Internacional

De la 'invasión' de Putin al regreso de Trump: los hechos que marcarán el mundo en 2022

El perpetuo pulso por la hegemonía mundial se cierne ahora sobre la frontera de Ucrania. Rusia, bajo el mando de un Vladimir Putin que se siente cada vez más fuerte,

El perpetuo pulso por la hegemonía mundial se cierne ahora sobre la frontera de Ucrania. Rusia, bajo el mando de un Vladimir Putin que se siente cada vez más fuerte, atrae el foco de la atención internacional en los primeros compases del año: el inquilino del Kremlin mantiene su órdago (en materia de seguridad) a EEUU y la OTAN con la amenaza de una invasión en Ucrania, escenario que será la prueba fundamental de la fortaleza del líder ruso. En un mundo marcado por las grandes migraciones y la lucha contra la pandemia, los movimientos geoestratégicos de las grandes potencias, el posible regreso de Donald Trump a la arena política de cara a las elecciones de 2024 o el auge del yihadismo en el Sahel marcarán el año que acaba de comenzar.

La guerra olvidada de Europa

Si Putin lanza una (nueva) invasión de Ucrania, EEUU y sus aliados responderán de forma contundente. Esta fue la advertencia con la que Joe Biden cerró 2021 tras una conversación telefónica con su homólogo ruso. Aún así, Rusia, que lleva tiempo acumulando tropas y blindados en la frontera ucraniana, no parece dispuesta a ceder y advierte que nuevas sanciones por una escalada en la región conllevará la "total" ruptura de relaciones con Washington. El mensaje del Kremlin es claro: "Si en un plazo razonable de tiempo no recibimos una respuesta constructiva y Occidente prosigue su agresiva política, entonces Rusia se verá obligada a adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el equilibrio estratégico y eliminar las amenazas inadmisibles para su seguridad", aseguró hace unos días su ministro de Exteriores. Para Moscú, que Ucrania se integre en la Unión Europea y que la OTAN haya avanzado hasta su umbral supone una "amenaza existencial".

Para Ucrania, con las tropas rusas emplazadas en sus fronteras y la estratégica región del Donbass en manos de milicias prorrusas apoyadas por el Kremlin -un conflicto que es, en esencia, la guerra olvidada de Europa-, 2022 será el año en que deberá resolver unas cuentas pendientes que pueden marcar su supervivencia como Estado. Kiev, que teme una invasión rusa a principios de 2022, intenta evitar una escalada suplicando ayuda a Bruselas y Washington mientras se prepara para afrontar al invasor: ha movilizado a los reservistas y preparado cuerpos de voluntarios, una suerte de defensa civil.

¿El regreso de Trump?

Las elecciones de medio mandato en EEUU, que en noviembre renovarán parte del Legislativo, serán una prueba de fuego para un Joe Biden cuya popularidad se desgasta a pasos agigantados. Ronda el 40%, una de las más bajas en la historia reciente de EEUU e inferior a la del republicano Donald Trump. El magnate, que todavía deshoja la margarita sobre su futuro político, ha supeditado su candidatura a la Casa Blanca en 2024 al resultado de dichos comicios. Las cosas no pintan bien para el presidente demócrata: la pandemia, la inflación o el precio de los combustibles han puesto en jaque su agenda, que gira en torno al plan social o 'Build Back Better' (500.000 millones para combatir el cambio climático, 400.000 millones para ofrecer guarderías gratuitas y fortalecer la salud pública...). Un proyecto que se financiará con subidas de impuestos a las grandes empresas -el terreno predilecto de Trump en sus programas, junto con la inmigración- pero que sigue estancando por la división interna de los demócratas.

Cuanto peor vayan las cosas para Biden más opciones hay de que Trump regrese a la arena política como candidato republicano para las próximas elecciones presidenciales. La gran baza del demócrata es económica: la Bolsa de Nueva York está disparada, el desempleo, por debajo del 5%, el salario mínimo y el consumo han aumentado. Y, sin embargo, el estadounidense medio sufre un incremento sustancial en los precios de los productos básicos y de los combustibles. Está por ver si la buena marcha de la economía servirá para que Biden evite a un peligroso oponente.

Irán e Israel: tambores de guerra

Mientras las negociaciones en Viena para reflotar el acuerdo nuclear con Irán continúan sin éxito, Israel ha intensificado en los últimos meses de 2021 su retórica bélica. El argumento es simple: el régimen iraní ha empleado los beneficios del acuerdo alcanzado en 2015 para extender su influencia en Siria o Irak y armar a los enemigos tradicionales de Israel. La amenaza más inminente procede del norte: la República Islámica ha sido el artífice del notable fortalecimiento en Líbano de Hizbulah, el grupo armado más poderoso del mundo, cuyo arsenal ronda actualmente los 150.000 misiles. La cuestión clave es si el escudo antimisiles israelí, el Iron Dome, será efectivo ante semejante cantidad de proyectiles. En diciembre, el ministro de Defensa israelí dio orden a las Fuerzas de Defensa de Israel de prepararse para un eventual ataque militar contra Irán, lo que acrecentó la amenaza de un conflicto a mayor escala.

Teherán, por su parte, se enfrenta en 2022 al reto de calmar a una población acosada por la falta de libertades y la crisis económica, cuya solución pasa por cerrar un pacto con las potencias occidentales y conseguir el levantamiento de las sanciones. El nuevo presidente, Ebrahim Raisí, debe gestionar el descontento de una población que, víctima de la crisis una inflación disparada, sabe que los beneficios del acuerdo nuclear se dilapidaron en aventuras exteriores. Durante los últimos meses las protestas se han sucedido. Nada apunta a que la tensión en la calle vaya a calmarse.

La yihad en el Sahel

El terrorismo yihadista fue una de las pesadillas que quitaron el sueño al continente africano en 2021. Al Shabab, activo desde 2017, ligado al Estado Islámico (ISIS) y en plena expansión, tomó durante semanas la ciudad costera de Palma, en Mozambique, que acoge proyectos gasísticos millonarios, en una acción que provocó el envío de una misión militar de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC) para combatir a los fundamentalistas. Otro punto caliente resultó la región del Sahel, donde grupos vinculados a Daesh y la red Al Qaeda ganan terreno en países como Mali, Níger o Burkina Faso.

No obstante, Francia, el país europeo más afectado por los atentados yihadistas, continuará el proceso de reducción de su operación militar Barkhane, que desde 2013 combate a los grupos islamistas en el Sahel, sobre todo en Mali. El despliegue en Mali de mercenarios rusos de la empresa Wagner, a la que se vincula con el Kremlin, podría interferir con la presencia del contingente francés en ese país, donde también está destacada una pequeña fuerza europea, Takuba.

El despliegue en Mali de mercenarios rusos de la empresa Wagner, a la que se vincula con el Kremlin, podría interferir con la presencia del contingente francés en Mali, donde también está destacada una pequeña fuerza europea

La pandemia: ómicron y una esperanza

La pandemia entra en 2022 con cifras récord de nuevos contagios pero un descenso drástico de las muertes diarias, el 58% de la población mundial vacunada y bajo la esperanza de que la variante ómicron marque un cambio decisivo en su evolución. Sudáfrica, origen de la nueva variante, ha superado el pico y eliminado los toques de queda tras registrar un descenso de casi el 30% en la cifra de contagios, pese a que la tasa de vacunación es aún baja (solo el 27% de la población tiene la pauta completa). La curva descendente de los contagios en los países que sufrieron antes la ola actual, como Reino Unido, despierta esperanzas de que ésta descienda tan rápido como surgió, aunque la Organización Mundial de la Salud mantiene, lógicamente, las llamadas a la precaución. Tras provocar una debacle económica y evidenciar que la humanidad no esta preparada para este tipo de amenazas, el coronavirus comienza un tercer año en el que la OMS confía en haber superado ya la fase aguda de la enfermedad, aunque admite que es difícil que ésta desaparezca del todo. Mientras, la Reserva Federal de EEUU o el Banco Central Europeo deberán decidir si siguen apuntalando la economía con medidas de estímulo en momentos en los que la recuperación se tambalea bajo los golpes de las nuevas variantes y la crisis energética y de suministros global.

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