La indignación por la muerte de la joven Mahsa Amini ha prendido con fuerza en las calles de Teherán. Unas protestas inéditas han desatado la peor represión por parte de las autoridades del régimen iraní. Las autoridades iraníes tratan de silenciar las protestas que desde hace once días sacuden Irán por la muerte de Mahsa Amini con la detención de periodistas y activistas, además de la imposición de fuertes restricciones de internet, según recoge la agencia Efe.
La muerte de Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el obligatorio velo ha provocado fuertes protestas en el país en las que se pide más libertad, a diferencias de las movilizaciones de los últimos años centradas en cuestiones económicas.
A la represión de los manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad, se ha unido la de la información. Desde que comenzaron las protestas tras el fallecimiento de Amini el viernes 16 al menos 20 informadores han sido detenidos, según el Comité para la Protección de Periodistas, que tiene su sede en Nueva York.
Entre los arrestados se encuentra la periodista Nilufar Hamedi, que fue de las primeras en informar del caso de Amini para el diario reformista Shargh Daily, y que se encuentra en confinamiento solitario. "Se encuentra bien y práctica yoga cada día en confinamiento solitario", ha dicho en Twitter su marido Mohamed Hosein Ajorlou.
La reconocida fotoperiodista Yalda Moaiery fue arrestada durante los primeros días de las protestas y está encarcelada en la prisión Qarchak para mujeres en Teherán. También han sido detenidas conocidas activistas como Maryam Karimbeigi y Golrokh Iriyaei, ha informado este lunes a la Unión de Trabajadores Libres de Irán.
Por su parte, el activista por la libertad de expresión Hossein Ronaghi fue arrestado hace días y según algunas informaciones su abogado también fue detenido. Saeid Dehghan, abogado especializado en derechos humanos, afirmó que al menos cuatro letrados de detenidos en las protestas han sido también arrestados.
"Esto significa que la defensa de los manifestantes está prohibida", dijo en Twitter. Estos periodistas y activistas compartían en redes sociales como Twitter o aplicaciones como Telegram informaciones de las protesta así como los vídeos de mujeres quemando velos que han dado la vuelta al mundo.
Restricciones en Internet
Esto se suma a fuertes restricciones de internet, con las redes móviles cortadas por las tardes y noches, cuando suceden las protestas, y las fijas fuertemente ralentizadas cuando funcionan. Aplicaciones como WhatsApp e Instagram, de las pocas permitidas en Irán, han sido bloqueadas y se unen a Facebook y Twitter, que nunca están accesibles en el país, aunque los usuarios las usan con VPN (programas antifiltros de internet), que también están fallando.
Con casi todos los medios en manos de instituciones vinculadas a las autoridades iraníes, los pocos periodistas y activistas independientes detenidos, además de los escasos medios internacionales sujetos a fuertes restricciones, cada vez es más difícil saber que está ocurriendo.
Así, ni siquiera se conoce el número de muertos en las protestas. La televisión estatal iraní afirmó hace dos días que 41 personas han fallecido, pero matizó que se trata de un recuento propio y no de las cifras oficiales. Mientras tanto, los jóvenes siguen protestando por la muerte de Amini a pesar de las advertencias del presidente del país, Ebrahim Raisí, el Ejército, la poderosa Guardia Revolucionaria o el Poder Judicial.
Anoche, una vez más, multitud de iraníes se echaron a las calles al grito de "Mujeres, vida, libertad" en las calles de Teherán, Yazd y Tabriz, entre otras ciudades, según oenegés con sede en Oslo. En los acomodados barrios del norte de Teherán, lejos de las protestas, muchos vecinos gritaban a coro "Muerte al dictador” desde sus ventanas aprovechando la oscuridad de la noche.
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