La reciente llegada de Pete Hegseth al Departamento de Defensa de Estados Unidos ha generado una creciente preocupación en Europa. La posibilidad de un repliegue estadounidense en materia de seguridad continental, sumada a la advertencia de que el objetivo de Ucrania de recuperar sus territorios ocupados no es "realista", ha sacudido los cimientos de la alianza transatlántica.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, fue contundente en su primera intervención en Bruselas ante los aliados de la OTAN y los países que apoyan a Ucrania. "Estados Unidos sigue comprometido con la OTAN, pero ya no tolerará una relación desequilibrada que fomente la dependencia", afirmó en el vigésimo sexta sesión del formato Ramstein, ahora presidida por el Reino Unido.
Hegseth dejó claro que Washington no considera viable la recuperación de los territorios ocupados por Rusia desde 2014 ni la adhesión de Ucrania a la OTAN como parte de un eventual acuerdo de paz. "Perseguir este objetivo ilusorio solo prolongará la guerra y causará más sufrimiento", insistió, enviando un mensaje que supone un duro golpe a las aspiraciones de Kiev.
Además, el jefe del Pentágono descartó cualquier posibilidad de que tropas estadounidenses sean desplegadas en Ucrania. "Si hay fuerzas de mantenimiento de la paz, deben ser europeas y no formar parte de una misión de la OTAN", precisó.
El temor a un repliegue de EE. UU.
El discurso de Hegseth refuerza la idea de que Estados Unidos está reconfigurando sus prioridades estratégicas. "Las crudas realidades estratégicas impiden que Estados Unidos se centre principalmente en la seguridad de Europa", afirmó, haciendo alusión a la creciente competencia con China en el Pacífico y la necesidad de reforzar sus propias fronteras.
Este cambio de enfoque ha generado inquietud en Europa, donde la dependencia de Washington en materia de defensa sigue siendo significativa. "Juntos podemos establecer una división del trabajo que maximice nuestras ventajas comparativas en Europa y el Pacífico, respectivamente", sugirió Hegseth, al tiempo que instó a los europeos a asumir mayor responsabilidad en su propia seguridad.
El llamado a un mayor gasto militar por parte de los aliados no es nuevo, pero en esta ocasión la advertencia ha sido más categórica. "El 2 % del PIB no es suficiente; el presidente Trump ha pedido un 5 % y yo estoy de acuerdo", aseguró el secretario de Defensa, en línea con la postura de la nueva administración republicana en Washington.
Aunque el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, destacó que en 2024 los países europeos y Canadá han invertido 485.000 millones de dólares en defensa —un aumento del 20 % respecto al año anterior—, Hegseth dejó claro que espera más. "Los que aún no han llegado al 2 %, por favor, háganlo antes del verano", insistió Rutte.
El Reino Unido y Alemania, dos de los actores clave en la seguridad europea, manifestaron su intención de seguir aumentando su contribución. El ministro de Defensa británico, John Healey, valoró el compromiso de EE. UU. con la defensa de Ucrania, aunque reconoció que la presión sobre Europa será cada vez mayor. "Ucrania sale de esta reunión respaldada, pero los europeos debemos prepararnos para asumir un papel más protagónico", afirmó.
Por su parte, el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, mostró su confianza en que la cooperación con Washington se mantendrá firme, pero admitió que las tensiones entre los aliados son evidentes. "Soy optimista, pero es claro que debemos encontrar soluciones a los desafíos actuales", dijo tras su reunión bilateral con Hegseth.
El impacto de la nueva postura estadounidense
El panorama se vuelve aún más complejo con el endurecimiento de la posición de Washington. Con la prioridad puesta en Asia y en la seguridad interna, Estados Unidos parece dispuesto a reducir su papel en Europa, obligando a los países del continente a replantear su estrategia de defensa.
Rusia, por su parte, sigue firme en su ofensiva en Ucrania y observa con atención los movimientos de Occidente. El debilitamiento del respaldo estadounidense podría abrir nuevas oportunidades para Moscú en el campo de batalla y en el terreno diplomático.
El panorama para Ucrania se torna cada vez más incierto. Con Estados Unidos alejándose progresivamente de una postura de apoyo incondicional, Kiev podría verse obligada a replantear su estrategia militar y diplomática.
El presidente Volodímir Zelenski ha insistido en que no aceptará concesiones territoriales, pero las declaraciones de Hegseth sugieren que la paciencia de Occidente tiene límites. "Las presiones para una solución negociada aumentarán si el conflicto se prolonga", advierten expertos en relaciones internacionales.
En Europa, el desafío es claro: asumir una mayor responsabilidad en materia de seguridad o arriesgarse a quedar expuesta ante una Rusia cada vez más agresiva. La disyuntiva no es fácil, y el miedo a un futuro incierto se cierne sobre el continente.
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jrhbasan
13/02/2025 16:41
Uropa quiere guerra pero que la pague otro. Ya sabemos lo que hay en Bruselas y también sabemos que las "comisiones" de los fabricantes de armas son muy gorditas, eh burócratas?. Menuda mafia.