Donald Trump ya es oficialmente el candidato republicano a las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La Convención Nacional del Partido Republicano cerró este jueves con un mensaje claro: un cierre de filas en torno al magnate para mostrar una imagen completamente distinta a la que transmite el Partido Demócrata. No solo eso, la devoción personal por el exmandatario (2017-2021), con una imagen heroica y de 'mesías' quedó patente con, además, un cambio de dialéctica que parecía mostrar a un Trump distinto, comedido y que aboga por "la unidad".
La estrategia está clara. Las divisiones -cada vez más fuertes- en las filas demócratas, que han dejado a un lado cualquier atisbo de unidad y equipo pese a los intentos de la Casa Blanca por conseguirlo, han sido el mejor aliado de Donald Trump.
Un Donald Trump que se presenta a los comicios como el primer exmandatario del país sentado en el banquillo por una causa penal -declarado culpable por el jurado y la sentencia del juez se conocerá el 18 de septiembre-. Pero esto no lo han podido aprovechar los de Joe Biden.
Así, con este escenario del todo incierto en el lado contrincante, ha concluido la Convención Nacional Republicana, celebrada en Milwaukee (Wisconsin) y que ha ratificado algo que se conocía desde mayo: Donald Trump intentará volver al Despacho Oval el próximo 5 de noviembre y lo hará junto a J. D. Vance como vicepresidente. "Seré el presidente de todos", dijo el magnate.
El mensaje es habitual, los presidentes tratan de ser los líderes de todo el país y no solo de quienes les votan. No obstante, en esta ocasión la cita iba precedida de otra: "Es necesario curar la división en nuestra sociedad".
Sin dudas en torno a Donald Trump
En su caso, al contrario de lo que ocurre con Biden, no había dudas de que Trump iba a conseguir el beneplácito de los suyos, la única incertidumbre residía en quién sería su mano derecha, pero también ha sido solventado esta semana.
Trump no había hablado, no le hizo falta para ser la representación del héroe americano, habría que esperar hasta este jueves para escucharle.
También era completamente impredicible lo que ocurriría el sábado, dos días antes de la reunión de masas en el Fiserv Forum de Milwaukee. Trump sufrió un intento de asesinato en el que, por cuestión de centrímetros, solo vio dañada su oreja derecha. Salvó la vida y ninguno de los tres disparos que perpretó un joven de 20 años desde una azotea en pleno mitin le arrebató la vida.
Apenas 48 horas después, acudió al primer día del evento con su oreja vendada y gesto serio para recibir los aplausos de una mutitud enfervorecida. Como si de un combate de boxeo se tratase, las cámaras que emitían las imágenes en unas gigantescas pantallas recogían sus pasos en un pasillo que accedía al salón de actos. Trump no habló, no le hizo falta para ser la representación del héroe americano, habría que esperar hasta este jueves para escucharle, oficialmente y en público, tras haber sobrevivido a un tiroteo.
Pero la devoción por su candidato no solo se ha experimentado en los aplausos y devoción, sino que, como señal de solidaridad, muchos de sus seguidores lucieron una gasa blanca o banderas estadounidenses en sus orejas derechas.
El mensaje del republicano fue "de confianza, fuerza y esperanza". "Me presento a presidente para todo Estados Unidos, no para la mitad, porque no hay victoria ganando solo la mitad", aseveró. para añadir que en cuatro meses, tras las elecciones del 5 de noviembre, su partido logrará "una victoria increíble y comenzarán los cuatro años más grandes de la historia del país".
"Nada me detendrá"
Empezará una nueva etapa "de seguridad, prosperidad y libertad para los ciudadanos de todas las razas, religiones, colores y credos", afirmó. "Como estadounidenses estamos unidos por un destino único y compartido", defendió.
Trump prometió un gobierno que sea el "mejor que nunca" y afirmó que "nada" le "detendrá en esta misión": "Nuestra visión es justa y nuestro rumbo puro. No importa qué obstáculo se nos presente. No nos vendremos abajo, no lo haremos mal. No daremos marcha atrás y nunca dejaré de luchar por ustedes", dijo.
Un Trump sorprendentemente comedido
La estrategia de Trump se hizo patente durante todo el discurso, con un tono más pausado, suave y contenido de lo habitual. De hecho, lejos de aprovechar la evidetne debilidad de Biden, en su discurso apenas citó al actual mandatario o a su vicepresidenta, Kamala Harris, aunque eso no evitó las críticas a su partido rival.
"No debemos criminalizar la disidencia ni demonizar el desacuerdo político, que es lo que está sucediendo últimamente en nuestro país a un nivel que nadie ha visto antes. El Partido Demócrata debería dejar de inmediato de utilizar el sistema judicial como arma y de etiquetar al oponente político como enemigo de la democracia", continuó.
Sobre el atentado, aseguró que no se pronunciará más porque es "demasiado doloroso" para él y que se sintió "muy seguro" porque percibía a Dios de su lado.
Silencio sobre el aborto entre discusiones sobre inmigración
Pese al cambio de dialéctica obvio, lo que no dejó a un lado fue uno de los puntos clave de su política: la cuestión migratoria con su férrea postura en contra. Trump habló de "invasión migrante", apuntando a promesas populistas como que cerrará la frontera con México el primer día de su hipotético segundo mandato.
Eso sí, aunque es uno de los temas más candentes y que más preocupan entre la población estadounidense, el asunto del aborto ha sido el gran ausente de la Convención. Dentro del partido hay grandes discrepancias entre el ala más conservadora y el más moderado en relación a la interrupción del embarazo, pero también fuera de este, los republicanos son conscientes que les quita votos. Así, han optado por omitirlo.
Hulk Hogan en escena
La Convención sí contó con un actor sorpresa, el luchador profesional Hulk Hogan, que ya ha apoyado a Trump anteriormente. Este jueves, con su característico pelo oxigenado, su peculiar bigote, sus gafas polarizadas y su pañuelo en la cabeza, se rompió la camiseta que llevaba para dejar ver un top sin mangas en el que se leía "Trump", "Vance" y el ya eslogan de los republicanos "Make America Great Again".
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