone que aún están en la Franja.
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