El Gobierno italiano decretó este jueves el estado de emergencia por el terremoto que afectó el miércoles al centro del país y aprobó un primer paquete de ayudas por valor de 50 millones de euros, anunció el primer ministro, Matteo Renzi. El jefe del Ejecutivo declaró a la prensa tras la reunión del Consejo de Ministros su "profunda emoción" por el impacto del seísmo en varias localidades y que ha causado la muerte al menos a 267 personas, según los últimos datos oficiales. La jefa de la Protección Civil ha explicado que los fallecidos son 49 del municipio de Arquata del Tronto, en provincia de Ascoli, en la región de Las Marcas, 207 en Amatrice y 11 en Accumuli, estos dos últimos en la provincia de Rieti, en la región del Lazio. El número de heridos ingresados en los hospitales es de 387.
El seísmo se registró la madrugada del miércoles, tuvo una intensidad de 6 grados y los equipos de rescate intentan en varias localidades hallar supervivientes, aunque hoy solamente se recuperaron cadáveres. "Tenemos que pensar en la reconstrucción, tenemos una obligación moral con las mujeres y hombres de esa comunidad", dijo Renzi a propósito del siniestro y agregó que esta tarea de devolver la normalidad a las localidades afectadas por el seísmo será una "prioridad del Gobierno y del país".
Renzi también destacó que aunque el resultado de muerte como consecuencia del seísmo es "enorme", en alusión a los 250 fallecidos hasta el momento, la cifra de personas rescatadas vivas es "la más alta de la historia de los últimos terremotos, con 215 personas". El primer ministro, líder del Partido Demócrata (PD), aprovechó la intervención ante la prensa para defender su visión de lo que denominó "casa Italia", un concepto que vinculó a la "cultura de la prevención" para evitar las consecuencias de desastres como el que acaba de acaecer.
"Hay dinero, se van a gastar y rápidamente", aseguró el primer ministro, quien aprovechó la ocasión tanto para condenar la corrupción y a quien "roba fondos públicos"
Aunque Renzi incluyó también en ese concepto la vigilancia del estado de las infraestructuras del país -seriamente dañadas en el caso de las localidades afectadas por el terremoto del miércoles- o de la extensión del acceso a internet de alta velocidad.
Y dijo que se trata de un proyecto que, subrayó, es "serio". El primer ministro aludió a lo que denominó como "el pasado" para marcar la diferencia que pretende hacer que caracterice ese esfuerzo por su visión de la "casa Italia" y mencionó específicamente el terremoto que en 2009 arrasó la ciudad de L'Aquila, no lejos de las localidades golpeadas ahora por un nuevo seísmo.
"En L'Aquila hubo un bloqueo", denunció Renzi en relación con la situación en esa ciudad cuyo centro histórico, siete años después del desastre que prácticamente la borró del mapa, todavía no se ha terminado de reconstruir. El primer ministro presumió de que desde su llegada al poder, en 2014, los trabajos de reconstrucción de L'Aquila -destruida bajo el Gobierno del ex primer ministro conservador Silvio Berlusconi- ha recibido un impulso decisivo. "Hay dinero, se van a gastar y rápidamente", aseguró el primer ministro, quien aprovechó la ocasión tanto para condenar la corrupción y a quien "roba fondos públicos" como para elogiar a renglón seguido el resultado obtenido por los deportistas italianos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
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