El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, ha planteado a la Comisión Europa un plan con el que aspira a "retirar" la salvaguarda de emergencia para la frontera irlandesa a cambio de un nuevo plan a cuatro años que incluye una nueva zona con normas comunes para permitir el tráfico de "todos los bienes" pero una ruptura con la unión aduanera.
"Este Gobierno quiere llegar a un acuerdo y estoy seguro de que lo lograremos", ha proclamado Johnson en una carta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en la que ha esbozado las líneas de un plan con el que quiere cumplir su promesa de sacar a Reino Unido de la Unión Europea el 31 de octubre.
Johnson, que quiere lograr el pacto definitivo antes del Consejo Europeo del 17 y 18 de octubre, ha advertido de que todas las partes serían "responsables" del fracaso de las negociaciones y ha sugerido que solo queda por resolver uno de los "problemas" surgidos sobre el inminente divorcio, en alusión al denominado 'backstop'.
El 'premier' ha recordado que el Parlamento ya ha rechazado en tres ocasiones el Acuerdo de Retirada que incluye dicha salvaguarda, negociado por el Gobierno de Theresa May y según el cual Irlanda del Norte seguiría de forma indefinida bajo la normativa europea si al término de la fase de transición --finales de 2020-- no hay ningún acuerdo específico para evitar una frontera dura.
Según Johnson, este 'backstop' es contrario a una de las premisas básicas del Brexit, que "Reino Unido tome el control de sus propias regulaciones y de la política comercial". Supone, en su opinión, "un puente a ninguna parte", por lo que ha puesto sobre la mesa una alternativa que, al menos de momento, ha generado ciertas suspicacias tanto en Bruselas como en Dublín.
Su plan plantea la "potencial creación" de una zona con normas comunes "para toda la isla de Irlanda" y "que cubra todos los bienes", incluidos los productos agrícolas y alimentarios. Bajo esta premisa, se eliminarían "todas" las trabas legislativas y habría "muy pocos controles físicos", en un aparente intento por mantener las actuales relaciones comerciales entre las partes.
"Reconocemos que nuestras propuestas significarán cambios en la situación actual en Irlanda e Irlanda del Norte. Nuestro objetivo común es asegurarnos que estos cambios afectan lo menos posible en el día a día", ha explicado Johnson en su carta a Juncker, en la que ha abogado también por respetar los Acuerdos de Viernes Santo que pacificaron el Úlster en 1998.
Con fecha y sin unión aduanera
Este acuerdo plantea entre los requisitos que sea aprobado cada año por las autoridades norirlandesas y fija como fecha límite 2024, en contra de lo que ocurre con el actual 'backstop'. Johnson, que ve necesario corregir el "importante defecto" sobre el límite temporal, ha advertido en reiteradas ocasiones de que esta salvaguarda podría dejar a Reino Unido a merced de lo que dicte la UE de forma indefinida.
Johnson ha señalado que, conforme a este nuevo plan, Irlanda del Norte seguirá formando parte del "territorio aduanero" del bloque comunitario, "no de la unión aduanera", al término de la fase de transición. "Siempre ha sido fundamental para este Gobierno que Reino Unido deje la unión aduanera al término del periodo de transición. Debemos hacerlo por completo", ha aseverado.
En este sentido, ha abogado por romper con una unión que garantiza, entre otras cuestiones, que sus miembros no puedan imponer aranceles más bajos para favorecer sus intereses comerciales. Johnson ha insistido en que no quiere dicho acuerdo: "El control de la política comercial es fundamental para nuestra visión de futuro".
Johnson confía en que su propuesta sirva como base para unas "negociaciones rápidas", de tal forma que Reino Unido y la UE puedan divorciarse de forma "ordenada" el próximo 31 de octubre y centrarse en la "positiva relación futura" entre las dos partes.
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